El Financiero (Costa Rica)

Los hijos y las madres que trabajan

- Guillermo Edelberg

Afinales de diciembre de 2015, el sitio web de la publicació­n Working Knowledge dio a conocer un artículo titulado “The Most Popular Stories and Research Papers of 2015”, que recopilaba lo siguiente.

Uno de los artículos más populares de ese año era una investigac­ión que explora cómo se benefician los niños que tienen una madre que trabaja.

El sitio aclaró que “de acuerdo a la investigac­ión llevada a cabo por Kathleen L. McGinn y dos de sus colegas, las mujeres que en su niñez tuvieron madres que trabajaban fuera del hogar eran más proclives a repetir esta experienci­a, a desempeñar tareas de supervisió­n en sus trabajos y a ganar salarios más importante­s que las mujeres cuyas madres habían permanecid­o full-time en el hogar”.

Estos niños “eran, por su parte, más proclives a compartir los trabajos de la casa y a dedicar más tiempo al cuidado de miembros de la familia”.

Un artículo firmado por C. C. Miller en The New York Times, en mayo de 2015, titulado “Mounting Evidence of Advantages for Childen of Working Mothers, apuntaba lo siguiente:

Cerca del 75 % de las madres estadounid­enses con niños en el hogar son empleadas. Este hecho no les hace más fácil dejar a sus pequeños en una guardería o faltar a un acto en la escuela.

La “Guerra de las Madres” (“Mommy vs. Mommy”), escrito por el staff de Newsweek y publicado en junio de 1990, podría aparecer como una reliquia de la década de los noventa, pero, de acuerdo con una informació­n provenient­e del Pew Research Center, mientras que un 41 % de los adultos dice que el aumento en el número de madres que trabajan es malo para la sociedad, un 22 % dice lo contrario.

La evidencia recogida indica cada vez más que el tener una madre que trabaja conlleva beneficios económicos, educaciona­les y sociales para los niños de ambos sexos.

Esto no quiere decir que los niños no se benefician también cuando sus padres están más tiempo con ellos, pero la gente evalúa cómo emplea su tiempo y las investigac­iones señalan que los niños que tienen padres que trabajan también recogen beneficios. Cuando los niños se convierten en adultos esto se manifiesta de distinta manera. Por ejemplo: “si usted quiere trabajar fuera del hogar, la mejor manera de conseguir un ambiente que la apoye es casarse con un hombre cuya madre lo haya hecho”, detalla el texto.

¿Sin impacto?

Empero, no todos piensan de igual manera. El tema es delicado y, como se señaló anteriorme­nte, también es fuente de controvers­ias. Otro artículo en The New York

Times, de abril del 2015, señaló lo siguiente: “La última novedad en la guerra de las madres afirma que no tiene ninguna importanci­a el tiempo que los padres dedican a la crianza de sus hijos. Esta afirmación, entusiasta y ampliament­e divulgada a través de importante­s medios de comunicaci­ón, hace agua. La afirmación es el resultado final de un estudio reciente llevado a cabo por un equipo de sociólogos que sugiere que los resultados observable­s en los niños apenas se correlacio­nan con el tiempo que los padres les dedican”.

“En realidad –continua la publicació­n– no es un descubrimi­ento por cuanto fallaron en encontrar correlacio­nes que permitan discernir una posibilida­d. El descubrimi­ento que no fue refleja en gran parte la falla de los autores para medir con precisión el tiempo que generalmen­te los padres dedican a sus hijos pequeños. Miden, en cambio, cuánto tiempo cada padre le dedica a sus hijos en solo dos días: uno durante la semana y otro, durante el fin de semana”.

C. Lilley, en “The Ballad of a Working Mom: Guilt, Anxiety, Exhaustion, and Guilt” (publicado el 31 de agosto de 2011), en su condición de madre que trabajaba fuera de su casa, algún tiempo después de dar a luz a su segundo hijo, terminó su narración así: “decidí que reduciré mis horas (y mi salario) cuando regrese a mi trabajo. Trabajaré cuatro días y tendré libre los viernes. Espero que este horario reducido me ayude a conseguir el equilibrio que estoy buscando; esto es, estar más tiempo en mi casa con mi familia y a la vez continuar con mi carrera. Me digo que nada es para siempre. Si este arreglo no funciona, siempre puedo cambiarlo”.

El citado Pew Reseach Center señaló que en la década que va de 1997 a 2007 el trabajo full-time fuera de la casa perdió algo de su atractivo entre las mujeres. Solo un 21 % de las que trabajaban fuera de la casa y tenían hijos menores de 17 años dijeron que un trabajo de tiempo completo era ideal para ellas. Un 60 % dijo que sería ideal un trabajo de tiempo parcial y un 19%, que prefería trabajar en su casa.

“Las mujeres que tuvieron madres que trabajaban fuera del hogar repetían esta experienci­a”. “Tener una madre que trabaja conlleva beneficios económicos y educaciona­les para los niños”.

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