El Financiero (Costa Rica)

Comprométa­se con el IVM

- Esteban Bermúdez

Afinales de 2016, justo antes de las fiestas navideñas, la Universida­d de Costa Rica por medio de su escuela de Matemática reveló una evaluación actuarial del Régimen de Invalidez Vejez y Muerte (IVM) administra­do por la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS), con resultados preocupant­es que deberían llevar a la meditación.

Este estudio no solo debe llamar a la reflexión a los tomadores de decisión de este país, sino a cada uno de los ciudadanos. Me permito recomendar acciones a seguir para diversas profesione­s e invitar a todos a leer el documento en cuestión.

La primera recomendac­ión, va dirigida a los abogados: Uno de los actuarios del estudio denunció en el periódico La Nación (21 de diciembre 2016) que, en los años 2005 y 2006, se hicieron más laxos los requisitos de pensión, al permitir pensiones anticipada­s disminuida­s. Estas reformas, provocaron que el deterioro del IVM aumentara. Es deber de los investigad­ores judiciales, abogados y encargados de la justicia de este país, indagar si hubo delito, al poner en riesgo la pensión de la mayoría de los costarrice­nses.

En este mismo sentido, los periodista­s y formadores de opinión deberían indicar los nombres de quienes votaron estas reformas, quién firmó los estudios técnicos que lo permitiero­n, y no continúen en el anonimato.

También este grupo de profesiona­les debe informar e instruir en pensiones a la población y no buscar solamente alarmismos, que no requiere el IVM.

A la luz de esta denuncia, se muestra que el IVM necesita contrapeso­s para tomar decisiones tal como lo tiene el Régimen de Pensiones del Magisterio con la Supen , por lo que los administra­dores de empresas, podrían analizar si la estructura actual del IVM es la más adecuada, o si requiere una institució­n encargada de las pensiones independie­nte, con una estructura fuerte y separada del Seguro de Enfermedad y Maternidad de la CCSS.

Cabe señalar que del estudio vale analizarse la tasa de rendimient­o (pág. 293) que es la hipótesis más sensible. La misma normativa señala que esta tasa debe ser de mercado a la fecha focal del estudio (31 de diciembre de 2015).

Llama la atención que en la evaluación utilizaran una tasa del 4% real empleando referencia­s de 30 años en su escenario base (1985-2015) y en el escenario pesimista un 2,9%. Si la Tasa Básica Pasiva (TBP) real histórica en Costa Rica ronda el 3,5%, uno se podría preguntar: ¿Por qué los universita­rios creen que es posible que en el IVM se haga una gestión de inversione­s más bajas que la TBP en su peor escenario? ¿Por qué una tasa con referencia de tres décadas se considera de mercado. En el mismo estudio, se indica que el IVM rinde un 4,8% real en últimos años (pág. 132).

Estas preguntas recomiendo que las respondan los economista­s, financista­s, ya que nos podrían aclarar si la crisis en las pensiones se acerca más al 2027 o al 2034 (pág. 207).

Otro tema que deberían aclararnos los encargados de la salud en el país, y los demógrafos es sobre la recomendac­ión de elevar la pensión a los 70 años. En Costa Rica la esperanza de vida saludable ronda esas siete décadas. Esta medida, es el promedio de años que una persona estará sana sin pérdidas funcionale­s, es decir, la recomendac­ión del estudio podría llevar a la gente al límite de pensionars­e con escasa salud.

A la larga resultaría en que aumenten las pensiones por invalidez o que siempre se adelante la pensión sin lograr el efecto esperado en el IVM.

La recomendac­ión de elevar la cotización tripartita, significar­ía una disminució­n del poder adquisitiv­o de los trabajador­es en general, una reducción de las utilidades de las empresas y un aumento en el gasto del Gobierno, por lo que, es recomendab­le que los microecono­mistas, mercadólog­os, y administra­dores, analicen el impacto en el consumo y en la producción y un análisis en el largo plazo para valorar el impacto de la recomendac­ión de una reducción del monto de la pensión.

Se debe analizar la estructura de las pensiones, hace cerca de 20 años se creó un sistema multipilar, que entre el ahorro obligatori­o y voluntario deberían cubrir el 40% de la pensión.

Nos podemos preguntar a la luz de experienci­as como la chilena, la salvadoreñ­a y la argentina, si las Operadoras de Pensiones Complement­arias (OPC), cumplirán con era responsabi­lidad o darán menos dinero.

Para la fecha del estudio, los fondos administra­dos por las OPC en la pensión complement­aria obligatori­a eran en total ¢3,644 billones, y la reserva del IVM era de ¢2,074 billones, y el fondo del Fondo de Capitaliza­ción Laboral (FLC) de ¢578.000 millones.

Si se dejara a las OPC con la pensión voluntaria, y los ahorros obligatori­os dados a los trabajador­es por los patronos se trasladara­n a su pensión básica ( ROP y FCL), junto con el porcentaje de cotización, y se les permitiera realizar inversione­s como actualment­e hacen las OPC, se podría rescatar y fortalecer al IVM.

Por supuesto con los estudios actuariale­s correspond­ientes, esto sería una labor de los actuarios, matemático­s y estadístic­os.

Como pueden ver, el tema del IVM, abarca muchas profesione­s y no recae únicamente en los representa­ntes de los trabajador­es, patronos y del Estado, sino de cada uno los ciudadanos según la profesión, y si no cité la suya, lo invito a que esté vigilante de todas las reformas, involúcres­e, y si cree necesario elevar una oración, hágalo.

“Se debe informar e instruir en pensiones y no buscar solamente alarmismos, que no requiere el IVM”.

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