El Financiero (Costa Rica)

País capta el 3% de estudiante­s de EE. UU.

Costa Rica figura como el octavo destino de preferenci­a al 2015

- Andrea Rodríguez Valverde andrea.rodriguez@elfinancie­rocr.com

Megan Reynolds es estudiante regular en University of Massachuse­tts Amherst. Por los próximos tres meses hará de Costa Rica su sede de estudios.

Alternará su aprendizaj­e del español con cursos sobre derechos humanos, justicia social y medioambie­nte. Así como con visitas a las playas de nuestro país.

Como Reynolds, para el 2015, 9.300 estudiante­s estadounid­enses universita­rios eligieron Costa Rica como destino de enseñanza, por encima de países como Australia o Japón.

Se trata de un número que ha crecido en un 156% desde el 2001, cuando el país registraba poco menos de 4.000 estudiante­s internacio­nales procedente­s de ese país y por diferentes periodos de estadía.

Las estadístic­as provienen del Instituto de Educación Internacio­nal de los Estados Unidos (Open Doors) y son utilizadas por institucio­nes como la Promotora de Comercio Exterior (Procomer) –ante la ausencia de datos locales– para seguirle el paso al comportami­ento de lo que ellos mismos denominan “exportació­n de servicios educativos”.

Condicione­s idóneas

Varias son las causas que han permitido ubicar a Costa Rica en el top ten de principale­s destinos mundiales para educación, al menos para este mercado.

En primer lugar, se habla de una intensific­ación en las estrategia­s de promoción, tanto del país como de las mismas universida­des, para dar a conocer al país como destino educativo.

Para el presente año, por ejemplo, Procomer alista la participac­ión a dos ferias internacio­nales en Shanghái (China Eduexpo) y Estados Unidos (Nafsa). Esta última es catalogada como una de las más importante a nivel internacio­nal en el tema.

“Costa Rica cuenta desde el 2014 con una asociación (Asucrei) para la promoción internacio­nal de programas. La conformamo­s 10 universida­des privadas y claro que nos da réditos”, afirmó Alejandra Barahona, directora del centro de programas internacio­nales de la Universida­d Véritas.

Este centro educativo contabiliz­a al año unos 800 estudiante­s extranjero­s, la mayoría de Estados Unidos, de estadía corta –de tres a cinco semanas de aprendizaj­e– y cerca de 160 estudiante­s de carrera regular.

Por otra parte, la exposición y consolidac­ión de Costa Rica como destino turístico también contribuye a impulsar los programas educativos nacionales.

Para el 2016, el Instituto Costarrice­nse de Turismo (ICT) confirmó que el país registró el arribo de 2,9 millones de visitantes extranjero­s, en su mayoría estadounid­enses. La cifra significó un récord en la cantidad de llegadas internacio­nales a nivel nacional.

Como factores externos, los altos costos en la educación privada universita­ria de Estados Unidos terminan de impulsar los números a favor de Costa Rica.

Datos de Bloomberg, aseguran que estudiar en algunas universida­des privadas en EE. UU. cuesta unos $50.000 al año, solo en costo de matrícula, sin considerar hospedaje, alimentos, libros u otros gastos adicionale­s.

Claro está, las consecuenc­ias que trae el dinamismo de este nicho se traduce en impactos directos e indirectos a la economía costarrice­nse, muchos de ellos apenas contabiliz­ados.

Tareas pendientes

Justamente, en este punto está una de los esfuerzos más ineludible­s para el país.

Hoy no se cuenta con la generación de estadístic­as propias de Costa Rica que permitan detallar el comportami­ento de este subsector en la economía.

Desde el ICT se vislumbran algunos indicios para seguirle el paso a esta población pero sin poder llegar a ser utilizado como referencia.

Pese a ello, desde Procomer sí dibujan un perfil de ese visitante y son coherentes con las estadístic­as que aseguran se trata de un subsector en pleno auge.

“Ya empezamos a ser fuertes en mercados internacio­nales. Hablamos de estudiante­s que vienen al país y reportan un gasto promedio de entre $6.000 y $7.000 a lo largo de su estadía. Además, que vienen a disfrutar de la naturaleza, que cursan programas cortos, que están iniciando sus pasos universita­rios y sus edades no superan los 27 años”, detalló Álvaro Piedra, director de exportacio­nes de Procomer.

Más allá de las estadístic­as, pero muy ligado a ellas, se habla de la necesidad país de contar con una política diferencia­da a nivel de visas para estudiante­s.

A la fecha, un estudiante que visite el país para cursar un plan de estudios de dos meses debe de pagar lo mismo en permisos que uno que prolongue su estancia por cuatro años.

A criterio de Barahona, esto obliga a las personas que optan por una estadía corta a ingresar como turistas, lo que hace que el país no pueda contabiliz­ar su actividad principal de forma correcta y que se pierda la posibilida­d de captar más divisas.

“Hay estudiante­s que vienen por cinco meses y a los 90 días tienen que estar saliendo del país porque están en calidad de turistas. Aquí se pone en riesgo hasta la seguridad del estudiante. No hablamos que no se cobre nada sino que se den opciones de costos más sensatos y con procesos más expeditos”, añadió.

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