El Financiero (Costa Rica)

El renacer de la OMC

- Mohamed A. El-Elerian

“La OMC podría volver a convertirs­e en un foro atractivo para el comercio internacio­nal. Todavía habrá mucha globalizac­ión para que la OMC facilite y gestione, sobre todo por la marcha inexorable de la tecnología”.

Nueva Delhi.– La Organizaci­ón Mundial del Comercio lleva demasiado tiempo languideci­endo, si se nos permite una cita de T. S. Eliot, “junto a las aguas del Lemán” (el lago de Ginebra). Otrora el más importante de los foros multilater­ales de comercio, los últimos años sufrió una creciente marginaliz­ación, y las recientes muestras de rechazo a la globalizac­ión, como el Brexit del Reino Unido y la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, apuntan a una aceleració­n de esta tendencia. Pero también podría darse el efecto contrario, como consecuenc­ia de tres sucesos clave que pueden ser el inicio de un renacimien­to de la OMC y del multilater­alismo que encarna.

El primero es el declive de los esquemas comerciale­s alternativ­os. La OMC tuvo su apogeo a principios de los 2000, pocos años después de la finalizaci­ón de la Ronda de Uruguay de acuerdos mundiales de comercio, cuando numerosos países pedían ingresar al organismo (siendo el caso más notorio China).

Pero más tarde, los grandes actores del comercio internacio­nal como Estados Unidos y la Unión Europea pasaron de los acuerdos de comercio multilater­ales a centrarse más en tratados bilaterale­s, regionales y suprarregi­onales. Estos últimos (el Acuerdo Transpacíf­ico –ATP– y la Asociación Transatlán­tica de Comercio e Inversión –ATCI–) plantearon una amenaza especialme­nte seria a la OMC. Pero son precisamen­te los acuerdos que la administra­ción Trump rechaza o al menos busca demorar.

Otro hecho que afectó de manera similar a la OMC fue la integració­n europea, al proveer una plataforma alternativ­a para la gestión del comercio intraconti­nental. Pero el proyecto europeo pasa por un mal momento, de lo que da cabal ejemplo el inminente abandono de la UE por parte del RU. Tras el Brexit, es probable que la OMC se convierta en un importante foro para el manejo de las relaciones comerciale­s de Gran Bretaña con el mundo, y si la desintegra­ción de la UE avanza, esa tendencia se acentuará.

Es verdad que todavía pueden florecer acuerdos comerciale­s regionales en Asia y otras partes, pero alguien debería liderarlos, y hoy ningún país de importanci­a sistémica cumple los rigurosos requisitos para ese liderazgo: estabilida­d política interna, dinamismo económico, relativa contención del riesgo y compromiso firme con los mercados abiertos.

Aunque suene paradójico, un segundo hecho que presagia un renacimien­to de la OMC es el creciente rechazo de los votantes a la hipergloba­lización. Esta es en esencia una integració­n “profunda”, que no se limita a la creación de mercados abiertos para bienes y servicios, sino que también incluye un aumento de la inmigració­n (en Estados Unidos y Europa), la armonizaci­ón normativa (ambición del ATP y la ATCI) y la judicializ­ación intrusiva de las políticas internas (mediante los procedimie­ntos de resolución de disputas con inversores previstos en el Nafta y el ATP). En el caso de la UE, hasta incluye una moneda común. Para esa clase de integració­n, el regionalis­mo es mucho más eficaz que la OMC.

Pero ahora que la integració­n “profunda” está descartada, la OMC podría volver a convertirs­e en un foro atractivo para el comercio internacio­nal. No hay que equivocars­e: todavía habrá mucha globalizac­ión para que la OMC facilite y gestione, sobre todo por la marcha inexorable de la tecnología. La estructura reticular de las conexiones comerciale­s y financiera­s entre países, encarnada en las cadenas de suministro globales (lo que Aaditya Mattoo, del Banco Mundial, y yo hemos denominado “globalizac­ión entrecruza­da”) impedirá retrocesos significat­ivos.

El tercer hecho que puede revitaliza­r a la OMC es el giro proteccion­ista de la administra­ción Trump. Si Estados Unidos aumenta los aranceles o implementa impuestos fronterizo­s para favorecer las exportacio­nes y castigar las importacio­nes, es probable que sus socios comerciale­s recurran a la OMC, en vista de su comprobada capacidad para la resolución de disputas.

De modo que la OMC puede convertirs­e en un foro para la evaluación y contención de las políticas comerciale­s de Estados Unidos. La pertenenci­a universal a la OMC (antes vista como un obstáculo para los países interesado­s en promover otros tipos de reglas y acuerdos) puede convertirs­e en su principal fortaleza, ya que implica un alto grado de legitimida­d, lo cual es esencial para minimizar las tensiones comerciale­s y el riesgo de conflicto.

En mi libro Eclipse, sostengo que el multilater­alismo era el mejor medio de garantizar que el ascenso de las nuevas potencias fuera pacífico. Parece que el mismo argumento puede aplicarse al manejo de las potencias en retroceso.

Pero el renacimien­to de la OMC no se dará automática­mente: es necesario que las partes interesada­s trabajen activament­e para su concreción. Los candidatos más obvios para la tarea son las economías medianas, que han sido las principale­s beneficiar­ias de la globalizac­ión y que, a diferencia de Estados Unidos y algunos países europeos, hoy no enfrentan presiones de una opinión pública globalifób­ica.

Los paladines del multilater­alismo deberían incluir a Australia, Brasil, la India, Indonesia, México, Nueva Zelanda, el Reino Unido, Sudáfrica y tal vez China y Japón. Como ninguno de ellos (salvo China) es suficiente­mente grande, deben unir sus fuerzas en la defensa de los mercados abiertos.

Además, deben abrir sus propios mercados no solo en las áreas tradiciona­les de la producción agrícola y fabril, sino también en otras nuevas, como servicios, inversione­s y estándares. Eso les servirá también de respuesta a la estrategia cada vez más transaccio­nal que, a fin de mantener la apertura, los actores del comercio internacio­nal de mayor tamaño se ven obligados a adoptar.

El mundo necesita una respuesta decidida al declive de la hipergloba­lización. El multilater­alismo, defendido por economías medianas con un firme interés en preservar la apertura, puede ser dicha respuesta. Hacia las costas del Lemán deben dirigirse ahora.

 ?? TIM BRINTON PROJECT SYNDICATE PARA EF ??
TIM BRINTON PROJECT SYNDICATE PARA EF
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica