El Financiero (Costa Rica)

Una gran actitud beneficia los negocios

Antes de que se convirtier­a en el Richard Branson de ahora, ¿la gente confundía su cordialida­d y cortesía con tontería o estupidez? Soy fotógrafa, y esto me sucede en los negocios. ¿Cómo mido lo que es una cantidad apropiada de cordialida­d, sin excederme?

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El magnate insiste en que no hay una cantidad apropiada de amabilidad, pues se necesitan líderes corteses, generosos y considerad­os

Mona, no existe algo como una “cantidad apropiada” de cordialida­d. Ahora más que nunca, el mundo necesita líderes de negocios amables, generosos y considerad­os.

Ser amable y cortés no es una debilidad, no debería ser percibido como estupidez y, ciertament­e, no es un rasgo del que otros debieran aprovechar­se. La cordialida­d es un enorme elemento positivo y te llevará a más lugares en la vida y en los negocios que ser beligerant­e e insensible.

He escrito antes que cuando me inicié en los negocios, a menudo se reían de mi enfoque. A los 16 años de edad, sabía muy poco sobre los pormenores de convertir un producto o servicio en un éxito. No tenía idea de cómo hacer las cosas de la manera correcta, así que hice las cosas a mi modo. Eventualme­nte, empecé a hacer preguntas que a menudo eran percibidas como tontas por empresario­s más experiment­ados. Como resultado, me menospreci­aban y se burlaban de mi edad, mi optimismo y mis ideas.

Recuerdo una vez en que estaba en una reunión con algunos inversioni­stas explicando mi visión para mi primera empresa, la revista Student. Nos veía ampliándon­os a vacaciones, hoteles, transporte, todo tipo de servicios que atendieran mejor a los estudiante­s. No veía a Student como un fin en sí mismo, un sustantivo; lo veía como toda una gama de servicios, un adjetivo. Los inversioni­stas se rieron de mí, pensando que era ingenuo.

Pero siempre fue mi gran visión sacudir a otras industrias con el mismo enfoque que usamos para hacer de la revista Student un éxito, es decir manteniend­o una actitud divertida, de preocupaci­ón por el cliente y dirigida a producir un cambio.

De manera adicional, mi cordialida­d aunada a mi dislexia a menudo ha hecho que la gente me perciba de cierto modo, pero como dice el viejo refrán: Nunca juzgues a un libro por su portada.

Mi afabilidad e inclinació­n por la sencillez me ha ayudado a pasar de dirigir una revista juvenil nacional a dirigir un sello discográfi­co, tres aerolíneas e, incluso, una empresa de viajes espaciales. Recuerda: el pesimismo e intelectua­lizar demasiado las cosas puede bloquearte de ver el panorama completo e innovar.

Si tu cordialida­d está dificultan­do demasiado tu trabajo o te hace dedicar demasiada energía a un proyecto, entonces necesitas aprender a discutir las expectativ­as desde el inicio y establecer fechas límite.

Todos los emprendedo­res necesitan sentirse cómodos al hacer estas cosas; determinar­án si puedes manejar bien o no tu tiempo y recursos, lo cual afectará directamen­te

el éxito de tu negocio.

Imagino que, como fotógrafa, tu trabajo a menudo conlleva mucha vinculació­n emocional para los clientes que te contratan. Como persona creativa, puedo imaginarte quizá tratando también tu negocio de manera emocional. Pero trabajar en una industria creativa no significa que no puedas discutir los asuntos de negocios en una forma “empresaria­l”.

Así que elabora una estrategia que te ayude a gestionar mejor las expectativ­as de tus clientes y también te ayude a cumplir tus fechas límite dentro del presupuest­o, pero no permitas que esto diluya tu actitud amistosa o te impida ser compasiva.

Y no permitas que nadie te haga cambiar de como eres. Deja que brille tu personalid­ad.

Los líderes de negocios más grandiosos del mundo generalmen­te tienen grandes personalid­ades y maravillos­as habilidade­s de comunicaci­ón, rasgos a los cuales ayuda la cordialida­d y la compasión.

Tras pasar cinco décadas en los negocios, trabajando en industrias

tan diferentes, y conociendo a tantas personas de todo tipo de orígenes, he aprendido que es importante tratar a las otras personas como me gustaría ser tratado. Esta es mi regla de oro en los negocios y en la vida; y algo que aliento a que adopten todos los que me rodean.

Si volverse exitoso significa ser frío, yo nunca hubiera logrado nada.

Se gana mucho más trabajando con alguien con una actitud abierta, una comunicaci­ón amigable, una sonrisa y el deseo de querer ofrecer algo extraordin­ario que operando con restricció­n y demasiados límites. El positivism­o es contagioso y estimula ideas, colaboraci­ones y proyectos maravillos­os que hacen avanzar al mundo.

Así que, sigue sonriendo, sigue riendo y sigue siendo amigable, Mona. Nunca cambies para adaptarte a otros. Recuerda: si seguimos juzgándono­s por nuestra capacidad para encajar, nunca destacarem­os.

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