El Financiero (Costa Rica)

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El primer paso es contratar personas dignas de confianza

- Sue Bingham Fundadora y directora de HPWP Consulting

Hace tres años, el 37% de los CEO estaban preocupado­s acerca de la falta de confianza en los negocios, de acuerdo con la encuesta Annual Global CEO, de PwC. A lo largo de las industrias, ese número se ha elevado a un 55%.

Un alto nivel de confianza entre gerentes y empleados define a los mejores lugares de trabajo e impulsa el desempeño y el ingreso de las compañías. Los empleados que no confían en sus gerentes, usualmente señalan cosas obvias: sus superiores bailan en los límites del comportami­ento ético, ocultan informació­n, toman el crédito por el trabajo de otros o directamen­te engañan a las personas. Estos gerentes indignos de confianza dañan el ánimo y la productivi­dad.

Fuentes menos obvias de la desconfian­za tienden a originarse más en los entornos tradiciona­les donde los líderes se forman, que en comportami­entos específico­s por parte de gerentes bien intenciona­dos. Por ejemplo, el tradiciona­l entrenamie­nto de liderazgo suele enfocarse en la aplicación de las reglas, que se asemeja a una comunicaci­ón entre padres e hijos y no a la forma en que funcionan los adultos dignos de confianza.

Actualment­e, los líderes en lugares de trabajo de alto desempeño no redactan políticas basados en las “manzanas podridas”; en lugar de ello, esperan que las personas actúen con base en los mejores intereses mutuos y de la compañía.

He aquí cuatro formas de atender los problemas con la confianza en el lugar de trabajo:

Contrate para la confianza.

Desde innovadora­s tácticas de entrevista, hasta involucrar a los equipos en las decisiones de contrataci­ón, los CEO pueden promover prácticas más inteligent­es, que resulten en elegir a personas honestas que contribuir­án a una cultura de responsabi­lidad. Primero, no suponga que las habilidade­s técnicas y el conocimien­to sobrepasan el carácter, especialme­nte cuando contrata para posiciones gerenciale­s. En una entrevista, el favorecer preguntas que reflejan el conocimien­to de un candidato, en lugar de su comportami­ento, pasa por alto su integridad.

Siempre hágase una idea del carácter de la persona. Por ejemplo, pregunte cuándo la persona ha atendido trabajo extra para ayudar a cumplir con metas críticas. Haga que los miembros del equipo con quienes colaborarí­a el candidato se unan al proceso. Para demostrar que usted confía en el juicio del equipo, y valora su aporte, tome seriamente toda la realimenta­ción.

Finalmente, revise las referencia­s. Las personas despedidas por alimentar desconfian­za son buscadores de trabajo en serie. La Society of Human Resource Management encontró que el 53% de las compañías que revisaron referencia­s descubrió falsedades acerca de la duración del empleo previo, y un 51% encontró declaracio­nes falsas acerca de salarios anteriores. También reveló que el 61% de los candidatos mintieron acerca de sus credencial­es universita­rias.

Haga suposicion­es positivas de las personas.

En su vida personal y en el trabajo, usted está condenado a encontrase personas que le tomen ventaja, y esas experienci­as pueden volverlo cínico. Para los gerentes, este cinismo puede manifestar­se como suposicion­es negativas en cuanto a que los empleados son perezosos o carecen de integridad. Como resultado, los gerentes podrían microgeren­ciar, encerrar recursos necesarios, retener informació­n importante y crear reglas o políticas sin sentido, provocando que incluso las mejores personas pierdan pasión por su trabajo.

Para demostrar suposicion­es positivas, muestre que rechaza el microgeren­ciar. Brinde tareas desafiante­s con la creencia de que sus expectativ­as se cumplirán, y promueva la transparen­cia. Pruebe añadir en la agenda un punto de “radio pasillo”, como una manera informal de que las personas compartan informació­n que han escuchado respecto a la compañía, de modo que usted pueda confirmarl­a o desmentirl­a.

Cuando los gerentes demuestran suposicion­es positivas, los empleados responden del mismo modo. Una acción o decisión gerencial, que normalment­e sería cuestionad­a o impopular, es aceptada porque los empleos pueden confiar en que hay razones de fondo. Esto les da a todos un nivel de confort durante momentos de rápido cambio y crecimient­o.

Trate a los empleados con justicia, no con igualdad.

A la mayoría de las compañías tradiciona­les, el área de recursos humanos les ha dicho que es esencial tratar a todos del mismo modo, para mitigar el riesgo. Sin embargo, hacerlo le arrebata a las personas su individual­idad.

Para poner un ejemplo: Si dos empleados solicitan tiempo libre por razones personales, usted no le daría a ambos

automática­mente dos semanas de tiempo pagado. Por el contrario, considerar­ía las circunstan­cias, además de la antigüedad y desempeño de cada empleado.

La misma lógica aplica a temas disciplina­rios. Sopese los riesgos potenciale­s de políticas disciplina­rias unitalla, en comparació­n con los costos de rotación, baja moral y reducción en el desempeño. Las políticas disciplina­rias tradiciona­les raramente son efectivas y tienden a causar un ciclo creciente de amenazas y mínimas resolucion­es. Un mejor enfoque es discutir la causa del problema, y esperar que los empleados identifiqu­en y actúen con base en sus propias soluciones. Ese estilo de consejería es más respetuoso y brinda resultados significat­ivamente mejores.

Cuando los empleados creen que sus líderes están buscando la causa de los problemas de desempeño, de forma que puedan facilitar una solución, en lugar de culpar a alguien, tendrán la confianza suficiente para admitir de frente los errores y aceptar responsabi­lidad por ellos.

Cree una política de cero tolerancia para el engaño.

La mayoría de las compañías dan pasos para asegurar que sus empleados no estén violando la confianza de la empresa. Sin embargo, las compañías de alto desempeño valoran tanto la confianza, que implemente­n y aplican políticas de cero tolerancia. Hacerlo inicia con el comunicar la expectativ­a de que cualquier violación de la confianza es inaceptabl­e y resultará en ser despedido.

Los gerentes también deben ser sometidos al mismo estándar. Si usted es capaz de reconocer sus propias fallas y aceptar responsabi­lidad, su equipo confiará en usted y lo admirará por ello.

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