Franquicias locales ya ven más allá de alimentos
Servicios especializados adquieren protagonismo con este modelo de negocio
La firma Florex vende productos de limpieza, pero su negocio se apalanca en la capacitación y asesoría para clientes sobre los beneficios ambientales más allá del producto.
Su propietaria, Silvia Chaves, asegura que Guanacaste y Pérez Zeledón serían destinos ideales para un franquiciado con interés en aprender, vender y asesorar.
Este es un ejemplo de marcas de servicios especiales y de retail comercial que, por segundo año consecutivo, suman un 40% de la oferta de franquicias nacidas en Costa Rica y adquieren más protagonismo.
Aunque el giro de negocio dominante bajo este modelo siguen siendo los alimentos y bebidas, el crecimiento de las otras áreas va erosionando su protagonismo: alimentos pasó de abarcar el 54% de los negocios en 2016 a reunir al 49% en 2017, según datos del VIII Estudio del Mercado de Franquicias en Costa Rica, desarrollado por el Centro Nacional de Franquicias (Cenaf) y la Cámara de Comercio.
“Como productores y desarrolladores que somos, estamos armando la franquicias madre en países como Guatemala y México, para tener la infraestructura base y a partir de ahí, otorgar franquicias individuales que incluyen tienda, visita a clientes y asesoría ambiental”, afirmó Chaves.
Karol Fallas, directora ejecutiva del Cenaf, explicó que otros negocios como la veterinaria Pet Café o el taller Total Automotriz se incluyen en esta categoría porque son servicios personalizados, que trascienden el concepto de venta.
“No necesariamente significa que no tengan productos, pero el concepto como tal no es la tienda. A veces va más allá de un comercio puro; si involucra un proceso de servicio como asesorías, es lo que llamamos servicio especializado”, subrayó.
La comprensión de estos conceptos puede cambiar progresivamente la composición de la oferta de franquicias hechas en Costa Rica, pues en el país aún existe la percepción de que al hablar de franquicias se refiere exclusivamente al sector de comidas rápidas extranjeras.
Juan Carlos Fallas, veterinario y dueño de la franquicia Pet Café y Ruffo’s, abrirá su décimo punto de venta el 1 de diciembre en Multiplaza Escazú. Su experiencia le indica que la concentración de franquicias en otros giros de negocio le da una ventaja competitiva a quienes ofrecen servicios especializados.
“Buscamos médicos veterinarios con afinidad para atención de mascotas. Pero también tenemos opciones para operadores de tiendas de mascotas o interesados en
grooming, porque el formato es modular”, explicó.
El potencial de este tipo de negocios en el país está aún por explorar, y podría crecer en la medida en que profesionales liberales y especialistas técnicos encuentren factores diferenciadores y replicables con los cuales establecer sus propios conceptos franmenores quiciables.
Fallas aseguró que este tipo de negocios, en los que el principal componente es el servicio, tiene la ventaja de requerir una inversión potencialmente inferior y un funcionamiento más simple a la hora de implementarlo.
Retornos entre 2 y 4 años
La mayoría de las franquicias nacionales tienen cánones de entrada y cuotas de inversión inicial a los $50.000 cada una. Eso permite que el tiempo de espera para el retorno de inversión (ROI) sea corto: en el 63% de los casos se proyecta en dos años o menos y en el 35% se da entre los dos y los cuatro años.
“Eso no significa que no exista un potencial para todos: en el caso de Costa Rica hay casos de franquicias nacionales que tienen un valor de inversión de $1 millón. Entonces, no hay una ba- rrera tampoco, no hay un mínimo ni hay un máximo”, aclaró Fallas.
Sin embargo, la experta asegura que el tiempo en que se recupera la inversión en esa mayoría de franquicias costarricenses es relativamente corto y esto aumenta su atractivo por encima del riesgo de emprender un negocio individual.
Aquí entra a jugar también el concepto de microfranquicias, que se ha fortalecido en los últimos dos años con marcas tradicionales como Maridos y Esposas de Alquiler y otras más recientes como el modelo de quioscos de PupyID.
La oferta de este tipo de negocios ronda las 15 marcas de origen nacional.
La particularidad de las microfranquicias es que su monto de inversión de referencia es $30.000 y están dirigidas, en su mayoría, al autoempleo.
En el rango siguiente de inversión están negocios como Life Photo, cuyos quioscos para malls requieren un capital de $36.000.
Gabriela Aguilar, propietaria de la franquicia y del local original en Avenida Escazú, asegura que busca franquiciados operadores, pero los puntos de venta generan entre dos y tres puestos de trabajo. El requisito es la vocación de servicio y el gusto por la fotografía.
“No hay una franquicia similar en el país, somos especializados en fotografía y el servicio es totalmente personalizado. Es un modelo superdiferente, por eso tenemos uno en cada mall, no hay nada similar”, enfatiza.
En este momento, tiene cinco locales y en diciembre abrirá el sexto, en Multiplaza del Este, en Curridabat. El formato de estudio fotográfico, como el del local original, también está disponible para franquicia.
Debilidades del modelo
El crecimiento sostenido del sector de franquicias en total, que este año alcanzó un 9%, también ha dejado en evidencia algunas debilidades de comunicación.
Por ejemplo, el Cenaf ha recibido casos este año de franquiciados con poca información sobre el funcionamiento de la franquicia madre, frustrados o con expectativas irreales de ganancias.
“Los casos reales que recibimos todas las semanas nos dicen que todavía hay que explicar en forma mucho más detallada todos los conceptos. Estoy segura de que todas las empresas que buscan franquiciarse quieren establecer relaciones ganar-ganar, pero eso significa también saber cómo transferir el conocimiento”, advirtió Fallas.