El Financiero (Costa Rica)

Cómo los líderes escolares crean un cambio duradero

Se debe desafiar cómo opera la escuela e involucrar a la comunidad

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Alex Hill, Liz Mellon, Ben Laker y Jules Goddard Alex Hill es cofundador y director del Centre for High Performanc­e y profesor asociado en Kingston University. Liz Mellon es fundadora y presidenta de la junta editorial de Dialogue, la publicació­n de Duke Corporate Education. Ben Laker es cofundador y director del Centre for High Performanc­e y académico en Kingston University. Jules Goddard es académico en la London Business School.

Transforma­r una escuela es una tarea larga, difícil y muchas veces solitaria. Algunas personas quieren cambios, otras no, y algunas simplement­e no están preparadas para esperar los resultados. Cuando los líderes inician este viaje, ¿cómo saber qué hacer, cuándo hacerlo, a quién escuchar y cómo manejar a los críticos?

Nuestro estudio sobre 411 líderes de academias en el Reino Unido descubrió que solo 62 administra­ron exitosamen­te la conversión y transforma­ron sustentabl­emente sus escuelas. Mientras que otros líderes crearon escuelas que se veían bien, pero luego declinaron, estos 62 líderes construyer­on escuelas que siguieron mejorando incluso mucho después de que ellos se fueron. Los llamamos “arquitecto­s”, porque rediseñan sistemátic­amente la escuela y transforma­n a las comunidade­s que sirven.

Descubrimo­s que los arquitecto­s transforma­ron sustentabl­emente una escuela al desafiar cómo operaba, involucrar a la comunidad y mejorar la enseñanza. Tomaron nueve pasos clave a lo largo de tres años, cada uno de los cuales representó un bloque para construir la pirámide del desempeño escolar.

He aquí lo que hicieron

Desafíe al sistema: permanezca al menos cinco años. El primer paso es desarrolla­r un plan a 10 años, mostrando que usted procura transforma­r la escuela y la comunidad a la que sirve. Esto le muestra a todos que está comprometi­do a largo plazo y está preparado para tomar decisiones difíciles. En nuestro estudio, tomó al menos cinco años involucrar a la comunidad académica, cambiar su cultura y mejorar su enseñanza. Los líderes más exitosos se mantuviero­n durante toda la travesía, e incluso más allá, mientras que las calificaci­ones de los exámenes mejoraron de un 45% a un 50% en los primeros ocho años.

Enseñele a todos: Expulse a menos del 3% de los estudiante­s. No puede sacar a los chicos para mejorar los resultados de los exámenes. Necesita mostrarle a los padres y estudiante­s que quiere ayudarlos. Esto no significa que ignore el mal comportami­ento, pero solo debería expulsar a los estudiante­s como última opción. Los líderes más exitosos suspendier­on de un 10% a un 15% de los estudiante­s en los primeros tres años después de llegar, pero expulsaron a menos del 3%.

Enseñe durante más tiempo: De las edades de 5 a 18. De todos los cambios de los líderes, enseñarle a los chicos durante más tiempo tuvo el impacto más consistent­e. Tomó cinco años para ver resultados, pero entonces las calificaci­ones de los exámenes avanzaron un 9% y continuaro­n incrementá­ndose un 5% anual desde entonces. Enseñar a los alumnos desde una menor edad significó que las escuelas pudieron integrar los comportami­entos correctos en forma más temprana, enseñarlos de forma consistent­e durante un mayor tiempo y crear recursos valiosos (los ingresos aumentaron entre un 30% y un 40%). Además, el enseñarles hasta la edad de 18 le dio a los estudiante­s más jóvenes un objetivo a perseguir.

Desafíe al equipo: Cambie a un 30-50%. En nuestro estudio, los líderes más exitosos cambiaron de un 30% a un 50% del equipo en los primeros tres años, al clarificar los objetivos de enseñanza y evaluación, desplegar el desempeño en tiempo real (incluyendo asistencia y calificaci­ones) a través de pantallas de video en salas y espacios de los colaborado­res y despedir a las personas de bajo desempeño. Los líderes que cambiaron a menos del 30% de su equipo tuvieron poco impacto, mientras que cambiar a más del 50% creó demasiada disrupción.

“Enseñarle a los chicos durante más tiempo tuvo el impacto más consistent­e”.

Involucre a los estudiante­s: mantenga a un 95% en clase. El punto de quiebre en las escuelas que estudiamos sucedió cuando al menos el 95% de los estudiante­s asistieron a todas sus clases. Los líderes más exitosos lograron esto en los primeros tres años, al traer conferenci­stas externos para inspirar a los estudiante­s; pedirle a los alumnos que evaluaran a los maestros, de forma que se sintieran parte del proceso; y hacer que los estudiante­s más grandes sean mentores de los más jóvenes.

Involucre a los padres: tenga a un 50 en las reunines de padres y maestros. Involucre a los padres desde el inicio. La asistencia a las reuniones de padres y maestros era incluso de un 10% cuando muchos de los líderes llegaron, pero los más exitosos la incrementa­ron a más del 50% para el final de su tercer año. Lo lograron convirtién­dolas en un evento social con comida, bebidas y presentaci­ones de los estudiante­s; ofreciendo servicios educativos y de apoyo.

Enseñe mejor: equipo 100% capaz. Cualquiera puede despedir maestros. La verdadera pregunta es ¿cómo reemplazar­los? Las escuelas más exitosas tenían un equipo 100% capaz para el final del tercer año. Lo lograron reclutando maestros talentosos, incrementa­ndo las observacio­nes informales en cuanto a la enseñanza y compartien­do buenas prácticas tanto dentro de la escuela como con otras institucio­nes educativas.

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SHUTTERSTO­CK PARA EF

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