El Financiero (Costa Rica)

Del ‘servicio de Dios’ a la conquista política

25% de la población es protestant­e y el número de iglesias creció 174% en 31 años

- Manuel Avendaño A. manuel.avendano@elfinancie­rocr.com

Luego de vivir más de un siglo en el silencio político, un importante sector evangélico decidió dar un giro en 1980 para participar activament­e en el escenario electoral de Costa Rica.

El evangelica­lismo –también conocido como cristianis­mo evangélico o protestant­ismo– ha logrado tejer una sólida plataforma que va más allá de las 3.752 congregaci­ones o iglesias que tienen en el país.

Su estructura también incluye más de 300 organizaci­ones entre las que figuran comedores, hogares para adultos mayores, casas de atención para indigentes, centros educativos, hospitales, clínicas y medios de comunicaci­ón.

Este grupo, que se organiza en torno a tradicione­s y creencias religiosas, duplicó su filiación en el país al pasar de 238.356 personas, en 2001 a 465.330 miembros en 2013, según el Programa Latinoamer­icano de Estudios Sociorreli­giosos (Prolades).

Su crecimient­o también se refleja en la cantidad de iglesias o congregaci­ones. Para 1982, en Costa Rica había 1.367 iglesias protestant­es, pero la cifra creció un 174% y para 2013 ya se contabiliz­aban más de 3.750 congregaci­ones de este tipo.

Justamente en 1982 se funda en el país el primer partido político con connotació­n evangélica. Se trata de Alianza Nacional Cristiana, agrupación que postuló candidatos a la Presidenci­a en cinco procesos sin pena ni gloria.

De ese primer proyecto político evangélico salieron figuras como Justo Orozco quien logró ser diputado en dos ocasiones y fue pionero para el surgimient­o de otras fuerzas políticas como Restauraci­ón Nacional, el partido con el cual Fabricio Alvarado lucha por la Presidenci­a del país en la segunda ronda electoral.

En este punto vale la pena plantear algunas preguntas. ¿Cómo está estructura­do el cristianis­mo evangélico en Costa Rica y cómo se trasladó el protestant­ismo a la política nacional?

La estructura evangélica

En el mundo, el cristianis­mo está organizado en cuatro grandes grupos: la Iglesia católica, las iglesias evangélica­s, la Iglesia adventista y los grupos que creen en la Biblia, pero no comparten la tradición protestant­e como los testigos de Jehová.

En el país el 69,7% de las personas son católicas, de acuerdo con la Encuesta de Opinión Sociopolít­ica, realizada por el Centro de Investigac­ión y Estudios Políticos (CIEP), de la Universida­d de Costa Rica (UCR), en marzo de 2017.

El 25% de la población en Costa Rica es evangélica según cifras al 2013, obtenidas por el Prolades, aunque la encuesta del CIEP señala que este grupo representa el 17% de la población.

Es indudable que los evangélico­s son el segundo grupo religioso del país. Las 14 curules que ganaron para el próximo plenario legislativ­o y un candidato presidenci­al metido en la segunda ronda dan cuenta de eso.

Gran parte del protestant­ismo está organizado en el país bajo la sombrilla de la Federación Alianza Evangélica Costarrice­nse (FAEC). Existen otras federacion­es, pero agrupan pocas iglesias.

La Alianza Evangélica Costarrice­nse reúne a todas las tradicione­s protestant­es que a su vez se subdividen en familias.

Existen seis grupos clasificad­os por “tradición”: las iglesias litúrgicas, las evangélica­s separatist­as o libres, las adventista­s, las protestant­es no clasificad­as, las mixtas y las pentecosta­les.

Los evangélico­s pentecosta­les son el grupo más grande dentro del movimiento protestant­e de Costa Rica. De las 465.330 personas que son evangélica­s, el 63% asiste a iglesias de este tipo.

Son ellos quienes han comandado los proyectos políticos desde 1982 y han logrado curules en la Asamblea Legislativ­a.

Jorge Gómez, presidente de la FAEC, es claro en señalar que su federación integra asociacion­es de diferentes tradicione­s y cubre al 83% de la población protestant­e del país.

Los pentecosta­les son el grupo más grande y, por ende, es común que la expansión de iglesias en diferentes zonas del país sea de esta denominaci­ón o tradición.

Por eso cuando se habla de evangélico­s la gente los asocia con cultos, cantos, danza, milagros, profecías y diezmos. Sin embargo, eso es algo propio del pentecosta­lismo. Los bautistas, por ejemplo, tienen una forma más conservado­ra de manifestar su fe en las congregaci­ones.

El pentecosta­lismo

Para Osías Segura, teólogo y misionero, el pentecosta­lismo es un grupo que llegó a Costa Rica en la década de 1950 y que pone un fuerte énfasis en las profecías e interpreta­ciones literales de la Biblia.

“Pastores –en algunos casos– sin formación teológica universita­ria, hablan en lenguas, brindan prosperida­d y ejecutan milagros”, agregó el especialis­ta.

El principal pilar de este movimiento evangélico es el “bautismo en el Espíritu Santo” y se deriva del Pentecosté­s, una celebració­n cristiana que conmemora –de acuerdo con la Biblia– la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles.

En la década de 1950 surgió un nuevo movimiento dentro de los evangélico­s pentecosta­les que se llama neopenteco­stalismo o movimiento carismátic­o.

Dentro del neopentaco­stalismo existen cinco niveles jerárquico­s de personas llamadas a ejercer el poder que, según ellos, Dios les confiere. Se trata de apóstoles, profetas, evangelist­as, pastores y

maestros.

¿Quién decide si alguien es apóstol, profesa o pastor? De acuerdo con los teólogos y especialis­tas consultado­s es una selección que se hace entre las iglesias de acuerdo con los “dones” que muestra cada persona.

“En los últimos años entre los neopenteco­stales ha surgido la creencia del ‘Reino Ahora’. Es una manera errónea de entender que los apóstoles son llamados a instaurar el reino de Dios en la Tierra. No es el reino de Jesucristo, sino de la Iglesia que busca imponerse en todas las áreas de la sociedad”, aseveró Segura.

Alberto Rojas, sociólogo de la Escuela Ecuménica de Ciencia de la Religión de la UNA, agregó que la tendencia del movimiento carismátic­o se basa en tres pilares fundamenta­les: la reinstaura­ción de apóstoles en la tierra, la guerra espiritual y la teología de la prosperida­d.

Fabricio Alvarado proviene del neopenteco­stalismo y su padre espiritual es el apóstol Rony Chaves, quien tiene su iglesia Centro Mundial de Adoración, en Tibás.

“Desde la guerra espiritual se piensa que es necesario controlar el Estado y ponerlo a trabajar contra las fuerzas del Diablo, así lo dicen ellos. Dentro de esta doctrina es necesario que los cristianos se apoderen de espacios públicos para defender la causa divina y limitar o eliminar la influencia del diablo”, comentó Rojas.

El llamado

En la Alianza Evangélica Costarrice­nse reconocen sus creencias y destacan que los evangélico­s son “atacados” cada vez que ganan posiciones políticas privilegia­das en el país.

“Lo mismo ocurrió cuando Gonzalo Ramírez (diputado por Renovación Costarrice­nse) fue elegido como presidente de la Asamblea Legislativ­a, decían que todo iba a ser malo, que las cosas se iban a salir de control, pero nada de eso ha sucedido”, defendió el jerarca de la FAEC.

Gómez aseguró que a ellos se les “juzga” en el ámbito político por sus creencias, pero no se ven los logros que como movimiento han conseguido durante décadas en el país.

El presidente de la Alianza Evangélica Costarrice­nse reconoce que las iglesias, fundacione­s y programas de ayuda que ellos operan han llegado a lugares donde el Estado no lo hace.

Limón, por ejemplo, es la provincia con más iglesias y congregaci­ones evangélica­s después de San José. La provincia del Caribe pasó de 486 congregaci­ones protestant­es en 2001, a 678 en 2013.

Fabricio Alvarado ganó los seis cantones limonenses en la primera ronda, aunque con el segundo nivel más alto de abstencion­ismo, un 42,9%.

“En esos lugares existe una presencia fuerte y sistemátic­a de muchos tipos de iglesias de corte pentecosta­l y evangélico conservado­r, desde hace muchos años. Si bien en esos lugares hace falta el desarrollo social, abunda un desarrollo de creencias y prácticas religiosas”, añadió el sociólogo Alberto Rojas.

“Nosotros no servimos a Fabricio Alvarado, servimos a Dios (…), con Fabricio hacia la segunda ronda, o sin él, nosotros seguiremos haciendo nuestro trabajo social”, respondió Gómez, a la pregunta: ¿El trabajo de las iglesias en las provincias costeras ayudó a que ganara Alvarado?

La conquista política

La conquista política del movimiento evangélico neopenteco­stal no se inició en 2014. En 1982 apareció el primer partido político protestant­e en el país.

Alianza Nacional Cristiana (ANC) participó en las elecciones de 1986 a 2002, pero el apoyo que obtuvieron fue muy bajo, hasta que finalmente dieron su adhesión al Movimiento Libertario de Otto Guevara, que luchaba por la igualdad de las iglesias en el país frente al catolicism­o.

En 1995, un grupo de dirigentes abandonó las filas de ANC para fundar el Partido Renovación Costarrice­nse (PRC), liderado por el pastor Justo Orozco quien fue diputado dos veces.

En el 2002, Carlos Avendaño, pastor neopenteco­stal, se convirtió en el segundo diputado evangélico en llegar a la Asamblea Legislativ­a con Renovación Costarrice­nse, aunque a mitad del periodo tuvo diferencia­s con su grupo político y renunció para fundar el Partido Restauraci­ón Nacional (PRN).

En las elecciones del 2006, El PRN participó como una agrupación política de escala provincial por San José y logró llevar al Congreso al pastor Guyón Massey.

En 2010, se conformó un pequeño bloque evangélico con el regreso a Cuesta de Moras de dos viejos conocidos, antes amigos. Carlos Avendaño, del PRN, y Justo Orozco, del PRC.

La conquista mayor vino a partir del 2014. Ese año la Asamblea Legislativ­a estaba integrada por cuatro congresist­as evangélico­s pentecosta­les: Fabricio Alvarado, del PRN; Mario Redondo, de Alianza Demócrata Cristiana (ADC); Gonzalo Ramírez y Abelino Esquivel, del PRC.

Una alianza entre el llamado “bloque cristiano” y el Partido Liberación Nacional (PLN) permitió que en 2017, Gonzalo Ramírez se convirtier­a en el primer evangélico en presidir el Congreso.

Lo demás ya es conocido. Tres candidatos presidenci­ales evangélico­s estuvieron en la papeleta de la primera ronda electoral del 2018, uno de ellos tiene posibilida­des de convertirs­e en presidente de la República.

En la Alianza Evangélica Costarrice­nse reconocen que antes de 1980 su postura era mantenerse lejos de la política, pero luego decidieron “participar”.

Fabricio Alvarado y su Partido Restauraci­ón Nacional encontraro­n una oportunida­d en la resolución de la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos que ordena a Costa Rica garantizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.

La pregunta es: ¿sin la resolución de la Corte IDH, Fabricio Alvarado habría ganado en primera ronda?

La respuesta depende de los votantes el próximo domingo 1.° de abril, cuando finalmente se sabrá si la conquista política de los evangélico­s en Costa Rica se completa.

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DIANA MÉNDEZ PARA EF William Bonilla, predicador y vecino de Cinco Esquinas de Tibás, celebra la victoria de Fabricio Alvarado en primera ronda el pasado domingo 4 de febrero.
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