¿Qué IA vamos a necesitar?
E l término inteligencia artificial se acuñó hace más de 60 años, mucho antes de los teléfonos inteligentes, Spotify, Facebook e Instagram.
En realidad AI (artificial intelligence en inglés) es una combinación poderosa de diferentes tecnologías (machine learning, lenguajes naturales, analítica, big data, etc…) pero son los cambios en la globalización (afluencia y desborde cultural) y en las demografías (convergencia y dispersión de creencias) las que las llevarán a un punto irreconocible.
Por eso me gusta la definición de Tayekas según la cual la AI estudia modelos de cómputo capaces de realizar actividades propias de los seres humanos con base en dos de sus características primordiales: el razonamiento y la conducta.
Mientras en China es bien visto para una persona honesta al compartir prácticamente toda su información en línea (lo que hace, lo que come, lo que compra, sus gustos y preferencias, etc.) en Occidente hay un celo hacia la seguridad y la privacidad de los datos personales. Son dos posturas culturales opuestas (dispersión de creencias). Esta contradicción y choque culturales acelera la evolución de AI.
El reciente accidente de un automóvil Tesla autónomo en que murió una persona muestra, que se trata de tomar decisiones y fijar prioridades.
Desconozco los detalles y algoritmos del caso pero esperaría que la AI que lleva el control del vehículo “decida” privilegiar la vida de terceros sobre la propia (el razonamiento y conducta, según Tayekas). Es cuestión de tecnología, sensores, decisiones, algoritmo, pero que genera una conducta.
En un mundo en que robots, automóviles, androides y otros dispositivos estarán interactuando día y noche con nosotros, la pregunta que no podemos dejar de hacernos es: ¿Qué tipo de AI necesitamos inspirar y crear para aspirar a un mundo mejor? Será que esa decisión ya fue tomada por alguien…