La economía de lo que no existe
de investigación, generando así beneficios como el incremento de la productividad, mejoramiento de la competitividad como país y diversificación de la economía, provocando así una mayor explotación de los resultados de I+D+i en las entidades generadoras de innovación.
En Costa Rica, el panorama no es tan claro como el de Chile, el cual empezó su cambio de mentalidad hace 25 años; sin embargo, se están dando cambios importantes para potenciar los nuevos emprendimientos por medio de esfuerzos privados.
Ciudad tecnológica se gesta en el corazón de San José.
Dos ejemplos de ello son el fondo de capital semilla llamado InvertUP, el cual reúne emprendimientos que se gradúan de la Incubadora y Aceleradora ParqueTEC; también el Fondo Mango Startups, que tiene como propósito el invertir en startups latinoamericanas y el cual ofrece la opción de comprar hasta el 35 % del portafolio del fondo InvertUP.
Los ecosistemas donde se desenvuelven las incubadoras y aceleradoras están muy sujetos al país donde se establezcan.
Naciones como Estados Unidos están en niveles avanzados de desarrollo y establecen muchas de las pautas para la implementación en otros países.
Estudiar las lecciones aprendidas y casos de éxito de estas naciones es el deber de las economías emergentes para determinar cómo podemos hacer transferibles estas lecciones aprendidas a nuestra realidad y apoyarnos en las capacidades que las incubadoras y aceleradoras de empresas ofrecen.