Banco Central optó por un tipo de cambio estable
En los últimos cuatro años, fueron pocos los episodios en que la variación en el precio del dólar superó los ¢2 de un día para otro; la autoridad prefirió intervenir ante las presiones del mercado
Durante los cuatro años de la gestión de Olivier Castro al mando del Banco Central, el valor del dólar se caracterizó por ser estable, como si estuviera en el medio de una banda imaginaria para controlar su volatilidad.
El nuevo régimen cambiario, visitas y sugerencias de organismos internacionales, cambios en la política y otros hitos importantes no lograron irrumpir en el compromiso o el gusto de Castro y el resto de la junta directiva por mantener el precio del dólar controlado.
El Banco Central recibió en mayo del 2014 un tipo de cambio de ¢555,47 y se mantuvo por debajo de ese precio durante poco más de año y medio.
Sin embargo, aumentó paulatinamente hasta alcanzar, un precio final (al 16 de abril 2018) de ¢564,8 en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex).
La devaluación máxima registrada fue de 9,3%, si se compara el precio máximo (de mayo del 2017) con el precio del año previo.
El menor precio que alcanzó el dólar fue de ¢531, en abril del 2015 y el más alto se dio durante el episodio de volatilidad de mayo del año pasado, cuando alcanzó los ¢595 en el Monex, siempre por debajo de los ¢600 por dólar, que se podría considerar una barrera “sicológica”.
El tipo de cambio se mantuvo “sujeto” en una volatilidad máxima de ¢2 por día, según datos del Banco Central. Es decir, que en los últimos cuatro años fue excepcional el día en que el valor superaba ese margen con respecto a la sesión previa.
Para Vidal Villalobos, gerente de Estudios Económicos de Prival Bank, la promesa del Banco fue seguir la tendencia del mercado, pero evitar grandes volatilidades que se pudieran presentar, y así lo hizo.
No obstante, los cuatro años no estuvieron exentos de episodios especiales.
Justo al inicio de la nueva administración del Banco Central, el 8 de mayo del 2014, existió cierta incertidumbre por la posible modificación de la banda cambiaria a otro tipo de régimen.
Posteriormente se dieron dos episodios más de volatilidad superiores a los ¢2 por sesión, pero no fue hasta mayo cuando se dio el mayor aumento.
El dólar se separó de este límite imaginario de ¢2 y llegó a aumentar ¢4,82 en la sesión del 23 de mayo del 2017, para luego caer ¢7,36 justo al día siguiente.
El episodio de volatilidad de mayo se dio después de que una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) visitara el país en abril, donde recomendó dejar “más suelto” el tipo de cambio, un factor que pudo haber desencadenado el hecho.
Ante estos episodios de volatilidad, donde el Central perdía ligeramente el control del tipo de cambio, las intervenciones en el mercado eran la opción para que el precio del dólar retornara al cauce ideal para la autoridad monetaria.
En total, el Central intervino en el mercado de divisas con $1.399 millones netos. Las operaciones de venta de divisas para bajar el precio del dólar fueron mayores que las operaciones de compra en el Monex.
Este gasto explica, además, un descenso en las reservas internacionales y la necesidad del Central de solicitar al Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) un crédito por $1.000 millones, que fueron depositados en las reservas a inicios de este año, el último bajo la batuta de Castro.
Entre mayo del 2014 y marzo del 2018, antes de que fuera entregado el dinero por parte del FLAR, las reservas internacionales habían caído $803 millones.
Decisiones estratégicas
Hubo varios hechos durante los últimos cuatro años que permitieron que la estabilidad pudiera mantenerse.
El primer hito, que se dio el 26 de junio del 2014, el mismo año que entró a ejercer la actual administración del Banco, se anunció que el Central dejaría de negociar los requerimientos del Sector Público No Bancario (SPNB) en el Monex y, según explicaron en ese momento la decisión fue tomada para que la entidad se mantuviera neutral en cuanto al uso de información.
El Central también ajustó el horario en el que se hacían las sesiones en el Monex, modificó el cálculo del tipo de cambio de referencia y ejerció una fuerte lucha para la desdolarización de los créditos, que siguen teniendo una participación importante en la economía.
Sin duda el hecho más importante durante la administración fue la eliminación de la banda cambiaria el 30 de enero del 2015, después de que estuviera activa por ocho años, periodo en el cual el precio máximo estuvo en ¢866 por dólar y un mínimo de ¢500.
Para Emmanuel Agüero, especialista de Análisis Económico de Aldesa, el cambio de régimen se caracterizó por tener una menor volatilidad que durante el periodo de banda cambiaria.
Según los cálculos de Aldesa, durante el sistema de banda, el tipo de cambio fue 2,68 veces más volátil que en el periodo de flotación administrada.
Aunque efectivamente no se pueden comparar los periodos, por ser regímenes distintos, los datos del Central afirman que sí hubo más volatilidad con el sistema anterior.
Los picos de volatilidad durante la banda eran más comunes que lo que se ha visto con el sistema actual, no solo por el comportamiento del mercado, sino porque fue atenuado por las intervenciones del Central.
Olivier Castro deja un tipo de cambio relativamente más alto que el que recibió, pero con una estabilidad no vista en los cuatro años previos, que, aunque brindó seguridad al mercado, tuvo otros efectos adversos, como la mayor dolarización de la economía, por lo cual la administración tuvo que aplicar otras reglas.
Sin embargo, ese rango en el que se movió el tipo de cambio en estos últimos años, aunque no fue decretado oficialmente por el Central, evidenció el interés claro por el control y desarrolló una confianza entre los participantes del mercado, quienes estaban seguros de que, ante cualquier eventualidad, la autoridad intervendría.■■