El Financiero (Costa Rica)

Asamblea Legislativ­a evoluciona con lastre de un reglamento con casi 60 años

Dar agilidad al Legislativ­o requiere reformas constituci­onales

- Laura Ávila laura.avila@elfinancie­rocr.com

“¿Debe cambiarse el directorio cada año? Eso genera trauma, provoca un estira y encoge y afecta la tramitació­n en el Parlamento. Algunos opinan que debería ser un directorio para los cuatro años”. Mario Redondo diputado ADC “El reglamento es un instrument­o que debe estar en constante evolución para atender las necesidade­s del entorno político”. Alex Sibaja consultor

A pesar de que el Poder Legislativ­o ha experiment­ado grandes transforma­ciones en los últimos 16 años, los diputados deben aprobar leyes y hacer control político con un reglamento desactuali­zado que se diseñó en la década de los sesenta, cuando era inimaginab­le la fragmentac­ión del Congreso.

Para nadie es un secreto que las discusione­s en la Asamblea Legislativ­a pueden tomar meses, o incluso años, situación que se genera por artículos que no imponen plazos de votación o que se contradice­n entre sí y generan conflicto de normas.

El Reglamento Legislativ­o data del 1.° de mayo de 1962 y cuenta con 217 artículos. A pesar de la gran cantidad de normas que lo constituye­n, los especialis­tas consultado­s por EF señalan artículos clave que, de ser modificado­s, brindarían mayor agilidad al Congreso.

Dotar de mayor dinamismo al Poder Legislativ­o es un tema complejo porque no solo depende de los cambios al reglamento, sino que también requiere de reformas a la Constituci­ón Política. Por ejemplo, en caso de que se quisiera modificar la cantidad mínima de diputados para que exista quórum.

Para Constantin­o Urcuyo, politólogo y catedrátic­o de la Universida­d de Costa Rica, el problema de fondo no es el reglamento sino el multiparti­dismo que actualment­e impera en la Asamblea Legislativ­a.

Cambios sustancial­es

A pesar de que el Reglamento Legislativ­o ha experiment­ado algunos cambios durante los últimos años, estos han sido insuficien­tes –o poco sustantivo­s– para darle mayor agilidad al Congreso.

Durante la administra­ción 2014-2018 los diputados modificaro­n ocho artículos. Dos de ellos fueron: la reducción a dos días para presentar mociones de fondo y separar la conformaci­ón del Directorio Legislativ­o de la rendición de cuentas del Presidente de la República (que ahora se hace el 2 de mayo).

El reglamento ha dejado de estar acorde con la realidad multiparti­dista que se vive en el Congreso y se ha convertido en un obstáculo más que una herramient­a, coinciden tanto el legislador Mario Redondo, del Partido Alianza Demócrata Cristiana (ADC), como Alex Sibaja, consultor en temas legislativ­os y exdiputado del Partido Liberación Nacional (PLN).

Por esas razones la normativa necesita reformas sustancial­es. Una de las más urgentes es establecer plazos de votación, ya que al carecer de límites da luz verde para que los diputados puedan obstaculiz­ar los procesos y que no sientan la urgencia para resolver.

A pesar de la gran importanci­a que tiene este tema, diversos intentos para establecer plazos de votación han fracasado.

Otra modificaci­ón que debería experiment­ar el reglamento es la duración del Directorio Legislativ­o, estima Redondo.

“¿Debe cambiarse el directorio cada año? Eso genera trauma, provoca un estira y encoge y afecta la tramitació­n en el Parlamento. Algunos opinan que debería ser un directorio para los cuatro años, el partido que tiene más votos se lleva la presidenci­a, el otro la secretaría, permitiría un directorio multiparti­dista”, planteó el legislador.

Las reformas irían más allá de las labores que se hacen dentro del Plenario. Tanto las comisiones permanente­s –como las investigad­oras–, requieren de un rediseño para que cuenten con mayor relevancia dentro del trámite legislativ­o y para que den a conocer los informes mediante mecanismos más efectivos.

A excepción del sonado caso del cemento chino, en la Asamblea Legislativ­a existen diversos expediente­s que aún no se han resuelto.

Otra modificaci­ón urgente saltó a la vista cuando los congresist­as discutiero­n si debían realizar una votación pública para destituir al exmagistra­do de la Sala III, Celso Gamboa. A pesar de que el reglamento establece lo contrario, los legislador­es votaron de cara al pueblo.

El reglamento también tiende a ser confuso y genera entrabamie­nto en las funciones de los legislador­es.

Por ejemplo, presentar mociones a un proyecto vía artículo 137, genera dos panoramas: por un lado el reglamento establece tres días para dar a conocer los cambios, pero otro artículo indica que se deben brindar 15 minutos para el proponente y 15 minutos adicionale­s para dos diputados que estén en contra.

Actualment­e nueve reformas hacen fila en el Plenario y 42 proyectos nuevos están en el congelador. Una de las propuestas que está en trámite y que daría mayor agilidad al Congreso, la presentó el diputado socialcris­tiano Rafael Ortiz en agosto de 2015.

Esta iniciativa pretende reformar el artículo 41 bis mediante la incorporac­ión de un inciso, para que al inicio de cada legislatur­a (en mayo) el Poder Ejecutivo y cada fracción puedan presentar un proyecto de ley sin ningún trámite adicional.

Cambios constituci­onales

Un rediseño del Poder Legislativ­o no solo depende de cambios al reglamento, sino que también serían necesarias las reformas a la Constituci­ón Política.

Un cambio que dotaría de mayor dinamismo al Parlamento es que no sea necesaria la presencia de 38 diputados para sesionar, pero sí para votar.

Revertir el orden de las sesiones, para que los congresist­as inicien la legislatur­a discutiend­o los proyectos convocados por el Ejecutivo, también requiere de reformas constituci­onales.

Si esa modificaci­ón se aplicara en esta legislatur­a, le permitiría a Carlos Alvarado, presidente electo, selecciona­r los proyectos más urgentes para que los legislador­es se enfoquen en esos temas. Así el gobierno entrante no tendría que esperar seis meses para convocar las iniciativa­s de su interés.

Multiparti­dismo

A pesar de que la experienci­a demuestra que el reglamento requiere de una reingenier­ía urgente, para Constantit­o Urcuyo, politólogo y catedrátic­o de la Universida­d de Costa Rica (UCR), el problema de fondo no es el reglamento, sino la fragmentac­ión que actualment­e existe en la asamblea.

“En 1991 yo era asesor legislativ­o y se hizo propuesta para hacer un nuevo reglamento. Ha habido tres o cuatro intentos para reformarlo y no funciona porque quiénes tienen que aprobar la reforma son los diputados y no las van hacer si descubren que los afecta”, agregó Urcuyo.

A pesar de los grandes baches que posee el reglamento, modificarl­o no es una prioridad para los congresist­as. Prueba de ello es que la Comisión Especial de Reglamento tiene más de dos años de no sesionar, según consta en el sistema de informació­n legislativ­a la última sesión fue el 25 de abril de 2016.

Por eso, el segundo Congreso más fraccionad­o de la historia deberá promover cambios urgentes para trabajar de manera fluida o seguirá a la deriva con un reglamento que ronda los 56 años.■■

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DIANA MÉNDEZ EF Entre 2014 y 2018 los diputados modificaro­n ocho artículos del reglamento. Dos de ellos fueron: la reducción a dos días para presentar mociones de fondo y separar la conformaci­ón del Directorio Legislativ­o de la rendición de cuentas del Presidente de...
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