Señal de poder tras la debacle de la URSS
Tras convulsa década de 1990, país más grande del mundo reactivó su economía
Iniciaba la década de 1990, el mundo todavía sufría las tensiones de la Guerra Fría y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se tambaleaba al calor de las voces independentistas de algunas naciones.
El presidente soviético de entonces, Mijaíl Gorbachov, encabezó el proceso para disolver la URSS, el estado socialista más grande del mundo, cuya economía centralizada se impulsó con la industrialización.
La Unión Soviética cayó en diciembre de 1991 en un hecho que marcó el final de la Guerra Fría. La Federación de Rusia empezó a existir en medio de un golpe económico sin precedentes.
Hace 27 años era impensable que Rusia, una nación construida sobre los vestigios de la URSS, se convertiría en una potencia que albergaría la Copa Mundial de la FIFA en 2018.
Varios hechos económicos, políticos y sociales acontecieron en los últimos años para que Rusia se erigiera como el destino de uno de los eventos deportivos más importantes del mundo.
Transformación económica
La desintegración de la URSS sumió a las antiguas naciones soviéticas en una profunda crisis económica a principios de la década de 1990. Esta coyuntura fue más compleja que la depresión de 1930 que afectó a algunos países europeos y a los Estados Unidos.
La Federación de Rusa tenía el reto de impulsar un nuevo sistema económico y dejar atrás el fantasma de la economía planificada, en la cual el Estado centralizaba la producción y distribución de bienes y servicios en línea con la ideología socialista.
Un primer paso para transformar la economía rusa vino con la Perestroika de Gorbachov, un paquete de reformas para promover el crecimiento y la producción.
El primer presidente de la Federación Rusa fue Boris Yeltsin, quien encabezó las acciones para cambiar el modelo del país y promover la estabilidad política.
El actual presidente, Vladimir Putin, ha estado cerca del poder desde el 2000 –entre el 2008 y el 2012 actuó como primer ministro durante la presidencia de su cercano aliado político Dmitri Medveved– y ha logrado consolidar una nueva imagen en términos políticos y económicos.
Rusia tuvo una breve ayuda del contexto internacional. Los vientos fueron favorables para este país que impulsó su economía con base en el aumento de los precios del petróleo, el auge por las inversiones extranjeras y más consumo interno.
Es así como el país más grande del mundo en extensión territorial y con una población de 146,8 millones de habitantes, logró convertirse en la economía número 14 para el 2016, de acuerdo con el volumen de su Producto Interno Bruto (PIB).
Esta nación cuenta con las mayores reservas de gas natural del mundo y ocupa el segundo puesto en reservas de carbón. En petróleo, es el octavo.
Rusia ofrece un sistema económico robusto que se fundamenta, en buena parte, en el nivel de la educación de sus habitantes, ya que cuentan con la mayor cantidad de profesionales universitarios graduados en todo el mundo.
No es de extrañar que la tasa de desempleo sea de un 4,9% y el PIB per cápita de $10.885.
Una catapulta mundial
Los países lo entienden. Convertirse en la sede del máximo encuentro mundial de la FIFA acarrea millonarias inversiones, pero también conlleva un crecimiento económico intrínseco.
La economía rusa estuvo sumida en dos años de recesión provocada por la caída en los precios del petróleo y las sanciones económicas impuestas por mercados de occidente debido al papel que jugó la Federación en la crisis de Ucrania (2013-2015).
En 2017, Rusia volvió a experimentar un crecimiento económico del 1,5% y proyecta llegar a niveles del 3% y 3,5% para 2020.
Arkady Dvorkovich, el exprimer viceminstro ruso, señaló en abril del 2018, en una visita a Perú, que el Mundial de la FIFA catapultará el crecimiento económico de su país este año.
De acuerdo con el exfuncionario, los preparativos de la Copa del Mundo contribuyeron con $14.000 millones, un 1% del PIB de Rusia en el último lustro. “Es muy importante, una contribución clave para el desarrollo del país. Puedo decir que sin la Copa del Mundo no habría crecimiento económico en este momento”, señaló Dvorkovich en declaraciones publicadas por El Comercio de Perú. Alexander K. Dogadin, embajador de Rusia en Costa Rica, coincide en que el Mundial tendrá un impacto positivo en la economía de su país, por esa razón se realizaron inversiones importantes para facilitar el transporte de turistas y se mejoraron las condiciones de ingreso a la nación con el Fan ID, pasaporte especial para aficionados.
Se estima que cerca de 1,5 millones de personas viajarán a Rusia para acudir a la cita mundialista que se disputará del 14 de junio y al 15 de julio.
Rusia, nación construida sobre los vestigios políticos y económicos de la URSS, superó sus fantasmas del pasado para asumir el reto de organizar el campeonato de la FIFA, un evento que le ofrece el escenario perfecto para enviar un mensaje clave al mundo en momentos de tensiones con los Estados Unidos.■■