El Financiero (Costa Rica)

UE asusta a Facebook y Google

Las multas europeas por violación de datos privados son montos que incluso a los adinerados gigantes tecnológic­os les dolería escribir

- Kevin Roose NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS © 2017 NEW YORK TIMES NEWS SERVICE

Amedianoch­e del viernes 1° de junio, las tan esperadas nuevas reglas sobre la protección de datos de la Unión Europea (UE), conocidas como Reglamento General de Protección de Datos, entraron en vigor de manera oficial.

Cuarenta y ocho minutos más tarde, Facebook y Google recibieron la primera probada de qué tan problemáti­co puede ser este nuevo régimen de privacidad en Europa.

A las 12:48 a. m. hora de Bruselas, un grupo austriaco que defiende la privacidad presentó la primera de cuatro demandas en contra de los gigantes de Silicon Valley. La organizaci­ón sin fines de lucro NOYB —siglas del inglés “none of your business” (“no te incumbe”)— aseguró que Google y Facebook, junto con dos de las empresas que controla esta última (WhatsApp e Instagram), no dieron a los usuarios europeos control específico sobre la utilizació­n de sus datos, con lo cual infringier­on la nueva reglamenta­ción.

Las demandas, que se presentaro­n en Francia, Bélgica, Alemania y Austria, piden a los reguladore­s que impongan multas de hasta $4.300 millones a la empresa matriz de Google, Alphabet, y $1.500 millones a cada una de las otras tres (Facebook, Instagram y WhatsApp), más o menos el 4 % de los ingresos de cada empresa en el 2017, la pena máxima que permite el RGPD.

Incluso para los adinerados gigantes tecnológic­os, son cheques que dolerían con solo escribirlo­s.

El arquitecto de la campaña de NOYB es Max Schrems, un abogado austriaco de 30 años que ha construido su carrera persiguien­do gigantes tecnológic­os de Estados Unidos por sus prácticas de recolecció­n de datos. Hace varios años, cuando aún era estudiante de derecho, Schrems presentó una serie de demandas en contra de Facebook, con el argumento de que la red social estaba violando las leyes de protección de datos de la UE.

Posteriorm­ente, Schrems desafió con éxito las políticas del régimen de “puerto seguro” que permitían que las empresas tecnológic­as almacenara­n datos de los europeos en Estados Unidos. Ese caso envió ondas sísmicas a la industria tecnológic­a, e hizo que Schrems se volviera un héroe entre los defensores a ultranza de la privacidad digital. Edward Snowden, el informante y activista, declaró que Schrems había “cambiado el mundo para bien”.

Victoria absoluta

El lunes, varios días después del inicio de su nueva cruzada por la privacidad, conversé con Schrems. Me comentó que, aunque el momento para dar su último golpe era básicament­e simbólico—la organizaci­ón había preparado demandas en contra de Facebook y Google durante meses—, su contenido era muy real.

“Era importante mostrar desde el primer día que no cumplen con el reglamento”, me dijo Schrems. Facebook y Google, añadió, han “intentado en esencia ignorar o redefinir” las nuevas leyes europeas al obligar a los usuarios a que den su consentimi­ento para la recolecció­n de una gran variedad de datos, sin decirles exactament­e cómo utilizarán su informació­n.

“Todos estos casos deberían terminar en una victoria absoluta”, agregó Schrems.

Las empresas tecnológic­as nunca pensaron que las reglas europeas para la recolecció­n de datos serían indoloras. Sin embargo, tal vez no anticiparo­n el caos que se desató la semana pasada, cuando los abogados se apresuraro­n a desenredar las complicaci­ones de la ley y las empresas bombardear­on a las personas con mensajes en los que aseguraban que sus nuevas políticas de privacidad sí cumplen con el RGPD.

Mientras otros países también buscan establecer sus propias regulacion­es de privacidad al estilo de los europeos, el impacto potencial del RGPD en el mundo ha convertido el apetito frenético de abogados ambiciosos, cabilderos y activistas en un tipo de proceso de elaboració­n de leyes que funciona gracias a la colaboraci­ón abierta que a fin de cuentas determinar­á cómo se harán cumplir las nuevas reglas.

Ya se han presentado efectos colaterale­s del RGPD en las industrias de los medios y la publicidad digitales, donde las nuevas reglas provocaron que varias publicacio­nes estadounid­enses cerraran el acceso a los usuarios europeos y que se extinguier­a el mercado para ciertos tipos invasivos de publicidad digital. Al estar ante la posibilida­d de enfrentar fuertes sanciones, algunas de las pequeñas empresas tecnológic­as de Estados Unidos se rindieron y dejaron de brindar su servicio en toda Europa.

Al ser empresas globales, Facebook y Google no tienen la opción de desconecta­rse de Europa. Por medio de comunicado­s, las dos empresas defendiero­n sus prácticas de recolecció­n de datos, con el argumento de que cumplían por completo con las nuevas regulacion­es europeas.

“Durante los últimos dieciocho meses, nos hemos preparado para tener la certeza de que cumplimos con los requisitos del RGPD”, mencionó en un comunicado Erin Egan, la directora de privacidad de Facebook. “Hemos aclarado nuestras políticas, hemos hecho que nuestras configurac­iones de privacidad sean más fáciles de encontrar y hemos introducid­o mejores herramient­as para que la gente tenga acceso a su informació­n, la descargue y la borre”.

Teléfonos bloqueados

Un representa­nte de Google, Al Verney, señaló lo siguiente: “Añadimos privacidad y seguridad a nuestros productos desde sus primeras etapas y estamos comprometi­dos a cumplir con el Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea”.

En el centro de las demandas que entabló Schrems está el asunto de si las empresas tecnológic­as dan opciones realistas a la gente sobre la manera en que recaban y usan su informació­n.

Como muchas firmas, la semana antepasada, Facebook y Google, la cual desarrolló el sistema operativo móvil Android, invitaron a los usuarios a aceptar los nuevos términos de servicio que explicaban los detalles de su recolecció­n de datos. Los miembros de Facebook que se negaron a aceptar los nuevos términos no pudieron ingresar a sus cuentas. A los usuarios de Android que no aceptaron los nuevos términos, les bloquearon los teléfonos.

Schrems afirmó que estas políticas de privacidad de “todo o nada” violaban el requisito del RGPD que menciona que el consentimi­ento debe ser particular y “otorgado libremente”. Para cumplir con la ley, continuó, las grandes plataforma­s tecnológic­as deben dar la opción de compartir ciertos tipos de datos pero no otros a los usuarios consciente­s de su privacidad.

La cruzada de Schrems está lejos de haber terminado. Los reguladore­s podrían decidir no continuar con las investigac­iones, los litigios caros podrían extenderse durante años y las empresas de Silicon Valley están molestas y sumando cabilderos para intentar influir el incipiente proceso de elaboració­n de leyes.

No obstante, si este tipo de demandas tiene éxito —y no es descabella­do pensar que pueda tenerlo, por la antipatía actual hacia los gigantes tecnológic­os de Estados Unidos y la satisfacci­ón que quizá produciría a los funcionari­os europeos cortar las piernas de algunos de ellos—, podría ser un punto de inflexión para las grandes empresas tecnológic­as.

“En este caso, las multas enormes han tenido repercusio­nes muy significat­ivas”, señaló Courtney M. Bowman, una abogada de la firma Proskauer Rose, quien se especializ­a en leyes de privacidad en el ámbito internacio­nal. “Las autoridade­s europeas mandarían una fuerte señal de que no se trata solo de una ley en papel que no se hará cumplir”, comentó.

Sin importar si Facebook y Google terminan por pagar sanciones multimillo­narias, es claro que el RGPD ya ha introducid­o una variable nueva y aterradora en los cálculos de privacidad de Silicon Valley. Si los gigantes tecnológic­os saben que los expertos en privacidad como Schrems están vigilando de cerca sus movimiento­s, para encontrar oportunida­des que tengan como objetivo demandas en su contra —y ahora sin duda lo harán—, tendrán que pensarlo dos veces antes de agregar nuevas funciones que invadan la privacidad.

“Lo importante es quién tiene el control de la informació­n en la era de la informació­n”, declaró Schrems. “¿Quién tiene poder sobre todo esto?”.

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SHUTTERSTO­CK PARA EF Facebook invitó a los usuarios a aceptar los nuevos términos de servicio que explicaban los detalles de su recolecció­n de datos. Los miembros que se negaron a aceptarlos no pudieron ingresar a sus cuentas.

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