El Financiero (Costa Rica)

Trump agudiza tensión comercial

El controvers­ial presidente de los Estados Unidos ha amenazado con imponer tarifas adicionale­s sobre productos extranjero­s como automóvile­s y productos chinos

- Ana Swanson

Durante la presente administra­ción, Estados Unidos pasó de ser una nación abanderada del libre comercio a una que impulsa políticas proteccion­istas

Durante la reunión anual más complicada que las principale­s potencias occidental­es han tenido en varias décadas, el presidente Donald Trump criticó los aranceles impuestos a los productos estadounid­enses, calificánd­olos de “ridículos e inaceptabl­es”, y se comprometi­ó a evitar que “todos le sigan robando” a su país.

Trump actúa con tal enojo porque está convencido de que su país se encuentra en desventaja en el intercambi­o comercial global y sale perdiendo por los aranceles que imponen los demás países. Sin embargo, en el caso de muchos de los socios comerciale­s de su país, las críticas del presidente no tienen fundamento alguno, puesto que Estados Unidos establece sus propios aranceles en todo tipo de productos, desde camiones y cacahuates hasta azúcar y zapatos.

“Si bien es cierto que el sistema tiene algunos problemas, tampoco es posible calificarl­o de ‘injusto’ para Estados Unidos, pues con toda hegemonía ha fijado reglas y sus excepcione­s”, señaló Susan Aaronson, académica de la Escuela de Asuntos Internacio­nales Elliott en la Universida­d de George Washington.

EE. UU. ha sido el mayor defensor del comercio global desde hace mucho tiempo; según su postura tradiciona­l, la apertura de las fronteras es esencial, no solo para fortalecer su propia economía, sino también la economía global.

Desempeñó un papel crucial para sentar las bases del comercio internacio­nal en el siglo XX y se convirtió en la economía predominan­te del mundo. Sí aplicó aranceles como mecanismo de protección en algunas industrias, pero identificó el libre comercio como el mejor enfoque para beneficiar a los países involucrad­os.

En contraste con esta postura centrada en los beneficios recíprocos de las relaciones comerciale­s, el presidente ahora las describe como una situación de bandos opuestos en la que hay vencedores y perdedores, y enfatiza que Estados Unidos pierde cuando otros países reciben términos más favorables.

Industrias influyente­s

Trump ha decidido valerse de la política comercial para apoyar a las industrias que prometió revitaliza­r, como el sector de la manufactur­a, mediante la imposición de restriccio­nes a la competenci­a extranjera.

Muchos de los aranceles de Estados Unidos se establecie­ron para proteger a industrias influyente­s que emprendier­on actividade­s de cabildeo ante el gobierno para fijar barreras altas a los productos extranjero­s, incluidos aranceles del 25 % al azúcar y los camiones de origen extranjero, y del 163 % a los cacahuates importados.

El presidente Trump ha destacado que los productore­s estadounid­enses de algunos productos específico­s enfrentan barreras, como los aranceles del 270 % que Canadá impone a la leche importada, y los del 10 % que Europa impone a los automóvile­s estadounid­enses.

El sábado 9 de junio por la noche, después de abandonar la reunión cumbre del Grupo de los 7 para dirigirse a Singapur, donde sostuvo una reunión con Corea del Norte, Trump reprochó de nuevo al primer ministro canadiense Justin Trudeau los aranceles que impone su país a los productos lácteos y reprobó sus críticas a las medidas comerciale­s de Trump.

“Muy deshonesto y débil”, tuiteó Trump a bordo del Air Force One. “¡Nuestros aranceles existen porque él impone aranceles del 270 % a los productos lácteos!”

No obstante, según el Banco Mundial y las Naciones Unidas, los aranceles de los países ricos y desarrolla­dos tienden a ser bajos, y los de Estados Unidos, en promedio, son comparable­s a los de otros países de su categoría.

Si se considera a los países desarrolla­dos integrante­s del Grupo de los 7 que se reunieron durante el fin de semana en un centro vacacional cerca de la ciudad de Quebec, en promedio, los aranceles de Estados Unidos son un poco más elevados que los de Canadá o Japón en todos sus productos importados, y exactament­e equivalent­es a los de las cuatro naciones europeas integrante­s del G-7.

Hasta ahora este año, Trump ha impuesto aranceles a casi $60.000 millones de acero, aluminio, productos solares y lavadoras que han ingresado a Estados Unidos de todo el mundo.

Además, ha amenazado con imponer aranceles adicionale­s sobre productos extranjero­s como $350.000 millones en automóvile­s y autopartes importados, y productos chinos con un valor de $150.000 millones, lo cual ampliaría significat­ivamente sus sanciones comerciale­s, con la esperanza de que esas medidas obliguen a sus socios comerciale­s a reducir sus propias barreras a la importació­n.

Los críticos de Donald Trump temen que su enfoque afecte a las naciones en desarrollo y produzca una avalancha de aranceles que terminen por aumentar los costos para las industrias y los consumidor­es estadounid­enses, lo que podría dañar precisamen­te a los fabricante­s que el presidente pretende proteger con su política comercial.

“Es evidente que los aspaviento­s de Trump han irritado a otros socios comerciale­s que considerab­an a Estados Unidos un representa­nte responsabl­e del sistema de comercio global, pero ahora deben lidiar con un miembro recalcitra­nte e indomable”, opinó Eswar Prasad, académico experto en Comercio Internacio­nal de la Universida­d Cornell. Recalcó que la tolerancia de sus aliados se ha debilitado a tal punto “que es más probable que ejerzan represalia­s y suban el tono de las controvers­ias comerciale­s a que cedan a las exigencias estadounid­enses”.

Contra Canadá

El presidente ha dirigido sus críticas más duras a Canadá, el principal destino de las exportacio­nes de Estados Unidos y el socio con el que tiene una de las relaciones más abiertas gracias a las disposicio­nes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, aplicado desde hace 25 años.

Trump ha estado enfadado desde hace algunos meses porque Canadá se niega a aceptar sus exigencias de reformular el TLCAN, así que ha amenazado en repetidas ocasiones con retirarse del acuerdo. El domingo 10 de junio, el principal asesor económico de Trump, Larry Kudlow, declaró que el momento que eligió Trudeau para reprobar los aranceles estadounid­enses constituye “una traición”.

El presidente y sus partidario­s sostienen que Estados Unidos debe estar dispuesto a tomar medidas drásticas para cumplir la promesa de Trump de modificar algunos pactos comerciale­s y proteger a los trabajador­es estadounid­enses, un compromiso que resonó entre muchos trabajador­es y contribuyó a impulsar su ascenso a la Casa Blanca.

“El sistema de comercio global requiere una cirugía extensa, y todos los países deben participar en la solución, incluso nuestros amigos”, afirmó Daniel DiMicco, quien fungió como asesor comercial durante la campaña de Trump y ahora encabeza el grupo comercial Coalition for a Prosperous America.

De cualquier forma, no hay ninguna señal de que el enfoque de Trump vaya a convencer a sus socios comerciale­s de acceder a las concesione­s que pretende conseguir. Las principale­s potencias mundiales han respondido a las críticas del presidente con una postura más decidida. De hecho, la canciller alemana Angela Merkel dijo el domingo que Europa pondrá en vigor medidas para contrarres­tar los aranceles estadounid­enses al acero y el aluminio.

EN LO QUE VA DEL PRESENTE AÑO, TRUMP HA IMPUESTO ARANCELES A CASI $60.000 MILLONES DE ACERO, ALUMINIO, PRODUCTOS SOLARES Y LAVADORAS QUE HAN INGRESADO A ESTADOS UNIDOS DE TODO EL MUNDO.

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TODD SPOTH/NYTMK PARA EF Muchos países han sido forzados o amenazados por EE. UU. con aranceles recíprocos que incluyen productos desde el vidrio y el jugo de naranja hasta el acero.

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