Consejos para ser un mejor oyente
Escuchar es un músculo. Requiere entrenamiento, persistencia y esfuerzo para volverse un buen oyente. He aquí algunas de las mejores prácticas:
Brinde el 100% de su atención:
Deje de lado su teléfono inteligente y observe a quien le habla. El constante contacto visual hace que el hablante sienta que usted lo está escuchando.
No interrumpa:
Resista la urgencia de interrumpir antes de que el hablante indique que ha terminado.
No juzgue o evalúe:
Escuche sin llegar a conclusiones. Si se da cuenta de que ha perdido el rastro de la conversación, discúlpese con el hablante y pídale que repita lo que dijo. No simule escuchar.
No imponga sus soluciones:
El rol del oyente es ayudar al hablante a obtener una solución. Por lo tanto, cuando escuche a un colega o subordinado, absténgase de sugerir sus propias soluciones.
Haga más preguntas:
Los oyentes le dan forma a las conversaciones haciendo preguntas que benefician al hablante. Haga preguntas para ayudar a que este profundice en sus pensamientos y experiencias.
Reflexione:
Cuando termine la conversación, reflexione sobre su escucha y piense sobre oportunidades perdidas –momentos en los que ignoró pistas potenciales o permaneció en silencio–. Cuando sienta que fue un muy buen oyente, considere lo que ha ganado y cómo puede aplicar esta clase de habilidad en circunstancias más desafiantes.