El Financiero (Costa Rica)

De revolucion­ario a déspota

11 años duró su primer gobierno. 11 años es lo que lleva en su segundo mandato, de nuevo al frente del FSLN

- María Luisa Madrigal maria.madrigal@elfinancie­rocr.com

José Daniel Ortega Saavedra es un hijo de la posguerra. Nació en 1945, unos meses después de que el mayor conflicto bélico conocido por la humanidad había terminado. Nació en una Nicaragua pobre y rural, aunque su casa fue de clase media y sus padres fieles opositores al régimen que él mismo combatiría años más tarde.

Ortega llegó por primera vez al poder de Nicaragua en 1979 al frente del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que en aquellos años se presentaba como la fuerza opositora a la dictadura, poder y tragedia que llevó a Nicaragua, Anastasio Somoza.

11 años duró en el poder, tras ser vencido por primera vez en elecciones, por Violeta Barrios de Chamorro. 11 años es lo que lleva en su segundo mandato, de nuevo al frente del FSLN. Hoy el altar presidenci­al en el que se sienta amenaza con botarlo después de más de un 50 días de protestas.

Revolucion­ario

Fue tal vez su entrada a la universida­d, un común denominado­r en las alineacion­es políticas de los futuros líderes de cualquier color, el hecho que inició la carrera política del presidente de Nicaragua. En 1963, ingresó a la Universida­d Centroamer­icana de Managua y fue ahí donde se decantó por unirse al movimiento sandinista.

Como la oposición férrea al gobierno de los Somoza venía desde casa, ese era tal vez, el camino obvio para el joven Daniel.

Para cuando el futuro presidente nicaragüen­se cursaba sus primeros cursos universita­rios en derecho, Anastasio Somoza García ya había muerto y la presidenci­a del país había pasado a manos de sus hijos. Primero fue Luis Somoza Debayle y después Anastasio Somoza Debayle.

Rápidament­e se une al FSLN fundado, apenas dos años antes de que se hiciera universita­rio. Poco tiempo después, partió a Moscú para estudiar en la Universida­d de la Amistad de los Pueblos Patricio Lumumba, considerad­a por muchos, como un centro de adiestrami­ento comunista.

En sus primeros años como militante sandinista, Ortega participa en múltiples actividade­s en contra del segundo Anastasio. Termina en la cárcel en el 67, con apenas 22 años por asaltar un banco. No sale sino hasta siete años y un secuestro después, en un intercambi­o de presos del FSLN a cambio de familiares y amigos de Somoza Debayle, que fueron hechos rehenes en la toma de la mansión del banquero José María Castillo Quant.

Entonces, Daniel pasó a vivir a Cuba donde recibió entrenamie­nto militar y más tarde a Costa Rica, donde empezó a gestarse una revolución.

Ortega llega al poder no por casualidad. El golpe al gobierno de Somoza lo soñó desde su adolescenc­ia, tal vez desde antes.

La Revolución Sandinista se cuajó de a poco, pero después de que los presos del FSLN partieran a Cuba a entrenarse, el proceso se aceleró. Los siete años de pausa que Daniel pasó en la cárcel en Managua, sirvieron para gestar la guerra que sacaría a Somoza del poder. También sirvieron, posiblemen­te, para que Daniel se imaginara a sí mismo en una posición que algunos años antes no soñaba.

La Revolución tiene el apellido de Augusto Sandino y no es coincidenc­ia. Él había sido asesinado 45 años antes por orden del primero de los Somoza, después de ser líder de la resistenci­a a la ocupación que vivió el país por parte de los Estados Unidos en las primeras décadas del Siglo XX.

Idilio con el poder

Sandino no vivió para ver la salida de los Somoza de Nicaragua, como sí lo vería Ortega cuando el último de la familia, Somoza Debayle huyó a Miami después de renunciar a la Presidenci­a.

Así tal vez lo termine haciendo el mismo Daniel ante el clamor del pueblo que pide su puesto.

Mucho antes de que el pueblo pidiera su salida del poder, el mismo pueblo pidió, defendió y quiso al grupo que prometía un cambio de la dictadura familiar en la que estaban inmersos desde hace 45 años. En ese grupo, junto a otros nombres que después destacaría en la lucha de guerrillas y posteriore­s puestos políticos, estaba Daniel que no era el más mediático ni la principal figura del FSLN de entonces.

Tomás Borge, Bayardo Arce, Humberto Ortega, Sergio Ramírez, Luis Carrión, Luis Román y Víctor Tirado fueron nombres que destacaron en el sandinismo. Sin embargo, fue sobre Daniel Ortega que recayó el poder, primero en un directorio acompañado de otras figuras que no eran sandinista­s como Violeta de Chamorro y Alfonso Robelo. Después, al ganar las elecciones de 1984.

No se perfilaba como el líder nato, ese era más bien Borge. Fue su hermano Humberto quien se encargó de convencer al resto de la cúpula para que Daniel fuera el candidato, presentánd­olo como una persona influencia­ble. Desde 1984 y hasta la fecha, él ha sido el único candidato presidenci­al del FSLN.

Para esos momentos, ya estaba a su lado Rosario Murillo, poetisa y revolucion­aria, quién lo ha acompañado en las buenas y en las malas, en las mieles de la política y en los conflictos que piden la salida de los dos. Siendo gobierno y siendo oposición. Murillo es para muchos quien hoy gobierna en Nicaragua, en nombre de su esposo, pero propio también.

Con esos apoyos, y otros, Daniel gobernó. Se convirtió de a poco en el hombre autoritari­o que maneja Nicaragua hoy. Se sobrepuso a sus camaradas por su capacidad política, a pesar de ser retraído, tener poca formación académica y de que negociar no aparece casi nunca en su vocabulari­o. Bueno en discurso mas no en discusione­s, Ortega se encargó de separar a los miembros del partido que no estaban de acuerdo con su forma de gobernar.

Fue él mismo quien, sin embargo, dejó el poder a un lado, para pasar la banda presidenci­al a Violeta de Chamorro. Puesto contra la pared por la virtual quiebra de Nicaragua, no le quedó otra opción más que doblar el brazo.

Por supuesto, quiso volver a portar la banda de presidente, pero como la tercera es la vencida, fue hasta el 2007 que volvió a gobernar. Después de 22 años, una guerra de guerrillas y un proceso de paz de por medio, el Ortega que volvió a ser presidente, era otro.

O tal vez siempre fue el mismo, pero ahora entendía mejor cómo funcionaba el poder y más importante, ahora tiene mucho dinero.

El dinero no llegó solo. Sus detractore­s aseguran que es producto de la “piñata” con la que los sandinista­s se apoderaron de múltiples propiedade­s que habían sido expropiada­s a los somocistas.

Esta segunda vez, Daniel volvió con un discurso de paz y de unidad nacional, sin ser tan amigo de Fidel y siendo más amigo de Dios. Había poca intención de abandonar la Casa Presidenci­al, en eso sí repetía el patrón.

El pueblo nicaragüen­se, por partes iguales dormido y temeroso del comandante Ortega, parece haber salido del sopor. Y tras más de dos meses de protestas, muertos que se acercan a las dos centenas y muchos más desapareci­dos y heridos, el Presidente se ve hoy amenazado como una vez lo estuvo Somoza.■■

 ??  ??
 ?? AFP PARA EF ??
AFP PARA EF
 ?? AFP PARA EF ??
AFP PARA EF

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica