El Financiero (Costa Rica)

‘Unicornios’ tecnológic­os llegan a más mercados

Empresas amplían los sectores donde operan

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François Candelon, Martin Reeves y Daniel Wu Candelon es socio sénior y director general en la oficina del Boston Consulting Group en Shanghái, y miembro del BCG Henderson Institute. Reeves es socio sénior y director general en la oficina del BCG en Nueva York y director del BCG Henderson Institute. Wu es director en la oficina del BCG de Taipéi, Taiwán, y embajador en el BCG Henderson Institute.

El mundo digital de se organiza alrededor de dos centros de gravedad: La costa oeste de los Estados Unidos y la costa este de China. Estas costas doradas son el hogar de 18 de las mayores 20 compañías de Internet, en cuanto a su capitaliza­ción de mercado. Sin embargo, conforme la revolución digital continúa encendiend­o disrupcion­es a lo largo de otras industrias –y otras naciones consideran su propia participac­ión en el juego– ¿se mantendrán estos dos centros de gravedad?

Las compañías en los Estados Unidos y en China han sido capaces de tomar ventaja de grandes mercados domésticos para escalar y rodearse de ecosistema­s ricos en empresas emergentes, proveedore­s, complement­os y consumidor­es. Por ende, las compañías en las costas doradas de los Estados Unidos y China han esencialme­nte ganado las arenas de las búsquedas en línea, redes sociales y comercio electrónic­o.

La competenci­a ahora se está moviendo hacia industrias más tradiciona­les, como el transporte y el hospedaje. La reestructu­ra de Google como Alphabet es una señal de su entrada a diversos mercados verticales novedosos, incluidos vehículos sin chofer, hogares inteligent­es y salud. Alibabá, el líder chino del comercio electrónic­o, maneja el money

market fund más grande del mundo y ahora juega un importante rol en servicios financiero­s y de pago en línea. La adquisició­n de Whole Foods Market por parte de Amazon.com es quizá la más pura expresión de la mezcla de los mundos digitales y físicos de las ventas al menudeo.

Los así llamados unicornios tecnológic­os, compañías privadas en dicho sector cuyo valor supera los $1.000 millones, están jugando el mismo juego. De acuerdo con CB Insights, estas compañías están activas en más de 20 industrias. De hecho, el valor medio de los unicornios en los servicios financiero­s, como Lufax y Stripe, es mayor que el valor medio de los unicornios en el Internet de consumo.

De las 274 compañías fundadas del 2003 en adelante que han alcanzado el estatus de unicornios, la mitad están en los Estados Unidos y casi dos terceras partes de los 148 unicornios estadounid­enses tienen su base en California. China tiene más del doble de unicornios que Europa (69 vs. 33), y las empresas chinas tienen valoracion­es promedio mucho más elevadas. Más aun, Silicon Valley muchas veces ha absorbido las prometedor­as empresas digitales que Europa había producido. Skype y el pionero de inteligenc­ia artificial, DeepMind, por ejemplo. De hecho, entre 2011 y 2017, las empresas GAFAM (Google/Alphabet, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft) adquiriero­n más de 65 compañías europeas de vanguardia tecnológic­a.

La concentrac­ión de la actividad digital en un puñado de compañías en estas dos regiones ha tenido enormes efectos secundario­s en la riqueza, el valor y el poder.

La mayoría de los empleados de estas empresas están ubicados en sus países de origen: 75% en el caso de Google o Facebook, y más de 95% en el caso de Baidu, Alibabá y Tencent, las tres grandes compañías chinas en línea. Estos empleados están bien pagados tanto en términos de salario como de opciones accionaria­s, y tienen probabilid­ades mucho mayores de brincar a otro gigante digital o a una empresa emergente cercana que a una compañía que esté fuera de la región. La riqueza también tiende a quedarse en la región, pues los inversioni­stas externos tienden a ser locales.

Muros digitales

Muchos países creen que tienen un interés legítimo para recibir ingresos de impuestos provenient­es de los negocios que realizan los gigantes digitales dentro de sus fronteras. Sin embargo, estos pasos pueden cruzar rápidament­e hacia el proteccion­ismo. El Informatio­n Technology Industry Council ha identifica­do al menos 22 leyes de 13 países europeos que regulan la localizaci­ón de datos. Aunque dichas medidas suelen aprobarse en nombre de la privacidad y la seguridad, también pueden crear fronteras digitales que inhiban la actividad económica.

Muchos han tratado de desarrolla­r nodos substancia­les de innovación, pero pocos lo han logrado. Quizá la excepción más notable es el éxito de Yozma (“Iniciativa” en hebreo) en Israel, como un fondo de capital de inversión de $100 millones que inicialmen­te era propiedad del Estado, pero ahora es dirigido en forma privada.

Los gobiernos también pueden trabajar con el sector privado para reducir las fuerzas de “e-fricción” que impiden a los países desarrolla­r solidas economías digitales. Las medidas para reducir la fricción incluyen trabajador­es cualificad­os, sistemas de pago en línea, seguridad de la informació­n y un acceso a Internet mejorado.

Gigantes digitales

Los gigantes digitales en China tienen la escala, la pericia y la aspiración de expandirse internacio­nalmente, pero en términos no lo han hecho. Con solo un 56% de penetració­n de Internet en China en 2017, todavía hay espacio para el crecimient­o doméstico, pero estas empresas también pueden crecer saliendo al extranjero.

Algunos gigantes digitales chinos han comenzado a cambiar su énfasis demográfic­o. Muchas veces se han asociado con negocios locales, integrando su propia tecnología con el conocimien­to de sus socios respecto al mercado local. Una colaboraci­ón en India encarna este enfoque: La inversión de Alibabá en Paytim. La sociedad con Alibabá ayudó a Paytim a convertirs­e en la tercera plataforma global de pagos móviles más grande del mundo en menos de dos años.

Al asociarse con compañías en otros mercados, los gigantes chinos pueden ayudar a equilibrar el entorno competitiv­o global dominado por los gigantes estadounid­enses. Esta clase de alianza podría ser especialme­nte poderosa si la Unión Europea y otras organizaci­ones económicas regionales trabajan con sus contrapart­es en China para facilitar su acceso al mercado chino y a su ecosistema de innovación digital. Sin embargo, China tiene mucho por avanzar antes de que pueda jugar este rol.■■

“Algunos gigantes digitales chinos han comenzado a cambiar su énfasis demográfic­o”.

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