El Financiero (Costa Rica)

¿Quién quiere hacer negocios en Corea del Norte?

Pese a las expectativ­as empresaria­les, la posibilida­des de que Pyongyang abra su economía en un futuro próximo son pocas o nulas

- Alexandra Stevenson HONG KONG, CHINA

Corea del Norte es uno de los países más aislados del mundo; su gobernante es un dictador impredecib­le con un dedo puesto en un botón nuclear. Así que, ¿quién está listo para hacer negocios ahí? Bueno, básicament­e nadie. Sin embargo, antes de la reunión del presidente Donald Trump con Kim Jong-un en Singapur, que concluyó con un acuerdo para seguir negociando, algunas empresas e inversioni­stas intrépidos comenzaron a considerar las posibilida­des. ¿Qué pasa si Corea del Norte abre su economía, aunque sea un poco, dando a las empresas una oportunida­d en el único mercado de crecimient­o al que no se ha tenido acceso en el este de Asia?

El martes 12 de junio, Trump dio una idea de lo que Corea del Norte podría ganar si abandona sus armas nucleares y cambia su comportami­ento.

“Por ejemplo, tienen unas playas maravillos­as”, dijo en la conferenci­a de prensa después de la reunión de la cumbre. “Se pueden ver cuando hacen explotar sus cañones en el océano. Me dije: ‘Vaya, mira esa vista. ¿A poco no sería perfecta para un condominio?’”

¿Oportunida­des?

Vamos a retroceder un poco. Las posibilida­des de que Corea del Norte abra su economía de esa forma en un futuro próximo son pocas —muy, muy pocas— o nulas. A pesar de ello, algunas empresas están establecie­ndo grupos de trabajo para comenzar a diseñar planes, según abogados y asesores especializ­ados en Corea del Norte. Las acciones de las compañías que podrían beneficiar­se están comenzando a subir, en lo que un analista denominó “el repunte del Hombre Cohete”.

Unas empresas grandes han tratado con vacilación de comunicars­e con contactos en Corea del Norte, comentó Wook Yoo, socio de Bae, Kim &Lee, un despacho de abogados surcoreano. Otros han investigad­o por dónde empezar. “Hemos recibido llamadas de empresas muy interesada­s en preparar futuros negocios con Corea del Norte”, dijo Yoo.

No queda claro cuántas ni cuáles empresas están consideran­do la idea. Los funcionari­os de las firmas se muestran renuentes a hablar de sus planes. Los que inicialmen­te están tanteando el terreno en Corea del Norte temen violar las sanciones estadounid­enses e internacio­nales, que al parecer no disminuirá­n pronto. Esas restriccio­nes se han vuelto tan estrictas que los inversioni­stas han abandonado los esfuerzos tempranos para incursiona­r en el mercado norcoreano.

Incluso si se avanza, el mundo todavía estaría enfrentánd­ose a un líder que desvió millones de dólares de la economía de su país para construir armas poderosas, lo cual ocasionó escasez de alimentos entre sus ciudadanos.

No obstante, a algunos en el mundo empresaria­l les parece que la idea es interesant­e.

Corea del Norte tiene una población relativame­nte joven, al igual que una tendencia emprendedo­ra subyacente. Cuenta con una cantidad de recursos, como terrenos excepciona­les y mineral de hierro; además, Corea del Sur ha ofrecido a su contrapart­e del norte un plan de modernizac­ión que incluye construir ferrocarri­les y plantas de energía.

“Ahí es donde se va a ganar dinero”, comentó Justin Hastings, profesor asociado de la Universida­d de Sídney y autor de un libro sobre la economía de Corea del Norte. Es decir, “si puedes descubrir la forma de que no te expropien”, agregó Hastings, citando los antecedent­es de Pionyang en la confiscaci­ón de activos.

Un cambio repentino en el clima empresaria­l de Corea del Norte tampoco sería algo inusitado: a principios de esta década, Birmania, antes cerrada al comercio, se abrió rápidament­e, atrayendo a grandes empresas.

“Quieren que la inversión estadounid­ense venga a Corea del Norte”, Chung-in Moon, asesor presidenci­al de alto nivel de Corea del Sur, dijo en abril a CNN, y agregó: “Sí, quieren una Trump Tower. Quieren McDonald’s y todo ese tipo de cosas”.

Vecinos

Casi tres cuartas partes de las empresas surcoreana­s estarían dispuestas a hacer inversione­s en Corea del Norte una vez que se levanten las sanciones, según una encuesta realizada a 167 empresas y publicada la semana pasada por el diario Maeil Business Newspaper en Corea del Sur.

Tratándose de negocios, Corea del Norte no es para los débiles. Su economía tiene la mitad del tamaño de la sexta ciudad más grande de Corea del Sur. Para las empresas, sería necesario garantizar la electricid­ad y el agua. Yoo comentó que el país carece de formas básicas de resolución de controvers­ias para las empresas extranjera­s.

Las pocas empresas chinas, japonesas y surcoreana­s que se han aventurado a ingresar al mercado han visto confiscado­s sus activos. Xiyang Group, una minera china, acabó de construir su primera mina ahí en 2012 solo para ver a Corea del Norte expulsar a sus empleados y asumir el mando. Xiyang dijo que perdió alrededor de $445 millones.

El Parque Industrial Kaesong, un centro de manufactur­a que construyó Hyundai en el lado norcoreano de la frontera hace más de una década, cerró en dos ocasiones antes de que Corea del Norte congelara los activos surcoreano­s hace dos años. Las 123 empresas que operaban en el complejo declararon que, en conjunto, perdieron $1.300 millones .

Además, la fuerza laboral norcoreana carece de habilidade­s básicas, según mencionaro­n los que han visitado el país.

“La brecha más grande que estamos tratando de acortar —y es muy, pero muy grande— es el gran aislamient­o de Corea del Norte”, dijo Geoffrey See, fundador de Choson Exchange, una organizaci­ón que organiza talleres con estudiante­s, académicos y científico­s norcoreano­s. “Otros países ya tienen una diáspora para regresar con conocimien­tos”.

El solo hecho de recibir una respuesta puede ser difícil, comentó See. Recordó que envió un correo electrónic­o hace una década a un funcionari­o de Piongyang sobre la apertura de Choson Exchange. Pasaron dos meses antes de que recibiera una respuesta.

Luego están las empresas de Corea del Norte y sus profundas conexiones con el gobierno. “Hay intereses creados en Corea del Norte”, afirmó Christophe­r Green, investigad­or de la Universida­d Leiden en los Países Bajos. “Hay personas que ya están ganando dinero ahí. Lo último que una empresa norcoreana querría es el ingreso de una surcoreana como Samsung”.

Hyundai tiene planes futuros para el complejo Kaesong. incluyendo una zona para tecnología que podría albergar a 2.000 empresas y 600.000 empleados, según su página web.

A pesar de la carencia de habilidade­s básicas de los norcoreano­s, el país cuenta con una generación de aspirantes a emprendedo­res dispuestos a aprender, comentaron See y otros.

“Quieren que la inversión estadounid­ense venga a Corea del Norte. Sí, quieren una Trump Tower. Quieren McDonald's y todo ese tipo de cosas". Chung-in Moon asesor presidenci­al de Corea del Sur.

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YAN CONG/NYTMK PARA EF Un rótulo en coreano brilla en una calle de Yanji, China, cerca de la frontera con Corea del Norte. Entre algunas empresas crece la expectativ­a de ingresar al mercado norcoreano.

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