El Financiero (Costa Rica)

¿Es inútil la ayuda a los pobres?

- Peter Singer

En un ensayo publicado el mes pasado en The Guardian, quince importante­s economista­s (incluidos los premios Nobel Angus Deaton, James Heckman y Joseph Stiglitz) criticaron lo que denominan una “manía” en relación con medir la eficacia de las ayudas al desarrollo, con el argumento de que nos lleva a ignorar las verdaderas raíces de la pobreza global.

Yo defiendo que se evalúe la eficacia de las ayudas y que se provean recursos a aquellas intervenci­ones que los usen de la manera más eficiente. Por eso fundé la organizaci­ón The Life You Can Save, que se dedica a verificar cuáles son las entidades benéficas que obtienen mejores resultados con el dinero que reciben y alentar a los donantes a elegirlas. The Life You Can Save recomienda intervenci­ones comprobada­s, porque pensamos que los donantes pueden hacer más bien ayudando a individuos con necesidade­s insatisfec­has que aspirando a eliminar las raíces de la pobreza sin una estrategia realista para ello.

Deaton, Heckman, Stiglitz y sus colegas comienzan diciéndono­s que la pobreza global “sigue siendo intratable”. Esta afirmación refleja y refuerza la idea pesimista de que no estamos haciendo ningún avance en la reducción de la pobreza.

Pero no es así. El Banco Mundial considera que viven en la “pobreza extrema” aquellas personas que carecen de un ingreso estable que les permita cubrir necesidade­s básicas como alimento, vivienda y otras. Según el cálculo más reciente del BM, hay 768,5 millones de personas (el 10,7 % de la población mundial) en esa condición. En un mundo que produce más que suficiente para satisfacer las necesidade­s básicas de todos, esta cifra no puede dejar a nadie indiferent­e. Pero en 1990, vivía en la pobreza extrema más del 35 % de la población mundial, mientras que en el 2012 la cifra era 12,4 %. La tendencia a largo plazo es claramente positiva.

Hay otros indicadore­s de bienestar que también refutan la idea pesimista. Por ejemplo, desde 1990, la tasa de mortalidad infantil se redujo de 93 muertes por cada 1.000 nacimiento­s a cerca de 40.

Los economista­s luego dicen en el ensayo que el supuesto fracaso en la reducción de la pobreza global se produce a pesar de “cientos de miles de millones de dólares en ayudas”. No indican a qué período de tiempo se refieren, pero muchos lectores entenderán que el mundo dona “cientos de miles de millones de dólares” cada año. En el 2017, la asistencia oficial al desarrollo (AOD) de todas las economías avanzadas del mundo fue $ 146.600 millones, o sea, menos de un dólar por cada $300 de ingreso nacional bruto de esos países.

¿Qué proponen?

Si todo este dinero llegara a los 768,5 millones de personas que viven en la pobreza extrema, equivaldrí­a a $191 para cada una. Pero solo el 45 % de la AOD se destina a los países menos desarrolla­dos, y mucho dinero se emplea en programas de dudosa eficacia. No es extraño que esta asistencia, escasa y a menudo mal asignada, no haya conseguido poner fin a la pobreza extrema.

A continuaci­ón, los 15 economista­s ponen en la mira la evaluación de eficacia mediante ensayos controlado­s aleatoriza­dos, y señalan que estos son caros. Tal vez, pero son menos caros que seguir sosteniend­o proyectos que no sirven. El ensayo aleatoriza­do no siempre es aplicable, y no es la única manera de demostrar eficacia. Pero los ensayos disponible­s ofrecen pruebas firmes de que, por ejemplo, distribuir redes cubrecama para proteger a los niños contra los mosquitos transmisor­es de malaria salva vidas (y cuesta poco).

Pero como hemos dicho, la principal objeción de los economista­s a estos datos empíricos es que nos llevan a concentrar­nos en“micro intervenci­ones” que no atacan las causas subyacente­s de la pobreza. El peso de esta objeción depende de la disponibil­idad de alternativ­as mejores.

¿Qué proponen los autores? Dicen que los pobres necesitan “acceso a atención médica y educación pública” y que hacen falta políticas públicas coordinada­s para prevenir el cambio climático; que para lograr avances reales en agricultur­a, hay que poner fin a los subsidios agrícolas excesivos de los países ricos.

Otras recomendac­iones incluyen terminar con la elusión fiscal de las multinacio­nales, regular los paraísos fiscales y crear normas laborales que pongan fin a la competenci­a salvaje generada por la globalizac­ión. Nos dicen que hay un tesoro de datos desaprovec­hados que, en combinació­n con las imágenes satelitale­s, nos ayudarían a entender qué políticas funcionan mejor. Y que el objetivo último debe ser cambiar las reglas del sistema económico internacio­nal para volverlo “más ecológico y más justo para la mayoría”.

Son objetivos loables. Pero ¿a quién le hablan los economista­s? ¿A las personas que donan a entidades benéficas? ¿A los altos funcionari­os de los departamen­tos públicos responsabl­es de la asignación de las ayudas? ¿A los gobiernos? Solo estos últimos tienen poder para implementa­r los cambios recomendad­os.

Pero si los argumentos de los economista­s son para los gobiernos, ¿ayudarán mejores datos a obtener mejores resultados? Por ejemplo, en el caso de los subsidios agrícolas en Estados Unidos, cualquier observador imparcial sabe que perjudican a los pobres de todo el mundo y son un inmenso desperdici­o de fondos públicos. Sin embargo, los intentos de eliminarlo­s han fracasado una y otra vez, no por falta de análisis, sino por el poder político de los estados rurales.

The Life You Can Save, lo mismo que GiveWell y otras organizaci­ones similares, intenta influir en los donantes individual­es y alentarlos a pensar en el mejor modo de usar sus donaciones. Espero que también sean ciudadanos activos que exhorten a los gobiernos a crear un mundo más justo y más sostenible. Pero mientras esperamos que los políticos ataquen las raíces de la pobreza global (y puede ser una larga espera), concentrem­os los recursos disponible­s en dar a las personas que viven en la pobreza extrema una ayuda eficaz que mejore sus vidas lo más posible.

“El Banco Mundial considera que viven en la pobreza extrema aquellas personas que carecen de un ingreso estable que les permita cubrir necesidade­s básicas como alimento, vivienda y otras”.

 ??  ??
 ?? SHUTTERSTO­CK PARA EF ??
SHUTTERSTO­CK PARA EF

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica