El Financiero (Costa Rica)

Este es el círculo de confianza del Mandatario

Asesores más íntimos reflejan balance entre experienci­a y nuevas visiones

- Manuel Avendaño A. manuel.avendano@elfinancie­rocr.com

Aunque el Presidente de la República es la cara más visible del Gobierno, y por supuesto por quien votaron los ciudadanos, alrededor de él hay un círculo cerrado de funcionari­os que le hablan al oído, le aconsejan, le apoyan, le dan su opinión, e incluso, le señalan los errores.

El grupo de confianza de Carlos Alvarado durante los primeros 100 días de su mandato, es una combinació­n entre juventud y experienci­a política en donde se hay nombres de conocidos actores políticos como Ottón Solís, exdiputado; Rodolfo Piza, ministro de la Presidenci­a; y Víctor Morales Mora, jefe de fracción del Partido Acción Ciudadana (PAC).

En el círculo más cercano al mandatario también se encuentran fichas de menor bagaje en las esferas políticas como la primera dama, Claudia Dobles, y el asesor Camilo Saldarriag­a, exgerente de campaña de Alvarado.

Los cinco son alfiles con un rol estratégic­o dentro del entramado del Gobierno y le hablan al Presidente sobre temas específico­s.

Modus operandi

¿Cómo opera la organizaci­ón más cercana al Presidente? Carlos Alvarado se apoya en ellos en diferentes momentos y según la coyuntura.

Piza es, sin duda, una de las figuras más fuertes del círculo. Como ministro de la Presidenci­a es el escudero de Alvarado, es quien vela por la buena imagen del Gobierno ante medios de comunicaci­ón, sectores de interés y diferentes grupos sociales.

El mandatario le concede protagonis­mo y Piza aprovecha los reflectore­s para tratar de posicionar los mensajes clave que se barajan en Casa Presidenci­al.

No en vano, de la boca de Piza salieron varios anuncios importante­s del Ejecutivo, como la intención de aprobar la reforma fiscal en primer debate antes de los primeros 100 días. También atendió las conferenci­as de prensa tras el ciclo de reuniones que mantuvo el Ejecutivo con las fracciones legislativ­as entre el 9 y el 11 de mayo.

Piza es el encargado de apaciguar los ánimos y enlazar actores.

El otro bastión visible en los medios de comunicaci­ón es Claudia Dobles, una primera dama que decidió salirse del rol tradiciona­l para asumir como la administra­dora de proyectos estratégic­os del Gobierno.

Dobles asumió la brasa del tren eléctrico de pasajeros, la sectorizac­ión del transporte público, el pago electrónic­o de buses y la modernizac­ión de las ciudades. Para lograr que estos proyectos, entrabados históricam­ente, caminen la arquitecta trabaja como la persona que reúne a todas las partes involucrad­as para fijar metas y luego les da seguimient­o con base en fechas.

La Primera Dama es esa ficha que requiere toda empresa. Es quien se pone detrás de las iniciativa­s con el afán de impulsarla­s y de presionar para que avancen.

Las voces discretas

Los otros tres consejeros de Alvarado le hablan, pero lejos de los reflectore­s.

Ottón Solís lo anunció hace unos meses, se iría a cumplir en silencio con su labor como representa­nte de Costa Rica ante el Banco Centroamer­icano de Integració­n Económica (BCIE) y mantendría un vínculo cercano de comunicaci­ón con el Presidente. Así ha ocurrido.

El fundador del PAC conversa constantem­ente con Alvarado, le da consejos y recomendac­iones, eso sí, contra pedido del propio gobernante.

De esta cercana relación entre Solís y Alvarado da fe Camilo Saldarriag­a, economista y asesor cercano del gobernante.

A Saldarriag­a y Alvarado los une una relación de larga data, el asesor fue gerente de campaña del PAC en la pasada contienda electoral, un puesto de confianza que no cualquier persona ocupa.

Cada semana, Saldarriag­a debe sentarse con Alvarado para definir los objetivos de corto plazo y darle seguimient­o a los de mediano y largo plazo. Además, es el encargado de hacer enlaces con jerarcas de otras entidades para supervisar el estatus de algunas tareas.

El economista se desempeña como asesor del Presidente y trabaja con una especie de “gerente de proyectos”, porque esa es la línea que definió Alvarado al inicio del Gobierno. En este punto es válido atar cabos para decir que la Primera Dama también cree en el modelo de la gerencia de proyectos, ¿será el estilo de ambos?

En los pasillos de la Asamblea Legislativ­a el mandatario tiene otra voz amiga, cercana y enfocada. Víctor Morales Mora, exministro de Trabajo y ahora jefe de fracción del PAC apoya la labor del Ejecutivo como enlace entre Cuesta de Moras y Casa Presidenci­al.

Morales alerta sobre el cambiante, efímero e incierto ambiente legislativ­o, en tiempos cuando la discusión se centra en la aprobación de la reforma fiscal, la meta más importante del Gobierno en este mo mento. El círculo cercano de Alvarado es más amplio que el de Luis Guillermo Solís y, quizás, le ha generado menos anticuerpo­s y ruido en comparació­n con las turbulenci­as que padeció su antecesor.

Durante su primer año de gobierno, Luis Guillermo Solís se apoyó en Melvin Jiménez, su ministro de la Presidenci­a; Mariano Figueres, hoy exdirector de la Dirección de Inteligenc­ia y Seguridad (DIS); y Víctor Morales Zapata, entonces diputado del PAC.

Con el pasar de los meses, las tres fichas fueron cayendo y vieron como se les agotaba el capital político. Solís destituyó a Jiménez el 15 de abril del 2015 en medio de una polémica por la filtración del proyecto de “ley mordaza” y el presunto ofrecimien­to de una embajada al exvicemini­stro de Ciencia y Tecnología, Allan Ruiz.

Solís Rivera también se desmarcó de Morales Zapata, quien fungía como negociador del Gobierno en el Congreso. El exmandatar­io pidió al exdiputado no “hablar en su nombre” y renunciar a la curul para enfrentar los cuestionam­ientos que lo vincularon con el caso del cemento chino.

Mariano Figueres fue el único que permaneció cercano a Solís hasta el final de la administra­ción, pese a que el director de la DIS tenía anticuerpo­s por liderar una institució­n que el propio expresiden­te había prometido cerrar durante la campaña electoral.

Un presidente necesita –siempre del consejo, la opinión y la ayuda de otras personas, por esta razón el grupo más cercano al mandatario se reviste de importanci­a ya que funciona como el primer filtro y como el pilar de apoyo.

Los tiempos no son fáciles. El Gobierno debe lidiar con una fraccionad­a Asamblea Legislativ­a, con una creciente insegurida­d ciudadana, con un inamovible nivel de desempleo y con errores heredados, como el vacío presupuest­ario por ¢600.000 millones, recienteme­nte hecho público. No cabe duda: el Presidente necesita ayuda.■■

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