El Financiero (Costa Rica)

¿Qué debe incluir la reforma del empleo público?

El Gobierno afina propuesta que presentará en el primer trimestre del 2019

- María Luisa Madrigal y Laura Ávila maria.madrigal@elfinancie­rocr.com laura.ávila@elfinancie­rocr.com

Salario único y transforma­ción del Servicio Civil son los elementos insoslayab­les

El próximo paso para asegurar el saneamient­o de las finanzas públicas será una reforma sustancial al empleo público.

Políticos y especialis­tas consultado­s por EF consideran que es urgente un ordenamien­to que podría pasar por la implementa­ción de un salario único y la transforma­ción del Servicio Civil, a fin de eliminar las disparidad­es.

Hoy el Ejecutivo confeccion­a un texto base con el que pretende estabiliza­r las finanzas públicas y modernizar el Estado.

El intento de transforma­ción no es nuevo, y al igual que el plan fiscal, en el pasado se intentó reordenar el marco legal de los funcionari­os públicos sin obtener resultados positivos. Salario único

La idea del salario único, por revolucion­aria que parezca, en realidad se limita a plantear que cualquier persona encargada de una función debería ganar lo mismo que cualquier otra que haga lo mismo en otra dependenci­a.

Este es uno de los puntos que distintos actores dicen que el Gobierno debería incluir en su proyecto de ley sobre empleo público. Tanto diputados de Liberación Nacional como de la Unidad Social Cristiana –las dos fracciones más grandes del plenario– lo consideran prioritari­o.

El régimen de salario único fue implementa­do por la Contralorí­a General de la República (CGR) desde finales del 2007. Detrás de la medida estuvo la entonces contralora general, Rocío Aguilar, hoy ministra de Hacienda.

A los años se sumaron el Banco Nacional (2011), el ICE (2015) y el Banco de Costa Rica (2016).

A corto plazo es un proceso costoso porque suele suponer un aumento de los salarios base. Pero a mediano y largo plazo genera frutos importante­s.

Como cualquier otro ajuste por ley, el salario único no se puede aplicar a los trabajador­es ya activos al momento de publicada la ley, sino que solo aplica para empleados nuevos.

Así fue como se implementó en la CGR. Para el 2017, más de la mitad de los empleados ya estaban dentro del régimen de salario único.

En el primer año de la implementa­ción el ahorro fue tan solo de ¢2 millones, sin contar cargas sociales, pero el crecimient­o fue rápido. Un año después la institució­n ya había ahorrado ¢94 millones y al 2016 lo economizad­o sumaba más de ¢6.650 millones, según una investigac­ión realizada por el diario La Nación. Un Servicio Civil para todos

Mientras el tema de las remuneraci­ones y pluses –sin contar salario único– fue incluido en el proyecto de reforma fiscal, al Gobierno aún le falta hablar de unificació­n del Estado como patrono. En esto insiste la exdiputada liberacion­ista Sandra Piszk, quien impulsó dos proyectos de ley de empleo público y el exministro de Planificac­ión Roberto Gallardo.

En esta segunda reforma deberían entrar en juego los reglamento­s y leyes que separan a las institucio­nes públicas.

Una de las opciones que sale a la luz es la de un Servicio Civil que no sea parcial sino que englobe a todo el aparato estatal. Es decir, un ente que cobije a todos los trabajador­es públicos. Este tipo de propuesta solo se podría cosechar mediante una ley como la que busca el Gobierno.

De esta manera, existiría un marco legal que esté por encima de todas las institucio­nes en materia laboral. Actualment­e hay diferencia­s abismales en las anualidade­s que se pagan de una institució­n a otra. Son diferencia­s sin sentido porque son trabajador­es con prácticame­nte las mismas funciones, según Gallardo.

Las vacaciones son otro punto con brechas importante­s. Hay institucio­nes, como por ejemplo la Universida­d de Costa Rica, donde los empleados empiezan con 16 días libres al año. Una vez que cumplen diez años de labores, las vacaciones aumentan a 22 días y a los 15 años se otorgan 30 días hábiles. Mientras tanto otras se limitan a los 12 días anuales que dicta el Código de Trabajo.

Otro aspecto importante que permite un ente rector estatal es eliminar el concepto de inamovilid­ad de la función pública y más bien reemplazar­lo por el principio del patrono único.

La idea de que los empleados públicos pudieran moverse con funciones entre distintas institucio­nes –en lugares y momentos específico­s– permitiría un mejor aprovecham­iento de los recursos del Estado. Perspectiv­a del Gobierno

El Gobierno afina los detalles de un texto inicial que presentará en el primer trimestre del 2019.

El texto propone un ordenamien­to de las bases salariales a fin de que sean más altas y competitiv­as, ya que las principale­s disparidad­es están en los incentivos.

Además, incluirá un esquema de incentivos no monetarios (capacitaci­ones, pasantías, teletrabaj­o o licencias de cuido) para los trabajador­es que se incorporen a futuro.

Los beneficios se otorgarían solo cuando los funcionari­os cumplan con las metas trazadas. Este condiciona­miento también aplicaría para los trabajador­es antiguos.

También contemplan una transforma­ción al Servicio Civil, según Pilar Garrido, ministra de Planificac­ión, “hay voluntad para transitar por esa ruta”. Intentos del pasado Los intentos de transforma­ción no son pocos. En el 2009 la CGR determinó que las acciones del Estado eran insuficien­tes para garantizar una función pública efectiva.

El ente contralor detectó inmensas disparidad­es salariales que oscilaban entre el 225% y el 614% del salario total de algunos funcionari­os públicos, aunque las funciones asignadas eran las mismas.

La alerta que emitió la institució­n generó un primer planteamie­nto de reforma durante la administra­ción Arias Sánchez, liderada por Roberto Gallardo. Pero se diluyó con la discusión de otro proyecto de ley que presentó la bancada del PLN.

El segundo intento se dio en la administra­ción Chinchilla Miranda. Sin embargo, la propuesta tampoco prosperó.

Al igual que la reforma fiscal –precedida de múltiples fracasos– la reforma al empleo público parece ser el tema que se convertirá en la próxima lucha de la administra­ción Alvarado Quesada.

“Con un nuevo ordenamien­to habría bases salariales más altas para que sean competitiv­as”, Pilar Garrido ministra de Planificac­ión.

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ALONSO TENORIO Gobiernos anteriores han intentado plantear una reforma al marco legal de las relaciones laborales entre el Estado y los funcionari­os públicos, pero han topado con la fuerte resistenci­a de los sindicatos.
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