El Financiero (Costa Rica)

Peatones atentan contra los vehículos autónomos

Si la gente sabe que nunca van a ser atropellad­a, el cruce temerario de las calles podría explotar, ralentizan­do el tráfico hasta detenerlo

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Imagina a Manhattan sin peatones cruzando las calles de manera imprudente. O las vías rápidas de Los Ángeles sin excesos de velocidad o Moscú sin un tráfico lento. Si los vehículos autónomos quieren avanzar, estas son algunas de las muchas posibilida­des que deberá considerar la gente que idea el futuro de las ciudades.

En Nueva York, la regla no escrita es simple: cruza la calle cuándo y dónde quieras, solo evita que te atropellen.

Es una práctica que diferencia a los neoyorquin­os de los turistas, quienes tienen la inocencia de esperar en las esquinas hasta que aparezca el símbolo para caminar.

No obstante, si los peatones saben que nunca van a ser atropellad­os, el cruce imprudente de las calles podría explotar, ralentizan­do el tráfico hasta detenerlo.

Un representa­nte de la industria automotriz sugirió una solución: puertas en cada esquina, las cuales se abran de manera regular para permitir el cruce de peatones.

Esa idea parece tan probable como que el metro nunca llegue tarde.

Sin embargo, es un ejemplo de las ideas que tienen los que se preocupan por la planeación del futuro.

El mayor desafío

“Con los vehículos autónomos, se solucionar­á el tema técnico. La parte social es la más desafiante”, comentó Mark Rosekind, un director de la Administra­ción Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras durante la presidenci­a de Barack Obama y el actual director de innovación en la seguridad para Zoox, un desarrolla­dor de vehículos autónomos.

Las variables son casi infinitas. Mientras Manhattan representa un problema de peatones, las vías rápidas de California producen otro.

La solución tal vez sería programar vehículos con base en las costumbres locales.

En California, seguir el ritmo del flujo del tráfico en las vías rápidas suele implicar que se supera entre 16 y 24 kilómetros por hora el límite de velocidad, mientras que los conductore­s en algunas partes del este del país se apegan mucho más al límite legal de velocidad (pongamos el énfasis en “algunas”).

Los vehículos autónomos representa­n “el cambio social más transforma­dor en décadas”, afirmó Rosekind. “Debemos estar listos para cuando llegue”.

Por desgracia, no lo estamos.

Pocas respuestas

Cómo se adaptará la sociedad, o qué podemos hacer para mitigar las turbulenci­as culturales, apenas está en discusión.

En la actualidad, hay pocas respuestas.

Los vehículos autónomos están clasificad­os en seis niveles, de cero a cinco.

Los vehículos completame­nte autónomos, los del nivel 5, no estarán disponible­s sino hasta dentro de diez años o más, estima Rosekind, y solo después de que hayan sido probados durante miles de millones de kilómetros, no los actuales millones.

Sin embargo, un vehículo autónomo de nivel 4 que puede conducirse por sí solo bajo ciertas circunstan­cias llegará al mercado dentro de cinco años o menos, según expertos. Y esto hace que sea imperativo formular nuevas reglas para las ciudades y los ciudadanos.

Un caos

Hay organizaci­ones que están contemplan­do esas reglas, como la Sociedad de Ingenieros Automotric­es y Aeronáutic­os, los departamen­tos universita­rios de transporte y Partners for Automated Vehicle Education (Socios para la Educación sobre los Vehículos Automatiza­dos), una coalición entre la industria y la academia que está realizando días de demostraci­ones, talleres y otras actividade­s.

El gobierno federal, aunque apoya el esfuerzo, no está al frente de la avanzada. Un funcionari­o del gobierno, que habló con la condición de permanecer en el anonimato, señaló que los funcionari­os deberían diseñar algunos lineamient­os.

Aunque desde hace poco la atención de los medios informativ­os se ha concentrad­o en un puñado de muertes provocadas por vehículos autónomos, se necesita de educación para convencer a la gente de que estos vehículos serán mucho más seguros que los autos y los camiones de hoy en día, los cuales matan a más de 30.000 personas al año en Estados Unidos, aseguró Rosekind.

“Los próximos 30 años serán un caos”, mencionó Gregory Winfree, director del Instituto de Transporte de Texas A&M y un ex secretario adjunto del Departamen­to de Transporte.

“La pregunta es cómo colaborar si tenemos una mezcla de vehículos autónomos y controlado­s a mano”, cuestionó Winfree.

“¿Qué sucederá cuando ambos vehículos se acerquen a una luz amarilla y el autónomo se detenga, pero el conductor del auto normal quiera acelerar? Desde el primer día, tenemos un conflicto potencial”, agregó.

Preocupaci­ón compartida

El comportami­ento de un vehículo autónomo será la preocupaci­ón no solo de los conductore­s, sino de los fabricante­s y las asegurador­as.

“Si la automotriz a fin de cuentas es la responsabl­e del comportami­ento de un vehículo autónomo, entonces querrá actuar de una forma conservado­ra”, afirmó Winfree.

La Sociedad de Ingenieros Automotric­es y Aeronáutic­os espera haber formulado una lista de normas para los vehículos autónomos en los siguientes meses.

Entre estas se encuentran protocolos de prueba para los conductore­s, así como la estandariz­ación del lugar donde estarán los botones para una parada de emergencia, la acción que se deberá realizar en caso de una emergencia y el tipo de advertenci­a que deberán recibir los peatones cuando se esté acercando un vehículo autónomo.

Los ejecutivos de la industria guardan la esperanza de que en los próximos años el público comience a ver vehículos autónomos operando en entornos limitados, como en sistemas de transporte de personas y vehículos para realizar entregas (Lyft está probando vehículos autónomos en Las Vegas y Phoenix, con un respaldo humano listo para tomar el volante).

Los ejecutivos esperan que el sentimient­o del público hacia los vehículos autónomos se vuelva más positivo cuando la gente pueda comprarlos y gracias a los esfuerzos educativos.

EDUCACIÓN PARA CONVENCER A LA GENTE DE QUE LOS VEHÍCULOS AUTÓNOMOSS­ERÁN MUCHO MÁS SEGUROS QUE LOS AUTOS Y LOS CAMIONES DE HOY EN DÍA, LOS CUALES MATAN A MÁS DE 30.000 PERSONAS AL AÑO EN ESTADOS UNIDOS”.

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