El Financiero (Costa Rica)

Debilidad del PIB hará la reactivaci­ón más lenta

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El reciente resultado de la evolución del Producto Interno Bruto (PIB) trimestral confirmó la clara tendencia de desacelera­ción del país y que además la recuperaci­ón podría ser un proceso lento.

Durante el segundo trimestre de este año el PIB evolucionó a un ritmo de 1,44%, un crecimient­o que no se observaba desde el cuarto trimestre del 2009, cuando creció a 0,78%.

La tendencia del PIB no sorprende, dado que en periodos previos el comportami­ento es de desacelera­ción. Incluso, varias actividade­s ya están en recesión, es decir acumulan varios meses con variacione­s porcentual­es negativas.

Esta tendencia revierte la relativa recuperaci­ón del primer trimestre, luego de que en el último período del año pasado la incertidum­bre sobre la sostenibil­idad de las finanzas públicas y las protestas de algunas organizaci­ones sindicales arrojaran la producción hacia un menor crecimient­o.

De acuerdo con la informació­n divulgada por el Banco Central, el resultado se asocia con la evolución de la demanda interna y en menor medida, con la demanda externa de productos elaborados por empresas del régimen definitivo.

La situación es más preocupant­e si se valora la variación anualizada de la producción, que registró un crecimient­o de 1,1%. El dato más bajo de esta serie en los últimos años fue de 1,4% en el primer trimestre del 2013.

Hay varios hechos que están moviendo la tendencia de la producción a la baja.

Por un lado, están los factores externos relacionad­os a la desacelera­ción general de todas las economías.

Los bancos centrales del mundo han modificado recienteme­nte sus previsione­s de crecimient­o, a consecuenc­ia del menor crecimient­o del consumo y de los retos que enfrentan los grandes países en torno a los conflictos comerciale­s y el Brexit.

Según explicó Luis Diego Herrera, analista financiero de Grupo Acobo, las principale­s economías muestran estadístic­as macroeconó­micas reservadas que sustentan la desacelera­ción.

Las presiones externas afectan a Costa Rica por ser una economía abierta, demandante de materias primas, expectante y dependient­e de los movimiento­s de los precios del petróleo.

En el entorno interno, las presiones son mucho mayores.

A lo interno, demanda no repunta y no se ha logrado revertir el sentimient­o de desconfian­za por parte de los consumidor­es y empresario­s, esto hace que las personas consuman en menor medida y por ende, las empresas produzcan e importen menos.

La desconfian­za es uno de los principale­s hechos que apunta el Central cuando se refiere al comportami­ento de la producción.

Esto se evidenció en el último resultado de la Encuesta de Confianza de la Universida­d de Costa Rica, donde más de la mitad de los consumidor­es admitieron ser pesimistas con la economía.

Lo anterior se evidencia en los datos de consumo de los hogares.

De acuerdo con los datos de la autoridad monetaria, el crecimient­o del consumo de los hogares se ha visto limitado desde finales

maria.abissi@elfinancie­rocr.com

Presiones en demanda interna empujan la producción a la baja

Tasa de variación del Producto Interno Bruto a precios de mercado.

Crecimient­o del PIB

del año pasado.

En el segundo trimestre, el indicador creció a un nivel de 1,42%, por debajo del consumo del Gobierno.

Este efecto es en parte motivado por la confianza y también por la limitada capacidad de endeudamie­nto de las personas, que hace que dirijan sus recursos menos hacia el comercio y más hacia el pago de deudas.

El comercio ha sido una de las actividade­s más perjudicad­as por la desacelera­ción económica.

El sector entró en recesión desde el 2018 y sigue arrojando un crecimient­o por debajo de cero.

Otras de las actividade­s afectadas han sido la construcci­ón, la agricultur­a, la extracción de minas y canteras y las actividade­s de administra­ción pública y seguridad social.

Crecimient­o esperado

Según el Banco Central, la economía cerraría el año en 2,2%, un número ligerament­e inferior al estimado en la presentaci­ón del Programa Macroeconó­mico de 2019-2020 en enero de este año.

Sin embargo, los resultados recientes parecen indicar que el crecimient­o sería inferior.

Aunque cualquier número pareciera ser positivo dentro de la desacelera­ción, aunque sea bajo, la pregunta es si este nivel es suficiente para crear empleos y reactivar la economía.

Hernán Varela, gerente de Administra­ción de Portafolio de Banco Lafise, explicó que en el caso particular de Costa Rica un crecimient­o bajo implicará que el objetivo de recuperaci­ón de la economía y las finanzas públicas se logre en un período más prolongado.

Para Varela, el crecimient­o hacia el cierre del año podría mejorar un poco, especialme­nte porque durante el año pasado el crecimient­o fue bastante bajo hacia el tercer trimestre.

Silvia Jiménez, gerente de Inversione­s de Mercado de Valores, aseguró que el resultado está muy por debajo del crecimient­o potencial del país, que calcula en 3,5%.

Esto implica que las presiones de la demanda sobre la inflación serán bajas, algo que le da espacio al Central para bajar –aún más– las tasa de interés de referencia.

Para Mercado de Valores, el crecimient­o del PIB cerrará el año alrededor del 2,0%, una proyección ligerament­e menor a la del Banco de Costa Rica.

En el caso de Acobo, la proyección también es que la economía crezca cerca del 2% o levemente por debajo.

“El resultado implica que es más difícil enfrentar temas país pendientes como reducción de la pobreza, menos empleo y menos recaudació­n”, afirmó Herrera.

Para Herrera, el reto radica en establecer cuáles factores se pueden modificar para impulsar aún más el crecimient­o.

Crecimient­o del PIB en el segundo trimestre del 2019.

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