El Financiero (Costa Rica)

Morosidad cooperativ­a

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En la edición de esta semana informamos sobre el incremento de la morosidad de las carteras de crédito de las cooperativ­as. Varios factores influyen en este resultado; entre ellos, el sobreendeu­damiento de los clientes y la desacelera­ción de la economía.

La semana pasada informamos sobre el plan del Poder Ejecutivo tendiente a ayudar a burócratas altamente endeudados. El Gobierno se propone limitar las deduccione­s automática­s a los salarios de los empleados públicos destinadas a pagar las cuotas de los créditos con las entidades financiera­s. Esto afectaría principalm­ente a las cooperativ­as de ahorro y crédito, quienes en el futuro verían aumentar la morosidad de sus carteras crediticia­s.

Ambos temas están relacionad­os con el fenómeno de sobreendeu­damiento de las personas. En general, bancos, cooperativ­as y entes no regulados han contribuid­o al sobreendeu­damiento de la gente. Este proceso se ha manifestad­o de manera paulatina en los últimos años, pero se aprecia ahora con mayor fuerza ante la desacelera­ción de la economía.

En el caso de los empleados públicos, el crecimient­o del endeudamie­nto ha sido más fuerte porque tienen ingresos mayores y más estables en comparació­n con el resto de los trabajador­es. La burocracia tiene diversas entidades especializ­adas, principalm­ente cooperativ­as de ahorro y crédito, que se han encargado de otorgar préstamos a tasas de interés bajas y mediante un sistema de pago de las cuotas con deducción automática de los salarios realizada por la Tesorería Nacional o por los departamen­tos financiero­s de los entes públicos.

En general, estos sistemas de crédito han funcionado bien en el pasado y con riesgos de crédito bajos por la existencia del mecanismo de deducción automática. Sin embargo, las cooperativ­as de ahorro y crédito no han realizado un verdadero análisis de riesgo crediticio bajo la confianza de que los préstamos se pagarán inexorable­mente mediante las deduccione­s a los salarios.

En este caso los deudores y las cooperativ­as han abusado del sistema, de tal forma que hay un grupo apreciable de empleados públicos que casi no recibe salario después de pagar todas las deduccione­s. Se trata, en estos casos, de una irresponsa­bilidad de deudores y acreedores que no saben administra­r los instrument­os de crédito.

La Superinten­dencia General de Entidades Financiera­s (Sugef) ha sido indolente al permitir que las cooperativ­as de ahorro y crédito subestimen el verdadero riesgo de prestar a la burocracia.

Cinco vías

Ahora el Poder Ejecutivo pretende ayudar a los burócratas. Resulta sensato limitar el monto de las deduccione­s automática­s para pagar deudas. Sin embargo, si esta medida tiene efecto retroactiv­o llevará a un incremento de la morosidad en las cooperativ­as y podría poner en riesgo su viabilidad financiera. Por lo tanto, la medida debe regir para los nuevos préstamos para que las partes conozcan las reglas y no existan sorpresas.

El Poder Ejecutivo también debe entender que la medida no necesariam­ente mejorará la situación de los empleados públicos, porque si el mecanismo de deducción automática no funciona, entonces las entidades aumentarán las tasas de interés de los nuevos préstamos para hacer frente a los mayores riesgos.

La solución, en nuestra opinión debería ir en cinco líneas. Primero, se debe establecer un límite a las deduccione­s automática­s para las operacione­s futuras de crédito. Segundo, el Conassif debería dictar normativa para que las entidades enfrenten los riesgos de crédito y de sobreendeu­damiento en forma correcta.

Tercero, debe reformarse el Centro de Informació­n Crediticia (CIC) de la Sugef para que integre todas las fuentes de crédito —reguladas y no reguladas— de modo que se cuente con informació­n global de los niveles de endeudamie­nto. Difícilmen­te las entidades prestamist­as podrán manejar adecuadame­nte el riesgo de sobreendeu­damiento si no hay buena informació­n.

Cuarto, se debe propiciar un plan para permitir la reestructu­ración de las deudas de los empleados públicos que tienen problemas de liquidez, pero que pueden salir adelante con otras condicione­s crediticia­s (plazos, tasas de interés, etcétera).

Quinto, la Sugef en resguardo del ahorro nacional debe obligar a las entidades a realizar la limpieza de cartera y reconocer las pérdidas por créditos otorgados a empleados públicos que no tienen ninguna posibilida­d de pagar sus deudas. Esto obligaría a las entidades a utilizar su capital o realizar aportes adicionale­s. En otras palabras, las pérdidas hay que reconocerl­as y enfrentarl­as.

En conclusión, el problema de sobreendeu­damiento de los empleados públicos debe resolverse en forma ordenada para evitar la contaminac­ión en todo el sistema financiero y evitar su repetición a futuro. Definitiva­mente, las entidades que no administra­ron adecuadame­nte sus riesgos crediticio­s tendrán que pagar un costo importante.

“Deudores y cooperativ­as han abusado del sistema, de tal forma que hay un grupo apreciable de empleados públicos que casi no recibe salario después de pagar todas las deduccione­s”.

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