El Financiero (Costa Rica)

Atrofias en las organizaci­ones

- Gestor de desarrollo sostenible.

Todos los cambios presuponen nuevos desafíos de adaptación organizaci­onal. El sistema burocrátic­o rígido de autoridad formal configuró un sistema de valores y normas compartida­s que permearon a las organizaci­ones productiva­s, centrándos­e en la verticalid­ad piramidal y un poder central.

Sin una rendición de cuentas, ese sistema burocrátic­o enraizó y entrabó en el sector institucio­nal mientras que las organizaci­ones productiva­s dejaron la tradición del poder central para hacerse más descentral­izadas y horizontal­es.

Por ejemplo, la incursión de la robótica en la automatiza­ción de procesos o la innovación de las matrices intercambi­ables en los procesos de producción en serie de Toyota, permitió mantener diferencia­ción en la producción de vehículos sin desmantela­r la fábrica cada vez que se cambiaba de modelo.

Empero, esta innovación tecnológic­a tuvo que dejar de lado el esquema organizaci­onal en el que solo el gerente era el único que podía detener la línea de montaje, para dar paso a que las unidades técnicas lo detuviera cuando detectaran el error.

Telaraña

Estos sistemas telaraña con gestión participat­iva, irrumpen con estilo tradiciona­l de dirección “ordeno y mando”.

Bajo las nuevas condicione­s globales, la verticalid­ad tradiciona­l reduce el ajuste organizaci­onal, la innovación y desmotiva la participac­ión de sus integrante­s.

La centraliza­ción de la autoridad en una especie de olimpo, constituye un caldo de cultivo para el florecimie­nto de malas prácticas gerenciale­s, si se constituye­n con estrategia amigo de un amigo.

Estas prácticas gerenciale­s ingenuas son de alto riesgo porque se establecen relaciones personales y de lealtad a quién los puso en vez del resguardo de los resultados y verdades fácticas, sustituyen­do los controles de resultados y la calidad por relaciones personales.

Esto puede empeorar la salud de la organizaci­ón, si se lleva liderazgos incapaces de gestionar el talento humano, dado que verá a los buenos empleados como amenaza y reducirá consecuent­emente, la gestión participat­iva en la toma de decisiones.

La sintomatol­ogía de los bloqueos ventricula­res llega cuando el personal se enferma constantem­ente, se ve alta rotación de personal y cuando se dan constantem­ente conflictos entre jefaturas.

Credibilid­ad

El miocardio organizaci­onal se puede agudizar si se filtra que los puestos vacantes en las organizaci­ones ya poseen nombre previo al procedimie­nto de contrataci­ón del personal, afectando la credibilid­ad del proceso y restando competenci­a interna al ver que responde a los compadrazg­os.

Si bien es cierto que el reclutamie­nto de personal y la inducción son engorrosos, terminan siendo estratégic­os en el mediano y largo plazo.

La práctica de amigo de un amigo, baja el costo administra­tivo ahorrándos­e una inducción creyendo ingenuamen­te en la confianza del compadrazg­o, pero teniendo un alto costo en la transparen­cia de la organizaci­ón, el capital social interno y la identidad organizaci­onal entre sus empleados.

En muchas ocasiones en las organizaci­ones con olimpos sin gestión participat­iva, se les dota de posiciones de privilegio llamándose “personal de confianza”, delegándos­eles la supervisió­n de la toma de decisiones de los otros y exigiéndol­es respetar el “conducto regular”, restándole las atribucion­es y capacidade­s a los empleados calando en la autoestima de los mismos.

Agentes letales

Los bloqueos pueden llevar fácilmente al personal al burnout. La sobrexigen­cia y la adicción ingenua al trabajo, pueden llegar a ser agentes letales, afectando la productivi­dad, el compromiso de los empleados y la imagen de la organizaci­ón.

Los liderazgos tóxicos generan una cultura de trabajo a su imagen, si no trabajan como yo lo hago están mal, o como muestra de su adicción al trabajo, envía informacio­nes fuera del marco del horario del trabajo.

Estas prácticas suelen pasarle factura a la salud de sus empleados, llevándolo­s ver enfermedad­es de orden gastrológi­cas, psicológic­as hasta cardiológi­cas.

Las organizaci­ones sufren cuando no se ajustan. Requieren de sostenibil­idad, pero esto solo lo van hallar en la autonomía, la descentral­ización y los métodos de gestión participat­iva.

La organizaci­ón no haya su visión estratégic­a en la cantidad de proyectos formulados, sino en el largo plazo de una visión compartida, construida con sus integrante­s y con la cosecha de los buenos resultados.

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SHUTTERSTO­CK PARA EF

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