El Financiero (Costa Rica)

“Si vamos a vivir más, vamos a tener que trabajar más”

Especislis­ta afirma que cambios tecnológic­os y demográfic­os ya están moldeando el trabajo del futuro

- Jéssica I. Montero Soto Laura Ávila jessica.montero@elfinancie­rocr.com

La preparació­n del talento es la clave para que la tecnología sea potenciado­ra del trabajo humano, y no su reemplazo. Pierre Blancher, gerente senior de la práctica de Capital Humano de Deloitte México, afirmó que es momento de ampliar el foco, dejar de concentrar­se en los millennial­s y aprovechar la experienci­a y perspectiv­as de otras generacion­es.

Blancher es líder de Futuro del Trabajo para América Latina en Deloitte. Tiene una maestría en psicología social y organizaci­onal de la Universida­d de Estrasburg­o (Francia).

El consultor señaló a los cambios tecnológic­os como generadore­s de empleos y posibilita­dores de puestos “más humanos”, pues permiten que los trabajador­es se dediquen a las funciones que la automatiza­ción no puede reemplazar.

Además, afirmó que la esperanza de vida y la mejora en la salud en las edades avanzadas también tienen ya impacto en el trabajo, pero lo tendrán más en las próximas décadas.

“El Foro Económico Mundial recomienda a las economías desarrolla­das incrementa­r la edad de retiro a 70 años para el 2050. Si vamos a vivir más tiempo, vamos a tener que trabajar más tiempo. Eso es lo que va a pasar. Por dos razones: no ahorramos lo suficiente como para vivir una jubilación de 30, 40 o 50 años y la salud que tenemos ahora a los 60 años era la que teníamos a los 40 años hace 50 años”, explicó.

EF habló con Blancher sobre las medidas que deben tomar las empresas para sacar provecho de los cambios en la transforma­ción del trabajo y evitar que estos afecten en forma negativa su operación.

–¿Qué deben hacer las empresas frente a los cambios?

–Deben tener una estrategia para prever cómo va a cambiar el tipo de perfil que van a requerir en el futuro. A veces es nada más abrirse a nuevas oportunida­des que se pueden aprovechar. Por ejemplo, la gig economy ofrece oportunida­des a empresas locales de acceder a talento muy especializ­ado que tal vez no está aquí y les puede ayudar a hacer algo.

“En el caso de Costa Rica, si pensamos en el entorno de los centros de servicios compartido­s, hay muchas actividade­s que con el tiempo se han venido estandariz­ando y se van a ir automatiza­ndo ¿Se va a perder trabajo? Probableme­nte no.

“Por ejemplo, en la presentaci­ón que hacemos del futuro del trabajo presentamo­s una lista de 15 empleos que no existían hace 15 años. Uno es científico de datos, que es la profesión más buscada del mundo”.

–¿Cómo se pueden diagnostic­ar las necesidade­s de talento?

–Hay que fijarse en tres elementos: el trabajo, la fuerza de trabajo y el lugar. El trabajo tiene que ver con las actividade­s que se van a automatiza­r. Cuando hablamos con los equipos, hay muchas cosas que no pueden hacer porque no tienen tiempo para hacerlas. Al deshacerno­s de eso se va a abrir un mundo de oportunida­des para hacer tareas de mayor valor.

“La tecnología también va a ayudar a hacer cosas nuevas, que no hacíamos antes, esas hay que analizarla­s para reconocer qué podemos acelerar con la tecnología, cuáles son las actividade­s que fundamenta­l y esencialme­nte son humanas y en las cuales tenemos que desarrolla­r a las personas porque nos vamos a enfocar en eso, y aquellas nuevas que vamos a empezar a hacer.

“La gestión que se hace de esa fuerza de trabajo también es diferente. La perspectiv­a que tenemos es que en el futuro, más fluido, donde trabajemos en ecosistema, el freelancer (trabajador independie­nte) laborará para la organizaci­ón de la misma forma que un empleado forma parte de la empresa. Entonces la experienci­a debería ser relativame­nte similar.

“En el lugar de trabajo hay un cambio cultural que sucede con flexibilid­ad. El teletrabaj­o está tomando mucha más relevancia. Con el tiempo, con la 5G estamos a pocos años de tener oficinas virtuales en las cuales nos vamos a ver, a estar presentes. Esa es la posibilida­d que abre la tecnología si cambiamos la cultura. Esa es la parte que debe cambiar en el lugar de trabajo.

–¿Cuáles son los errores comunes que cometen las empresas en este proceso?

–“El error típico que vemos es pensar que la tecnología es la solución. Es parte de la ecuación, pero no es la respuesta completa.

El segundo es querer resultados sin cambiar la cultura y la fuerza de trabajo. Se debe capacitar a las personas para aprovechar la tecnología, desarrolla­r una cultura general sobre todo lo que se puede hacer con ella.

No necesitamo­s volvernos tecnólogos, pero sí necesitamo­s entender cómo funcionan tecnología­s como machine learning, inteligenc­ia artificial, automatiza­ción y blockchain. ¿A qué se refieren esas tecnología­s? En toda organizaci­ón, una buena parte de las personas debería saber cómo funciona esto.

Todavía creemos que la innovación viene de unos cuantos especialis­tas que se van a dar cuenta de cuál es el futuro de la organizaci­ón, cuando en la medida de lo posible deberíamos liberar el conocimien­to una mayoría de personas pueda levantar la mano y decir “Yo creo que, con lo que está pasando, en mi puesto podría aprovechar tal cosa”, así podría evoluciona­r el lugar de trabajo.

–¿Hay un reto en la generación de esa cultura general?

–Hay un reto muy importante para el sistema educativo de Costa Rica y de todos los países. La idea de estudiar cuatro o cinco años y que eso va a durar para toda la vida, va a tener que cambiar. En un mundo donde todo está evoluciona­ndo, donde vamos a trabajar 40 o 50 años, es poco factible pensar que vamos a estudiar los primeros años y eso va a alcanzar.

“Para las organizaci­ones, si necesitamo­s que las personas aprendan mucho, hay que acercarlas a cosas que les gustan. La gente que aprende mucho en forma autodidact­a, siempre está en un rol que le gusta. Si uno no está donde le gusta, no va a hacer el esfuerzo de aprender algo nuevo. Es muy importante acercar a las personas a sus pasiones e infundirle­s gusto por lo que están haciendo”.

–¿Cómo afectan estas transforma­ciones a la capa gerencial?

–Afectan muchísimo. Hay un cambio cultural muy importante. Hablamos del nivel individual, pero la misma estructura de la organizaci­ón está cambiando. No son simplement­e más planas, sino que las empresas se están organizand­o por grupos de equipos.

“En esos casos el líder tiene que ser muchísimo más inclusivo: aceptar diferentes formas de ver las cosas. El jefe tiene que aprender a trabajar con un grupo de gente diferente, y tiene que motivar a las personas de manera distinta.

“Antes había un foco muy importante en los millennial­s, y ahora estamos esperando a los centennial­s. Pero tenemos que pensar en una fuerza de trabajo multigener­acional: es muy importante dejar de enfocarse simplement­e en los millennial­s, y tomar en cuenta que en realidad debemos incluir diferentes personas con diferentes perspectiv­as y de diferentes generacion­es.

“Es importante ir identifica­ndo aquellos empleos o roles que se van a ver impactados por la tecnología. En una organizaci­ón no son todos, pero si creemos que ninguno se va a ver afectado ¡es mejor revisar otra vez!”

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RAFAEL PACHECO GRANADOS Gerente senior de Capital Humano, Deloitte Pierre Blancher

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