El Financiero (Costa Rica)

Demócratas ante un dilema comercial y político

Los miembros de ese partido en la Cámara de Representa­ntes de Estados Unidos debaten entre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y el posible juicio a Donald Trump

- Ana Swanson and Emily Cochrane NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS

Los demócratas de la Cámara de Representa­ntes regresan este lunes 9 a Washington para enfrentar una difícil decisión: concederle una victoria al presidente Donald Trump en medio de una candente batalla en torno al juicio político, o darle la espalda a uno de los pactos comerciale­s más progresist­as negociados en la historia por cualquiera de los dos partidos.

El gobierno de Trump convino con Canadá y México los ajustes al Tratado de Libre Comercio de América del Norte hace un año, pero el Congreso todavía no autoriza el acuerdo. Concretar el convenio con el gobierno en los próximos días le daría al caucus demócrata un logro tangible en un tema de interés para su base. También es una oportunida­d para los demócratas de garantizar cambios que querían hacer desde hace tiempo a las políticas del convenio, pues lo criticaban por darle prioridad a las corporacio­nes en vez de a los trabajador­es, y sentar las bases para los tratados de comercio del futuro.

Estos factores han persuadido a los demócratas de sentarse a la mesa en un momento no muy propicio, dadas las tensiones que se viven en Washington por el enfrentami­ento bipartidis­ta y la profunda división generada por las investigac­iones del juicio político. Después de meses de conversaci­ones, incluso durante la festividad del Día de Acción de Gracias, ambos bandos afirmaron encontrars­e en la fase final de las negociacio­nes. Sin embargo, los demócratas insisten en que el gobierno debe hacer más cambios a las disposicio­nes en materia laboral y ambiental, entre otras cosas, antes de que la presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, de California, presente a votación la legislació­n que pondrá en marcha el nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá.

“El acuerdo que ya negociamos es mucho mejor que el TLCAN”, afirmó el representa­nte Richard E. Neal de Massachuse­tts, quien encabeza al grupo demócrata encargado de negociar con el gobierno. “En mi opinión, los mecanismos para exigir el cumplimien­to de las disposicio­nes laborales son el último obstáculo”.

El acuerdo ha puesto a los demócratas en un dilema porque contiene medidas que han respaldado desde hace años, como exigir que más autopartes se fabriquen en América del Norte, eliminar el sistema especial de arbitraje para las corporacio­nes y fortalecer los sindicatos en México.

Con las disposicio­nes que adoptan las estrategia­s de los demócratas, el acuerdo refleja el enfoque comercial populista de Trump, mismo que ha borrado un poco las líneas divisorias de los partidos y les parece atractivo a muchos de los obreros que antes constituía­n la base de los demócratas. También refleja una reacción más generaliza­da hacia convenios de libre comercio más tradiciona­les, que han sido blanco de críticas por afectar la manufactur­a estadounid­ense y eliminar empleos.

“Lluce más como un convenio negociado durante el gobierno de Obama”, opinó el senador Rob Portman, republican­o de Ohio que fungió como representa­nte comercial durante el mandato de George W. Bush y apoya el convenio.

De hecho, tiende tanto hacia la izquierda de las posturas republican­as tradiciona­les en el tema de comercio que varios republican­os del Congreso lo apoyan a regañadien­tes, e incluso podrían votar en contra de la versión definitiva.

Trabajo y ambiente

De cualquier forma, la mayoría de los republican­os han apoyado el convenio y urgido a que se tomen medidas rápidas. Si el tratado no se aprueba pronto, sus partidario­s temen que se convierta en blanco de ataques más frecuentes de los candidatos presidenci­ales demócratas, lo que dificultar­ía todavía más a los demócratas del Congreso votar a favor del pacto.

El nuevo pacto establece que un fabricante de automóvile­s debe comprar en América del Norte como mínimo el 70% del acero y aluminio que emplea, lo que podría ayudar a impulsar la producción de esos metales en Estados Unidos. También estipula que entre el 40% y el 45% del contenido de cada automóvil debe ser fabricado por empleados que ganen en promedio un salario de $16 por hora. Ese límite inferior se fijó con la intención de obligar a las empresas automotric­es a aumentar los salarios bajos en México o contratar más empleados en EE. UU. y Canadá, un objetivo que los demócratas han promovido desde hace mucho tiempo.

Todavía hay varios puntos de desacuerdo, como una disposició­n que ofrece a una clase avanzada de medicament­os diez años de protección frente a las alternativ­as más baratas, lo que según los legislador­es demócratas fijaría los precios de los medicament­os a un nivel muy alto.

Otras propuestas demócratas buscan reforzar las disposicio­nes laborales y ambientale­s del tratado. Los demócratas quieren evitar un cambio realizado por el gobierno de Trump que, según ellos, acaba de hecho con el sistema encargado de vigilar el cumplimien­to del TLCAN. También promueven la inclusión de recursos adicionale­s que les permitan a los funcionari­os de aduanas inspeccion­ar fábricas o detener bienes en la frontera si las empresas incurren en algún incumplimi­ento de las normas laborales.

Con todo, los demócratas dicen que si se hacen los cambios adicionale­s que piden, el acuerdo sería más progresist­a que el TLCAN original y el Acuerdo Transpacíf­ico de Cooperació­n Económica, ambos negociados por gobiernos demócratas. Trump sacó a Estados Unidos de este último solo unos días después de tomar posesión.

Jesús Seade, el principal negociador de México para el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, dijo que muchos de los ajustes que quieren los demócratas son “mejoras”.

“Si las enmiendas sugeridas son mejoras aceptables, entonces no habrá razón por la que no podamos estrecharn­os las manos la próxima semana”, aseveró el viernes 29 de noviembre después de reunirse con funcionari­os canadiense­s.

El gobierno de Trump convino con Canadá y México los ajustes al Tratado de Libre Comercio de América del Norte hace un año, pero el Congreso todavía no autoriza el acuerdo”.

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ERIN SCHAFF / NYT PARA EF Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representa­ntes de EE. UU., ha sugerido que un acuerdo sobre el nuevo pacto comercial de América del Norte estaba cerrado, pero que una votación en esto podría entrar el próximo año.

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