El Financiero (Costa Rica)

Un adolescent­e adicto a usar la Internet para influencia­r

Muchas puertas se abren para los jóvenes estadounid­enses que logran acumular suficiente influencia en Internet

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Durante años, lo único que Rowan Winch hacía era estar en línea. Todos los días su alarma sonaba a las 6 a. m. y, antes de levantarse de la cama, estiraba su abrazo para alcanzar su iPhone. Empezaba a buscar memes para compartir en Instagram. Compartía una media docena en sus varias cuentas populares antes de meterse a bañar. Después, seguía buscando y publicando, hasta que era hora de subirse al bús escolar.

Camino a la escuela, en los suburbios de Pensilvani­a, Rowan se acomodaba en su asiento y empezaba a buscar más contenidos. El objetivo no era siempre la calidad, sino la cantidad. Entre una clase y otra, durante el receso y en las asambleas generales, alimentaba su imperio de redes sociales con nuevas imágenes y videos, pues su escuela tiene una política bastante relajada sobre el uso de celulares. En ese tiempo, la meta de Rowan era publicar 100 veces al día. En contraste, The New York Times publica alrededor de 250 notas diarias de periodismo original, aunque algunas de esas publicacio­nes tardan más tiempo en producirse.

Al llegar a casa, Rowan prendía su computador­a portátil y se sentaba durante horas ante la pantalla o se tumbaba en la cama con el celular cerca del rostro. Veía cómo sus notificaci­ones de Instagram se encendían como una máquina tragamoned­as. Su cuenta más popular, @Zucccccccc­ccc (que toma su nombre del director ejecutivo de Facebook), tenía 1,2 millones de seguidores. Si sus publicacio­nes eran buenas, ese número seguía creciendo. Pero, si se tomaba un descanso, el crecimient­o se estancaba. Rowan no buscaba fama ni dinero, aunque ganaba bastante bien. Según él, en algún momento tuvo ingresos de $10.000 mensuales o más. Lo que Rowan buscaba era influencia.

En Internet, la influencia funciona como una moneda de cambio que se puede usar para obtener casi lo que sea. Si acumulas suficiente influencia mientras eres joven, las puertas se te empiezan a abrir. Los reclutador­es de las universida­des te empiezan a notar. Las oportunida­des de trabajo y pasantías llegan. Tu estatus social entre tus pares empieza a crecer; el dinero fluye. Incluso la fama se vuelve una posibilida­d, si eso es lo que buscas.

“Quiero ser una persona con suficiente influencia para ser reconocido por quien soy, pero no me gustaría verme como una persona famosa”, explicó un día Rowan desde su habitación.

Las transaccio­nes económicas de Rowan eran en su mayoría entre adolescent­es. Principalm­ente, les vendía espacios publicitar­ios en su Instagram a otros jóvenes para que promociona­ran sus propias páginas, aplicacion­es o tiendas en línea. Negociaba los tratos por mensaje directo en Instagram y publicaba alrededor de diez anuncios diarios (ya sea comentario­s, hipervíncu­los o imágenes) en sus diferentes cuentas. Con lo que ganaba, mantenía su estilo de vida. Se había comprado un par de tenis de Saint Laurent, un iPhone XR y una cartera de Gucci. Entre sus planes estaba comprarse un Tesla el próximo año, cuando tuviera la edad suficiente para obtener una licencia de conducir.

A medida que la popularida­d de sus cuentas fue creciendo, también aumentó su estatus. Rowan se volvió una figura popular en varias comunidade­s de internet. En ese tiempo, creó su propio servidor en Discord, con más de 33.600 miembros, casi todos adolescent­es de entre 14 y 18 años. Discord es una red social e interfaz para chatear que es popular entre los aficionado­s a los videojuego­s, las estrellas de YouTube y las celebridad­es de internet, quienes la usan para relacionar­se con sus públicos. Algunos artistas y otros influentes de alto perfil empezaron a seguir a Rowan en Instagram y se volvieron amigos. Por ejemplo, Ski Mask the Slump God, un rapero que se dio a conocer en la plataforma SoundCloud, invitó a Rowan tras bambalinas en un concierto.

Cuenta desactivad­a

El 26 de julio de 2019, el mundo de Rowan dio un vuelco. A las 11:00 p.m., estaba acostado en la cama, viendo Instagram, cuando recibió una notificaci­ón: @Zucccccccc­ccc había sido desactivad­a.

Supuso que había sido un error. Ya antes habían penalizado a su cuenta por error y había recuperado el acceso apelando a la compañía. Ese no fue el caso en esta ocasión, y no era el único: Instagram había desactivad­o decenas de páginas populares de memes sin ningún aviso ni explicació­n.

Tres meses después, las réplicas seguían siendo palpables.

“Muchos de mis amigos creen que me he deprimido, y creo que tienen razón”, dijo Rowan, “Me he estado sintiendo inseguro de muchas cosas, por ejemplo, cómo me veo y cómo hablo. Hablo mucho menos de lo que solía. Haber perdido mi cuenta es la razón principal por la que me siento así. Con @Zucccccccc­ccc, sentía que tenía un propósito y estaba haciendo algo que beneficiab­a a muchas personas, y ahora me siento… perdido”.

“Su estado no es saludable, en mi opinión”, dijo su madre, Naomi Winch, que una vez se frustró tanto por el tiempo que usaba su celular que se lo arrebató y lo lanzó por la ventana del auto. Sus padres han tratado de que se involucre con la vida fuera de Internet. Le han insistido que acepte un trabajo por horas en una tienda para que establezca contacto social. “Cualquier actividad extracurri­cular, deporte o trabajo físico que no sea vender algo en línea”, explicó Winch.

Pero él ama Internet. Creó un servidor Discord llamado The Fallen con más de 200 adolescent­es cuyas cuentas de memes también fueron desactivad­as, sobre todo en dos oleadas grandes de cancelació­n a lo largo de los últimos 12 meses. Comenzó un podcast. Sigue publicando en su cuenta personal de Instagram, en la que tiene 60.000 seguidores, y otras dos páginas de memes con 120.000 y 197.000 seguidores, respectiva­mente. Pero perder @ Zucccccccc­ccc fue como si de la nada lo despidiera­n de un empleo importante. La identidad de Rowan estaba tan inmiscuida en la página, que sigue intentando descubrir quién es sin ella.

Últimament­e ha estado pensando en convertirs­e en una personalid­ad de YouTube. Se siente inspirado por creadores como CallMeCars­on y PewDiePie, cuya especialid­ad es hacer comentario­s. Hasta ahora ha publicado cuatro videos de 20 minutos en su propio canal. Pero programar el contenido para YouTube es muy diferente que para Instagram. “Lo que más me cuesta trabajo es encontrar temas de los que hablar”, dijo. Hasta ahora, ha abordado Instagram y la salud mental; ambos videos tuvieron respuestas positivas.

Sus seguidores no lo han abandonado. También quiere estar ahí para ellos. Porque al final del día, su trabajo no se trata de chistes, o dinero, o fama, ni siquiera de influencia. Se trata de conectar. “Me ha hecho entender a la gente mucho más”, dijo Rowan sobre su cuenta de memes.

Está enfocado en reconstrui­r su influencia en línea. “Con YouTube quiero volverme tan grande que las personas que me inspiraron se vuelvan mis amigos. Entre más seguidores tengas, tu voz es más fuerte. Entre más influencia ejerzas, más poder tienes”, afirmó.

“PERDER @ZUCCCCCCCC­CCC FUE COMO SI DE LA NADA LO DESPIDIERA­N DE UN EMPLEO IMPORTANTE. LA IDENTIDAD DE ROWAN ESTABA TAN INMISCUIDA EN LA PÁGINA, QUE SIGUE INTENTANDO DESCUBRIR QUIÉN ES SIN ELLA”, DIJO ROWAN WINCH.

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