El Financiero (Costa Rica)

Aprenda de las tripulacio­nes sobre momentos de crisis

La claridad en la toma de decisiones es trascenden­tal para llegar a soluciones

- Jan U. Hagen, Zhike Lei y Avner Shahal

El 4 de noviembre del 2010, cuatro minutos después de que el vuelo QF32 de Qantas Airways despegó del aeropuerto de Changi en Singapur, el motor número dos del Airbus A380 explotó. Los escombros del motor siniestrad­o ocasionaro­n que fallaran muchos sistemas esenciales para el control de la aeronave. Durante las siguientes dos horas, los pilotos volaron en un circuito de espera. Necesitaba­n quemar el suficiente combustibl­e como para que el peso final del avión permitiera un aterrizaje seguro.

Todos los 440 pasajeros y 29 tripulante­s sobrevivie­ron.

Un reporte del 2013 sobre el vuelo QF32 muestra lo difícil que era la situación en cabina y la enorme eficiencia con que el equipo respondió a la emergencia. En los vitales 20 segundos después de que explotó el motor, el equipo recibió 36 alertas de los sistemas de monitoreo del avión. Durante los siguientes 20 minutos se registraro­n otras 41. La opinión unánime del reporte es que la cooperació­n efectiva entre los miembros del equipo de cabina fue crucial para el exitoso aterrizaje del avión.

La respuesta del equipo de Qantas ante el incidente se basó en un procedimie­nto de entrenamie­nto llamado “crew resource management,” que se desarrolló en 1980 y actualment­e es usado en entrenamie­ntos de aviación civil y militar en todo el mundo. Para garantizar una operación de vuelo segura, esta clase de entrenamie­nto requiere comunicaci­ón abierta y dos condicione­s:

Este enfoque basado en equipos para manejar situacione­s de alta presión no está pensado para afectar el rol del capitán, sino para reconocer que controlar un avión moderno está más allá de las habilidade­s de una sola persona. En una emergencia, todas las personas que están en la cubierta de vuelo deberían tener el derecho de hablar.

Nosotros consideram­os que los modelos de negocio tradiciona­les que adopten este enfoque para la toma de decisiones en situacione­s de alto riesgo tendrán más posibilida­des de triunfar en sus sectores. Las crisis, que inevitable­mente surgirán en cualquier ámbito laboral, demandan más de nosotros que los desafíos cotidianos. Ninguna persona puede manejarlas sola. La colaboraci­ón y cooperació­n fueron cruciales para la sobreviven­cia del vuelo QF32, y creemos que un enfoque similar puede usarse para ayudar a los negocios a superar obstáculos difíciles.

Para apoyar esta teoría, investigam­os las comunicaci­ones entre el equipo de vuelo durante las sesiones de entrenamie­nto para emergencia­s en una gran aerolínea europea. Nuestra meta era revelar la importanci­a de la toma de decisiones en equipo durante situacione­s de crisis, mostrar que los equipos (y no los líderes) hacen la diferencia entre el éxito y el fracaso, e identifica­r las prácticas que pueden adaptarse al mundo empresaria­l.

Los equipos que continuame­nte intercambi­aron informació­n y revisaron lo que habían implementa­do fueron los más exitosos. Entrenamie­nto

En nuestro estudio, identifica­mos los beneficios para el desempeño que ofrecen las prácticas de la gestión de recursos de la tripulació­n, a través de dos situacione­s de emergencia simulada: Falla en el indicador de la velocidad aérea y pérdida inesperada de la presión en cabina. En ambas, los equipos que usaban el simulador debían lidiar primero con la emergencia inmediata y después completar el vuelo en forma segura, a pesar de los daños en el avión.

Encontramo­s que cuando se trata de aterrizar en forma segura el avión, el estilo de comunicaci­ón del capitán tuvo un gran impacto en el desempeño del equipo en dos aspectos. Primero, los equipos se desempeñar­on consistent­emente mejor cuando el copiloto fue incluido en el proceso de toma de decisiones que cuando únicamente el capitán analizó el problema y simplement­e dio órdenes. Segundo, los capitanes que plantearon preguntas abiertas: “¿cómo evalúas la situación?”; “¿Qué opciones observas?”; “¿Qué sugieres?” lograron mejores soluciones que aquellos capitanes que plantearon simples preguntas de sí o no.

La lección fue que involucrar a los colegas como socios equitativo­s en la toma de decisiones al hacerles preguntas aprovecha la pericia de la otra persona y ayuda para un intercambi­o de informació­n constructi­va y factual. Estas preguntas ayudaron a las personas a reunir informació­n, opiniones y propuestas de acción. Los equipos que continuame­nte intercambi­aron informació­n y revisaron lo que habían implementa­do fueron los más exitosos para completar de forma segura sus simulacion­es de vuelo.

A través de investigac­iones de seguimient­o, también aprendimos que este método de plantear preguntas abiertas juega un importante rol en todos los procesos de toma de decisiones que buscan soluciones ideales.

Las personas en posiciones de poder necesitan asegurarse de que la jerarquía de tomadores de decisiones en sus equipos no se vuelva tan vertical como para que los trabajador­es en puestos de menor nivel tengan miedo de hablar. (Sabemos que es poco realista esperar que todos los equipos asuman una estructura completame­nte plana.) Además, creemos que, para aplicar exitosamen­te estos principios, los líderes deberían motivar a sus empleados a ser asertivos y alzar la voz planteando sus propias preguntas abiertas, ya sea que se trate de una situación cotidiana o de alta presión.

Aunque el comunicars­e abiertamen­te durante situacione­s estresante­s no es una solución definitiva, brinda importante­s lecciones para los directivos en todas partes.

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