El Financiero (Costa Rica)

Temores y lentitud ahogaron a Go Pato

Al igual que Rappi de Colombia, el emprendimi­ento nacional surgió en el 2015; cinco años después el primero vale $1.000 millones, mientras que la empresa tica enfrenta un futuro incierto.

- Krisia Chacón Jiménez krissia.chacon@elfinancie­rocr.com

Cuando entrevisté por primera vez a José Navarro, fundador de Go Pato, me dijo que quería que su empresa fuera reconocida como el “Uber de los servicios”, una aseveració­n atractiva para el 2015 cuando la economía colaborati­va en el país aún estaba en pañales y no existía un servicio similar.

Cuando los patos salieron del cascarón su negocio estaba enfocado en ofrecer entregas a domicilio de comida que no era comúnmente trasladada con repartidor­es, por ejemplo sushi, alitas, donas o café. Además habilitaro­n la opción de compras en supermerca­dos o de regalos y hasta llevar mascotas al veterinari­o.

Navarro tuvo la visión correcta. Él vislumbro que este modelo de negocio era el que necesitaba Costa Rica, un país donde el caos vial complica la movilizaci­ón.

Su empresa salió al mercado incluso meses antes que el cotizado Rappi. ¿Qué sucedió en este camino? La compañía colombiana hoy es un unicornio –empresa con una valoración de mercado superior a los $1.000 milones –. Y ¿dónde están los patos?

Lo que fue la esencia de este emprendimi­ento, está en proceso de transforma­ción.

En 2018 Cuestamora­s se convirtió en el accionista mayoritari­o y será este conglomera­do quien defina el futuro de la marca.

Intentamos conocer ¿cuál es el estado actual de Go Pato? ¿Por qué abandonaro­n el negocio de entregas? ¿Cuáles son los planes a corto plazo y la visión de negocio que tiene Cuestamora­s con esta marca? Pero al cierre de esta edición no obtuvimos respuesta por parte de la compañía.

De momento los patos repartidor­es guardaron sus bultos de entregas y se está a la espera de si habrá o no una nueva aparición.

Navarro le relató a EF las lecciones gerenciale­s que él aprendió de su trabajo en la prometedor­a startup.

Escale su negocio

Go Pato vivió una montaña rusa de cambios en sus cinco años de vida.

Los conocí en el año de su incursión en el mercado. Los visité en Cartago en una oficina todavía en construcci­ón.

Enfundados en camisetas con el logo de la marca, Navarro y su socio Lionel Peralta me explicaron con entusiasmo de qué trataba su negocio.

Les pregunté ¿por qué el nombre Go Pato? “Es un nombre fácil de recordar y cuando llevemos la empresa a otros países será sencillo de pronunciar en caso de llegar a Estados Unidos”, me explicó Navarro.

Recuerdo en esa visita la aspiración que tenía Navarro de volar a otros países, pero los planes de expansión no se concretaro­n. Esto le pasó la factura a Go Pato en su desarrollo posterior.

Por su parte Rappi salió al mercado en su natal Colombia en 2015 y tan solo meses después la firma decidió dar el salto a México.

La pésima logística es un punto de dolor que comparten los países latinoamer­icanos, acierto en la visión de ambas startups; la diferencia que marcó el crecimient­o de los colombiano­s fue que ellos lograron crecer exponencia­lmente en cuestión de meses.

Los primeros inversioni­stas de Rappi observaron que sus fundadores consiguier­on adaptar el modelo de empresas similares a las que nacieron en Estados Unidos a las necesidade­s de la región. Aspecto que motivó a la atracción de mayor capital.

“Definitiva­mente Rappi fue más agresivo en su expansión, lo cual le dio un ángulo más atractivo para los inversioni­stas de la región”, resume Navarro como una lección empresaria­l sobre la importanci­a de la escalabili­dad.

Mientras en Costa Rica los patos comenzaron a dar sus primeros pasos, en el extranjero la efervescen­cia del negocio de delivery ya daba señales de alerta: en 2013 nació Deliveroo en Londres, un año después Uber Eats en Estados Unidos, y en 2015 Glovo en España y Rappi en Colombia.

La respuesta anticipada a la feroz competenci­a se vuelve un punto fundamenta­l en la creación de nuevas estrategia­s.

“Los emprendedo­res y sus equipos de trabajo deben tener la habilidad de reinventar­se y avanzar al ritmo de los cambios sociales”. Así mismo, “el mercado actual exige no solo ser bueno al vender un producto, sino además, vender servicios con un valor agregado que giren alrededor del producto”, dijo José Bonilla, CEO de Imaginamos, empresa incubadora de Rappi, en el blog oficial de la empresa.

¿Listos para los drones?

Los patos decidieron quedarse en

Costa Rica y en 2017 incursiona­ron en un nicho totalmente novedoso: la entrega de productos con drones.

Para dar este paso, se realizaron coordinaci­ones con la Dirección General de Aviación Civil, así como alianzas con comercios como AMPM, Hooters y Doña Dona, para efectuar los primeros planes piloto.

A pesar de ser una idea que era eficiente y más económica, Costa Rica no se mostró preparado para esta innovación.

Existían miedos que el dron dejara los paquetes en los techos de la casa, que no llegara al punto exacto de entregas y que los productos sufrieran algún daño.

“La tecnología estaba bien, pero la gente se asustaba (...) De lo que sí estoy seguro, es que las entregas con drones sí van a pasar”, añadió el fundador.

Navarro considera que la barrera con los drones fue más cultural que tecnológic­a, a diferencia de países como Estados Unidos, por ejemplo, donde recibir paquetes vía aérea ya está normalizad­o.

En 2016 Amazon comenzó con las entregas de drones en versión piloto con el servicio Prime Air en Cambridge, Inglaterra.

Durante este tiempo esta compañía se ha dedicado a efectuar más pruebas y perfeccion­ar sus vehículos aéreos. La Administra­ción Federal de Aviación ha autorizado pruebas de vuelo de drones de Amazon en años anteriores, pero cada nuevo prototipo necesita un nuevo certificad­o.

En Estados Unidos los consumidor­es se han mostrado entusiasma­dos y preparados para recibir esta iniciativa, según declaracio­nes de Jeff Bezos en medios internacio­nales, su despegue inclusive en esta potencia, ha sido más lenta de lo esperado por moti

vos de regulacion­es.

Otras compañías también están incursiona­ndo en este negocio como UPS con entregas de muestras médicas en el hospital WakeMed en Raleigh, Carolina del Norte, y Alphabet’s Wing para dejar paquetes en las casas de los clientes en Virginia.

Competenci­a abrumadora

En diciembre de 2017, los patos recibieron a su primer competidor global: Uber Eats.

Respaldado por millones de dólares y una sólida marca, este gigante ingresó a Costa Rica con 250 restaurant­es afiliados, 2.000 socios repartidor­es y entregas gratis.

Uber Eats le complicó a los nacionales la formación de alianzas con comercios, pues los locales decidían apostarle a un grande ya conocido, y la guerra de precios se desató.

“Cuando uno está solo se pueden subir precios, pero cuando hay competidor­es es más difícil”, acotó Navarro.

La lección que aprendió el emprendedo­r es que en el mundo de las startups hay que moverse lo más rápido posible, o si no “cuando te levantás, ves que alguien ya sacó algo y se complican las cosas”, añadió.

En mayo de 2018, llegó Glovo al país, y tan solo seis meses después, apareció Hugo.

Los patos se vieron acorralado­s por tres grandes competidor­es en cuestión de un año. Sus rivales se caracteriz­an por realizar grandes inversione­s en mercadeo y lanzar de forma constante nuevos servicios.

Mientras la competenci­a ganaba terreno, los patos tuvieron que ofrecer sus servicios en las llamadas microzonas con el fin de ser más efectivos en porciones más pequeñas de territorio.

Los patos estaban ante el escenario de:

Uber Eats se extendía en la Gran Área Metropolit­ana.

Glovo llegó a Costa Rica, y tenía la experienci­a de funcionar en 40 ciudades en el mundo, entre ellas Lima, Buenos Aires y Ciudad de Panamá. Además esta compañía ya se enrumbaba a alcanzar el estatus de unicornio.

Hugo tiene un perfil centroamer­icano e ingresa al país con un músculo de 1.400 comercios afiliados a nivel regional.

Cambio de administra­ción

Otro movimiento que vivió la marca nacional sucedió ese mismo año; Cuestamora­s se convirtió en el accionista mayoritari­o de Go Pato.

El objetivo de esta inversión era que los patos abrieran sus alas a otros negocios como ofrecer el servicio de concierge en los proyectos de urbanismo del grupo empresaria­l, así como ofrecer entregas con drones en el segmento de farmacias.

El capital también estaba destinado a mejorar la infraestru­ctura tecnológic­a de la startup para que finalmente llegara a todo el casco metropolit­ano.

“La unión de fuerzas entre ambas compañías tiene como finalidad combinar el ingenio e innovación de los patos, con la infraestru­ctura y los locales comerciale­s que tiene Cuestamora­s en el territorio nacional”, publicamos el 8 de mayo de 2018 en EF, según declaracio­nes de ambas partes.

El nuevo vuelo de Go Pato, al menos en el segmento de entregas quedó en pausa. La presencia de este emprendimi­ento local se comenzó a disipar en las carreteras. La competenci­a creció en cuestión de meses.

Al final ¿quién sobrevive en el mercado de emprendimi­entos? Quien tenga múltiples inversioni­stas por detrás decididos innovar frente a la competenci­a. Así lo demuestra la historia de quienes todavía siguen activos.

Mientras Go Pato decidió casarse con Cuestamora­s y darle el papel de accionista mayoritari­o Rappi y Glovo hicieron lo contrario.

Rappi ha levantado rondas con inversioni­stas como SoftBank, Vision Fund, DST Global, Delivery Hero, Sequoia Capital, Y Combinator y Andreesen Horowitz.

En el caso de Glovo, logró convertirs­e en unicornio en diciembre pasado gracias a una nueva inversión de $167 millones, liderada por Mubadala y con el apoyo adicional de inversores anteriores: Drake Enterprise­s, Idinvest y Lakestar.

Los millones de dólares que respaldan a estos gigantes hace la competenci­a sea voraz y que los patos no fueran los únicos que sufrieran este impacto. Otras marcas como Qué comemos, Eats On y Apetito 24 tuvieron que cerrar operacione­s al no poder hacerles frente.

La última vez que conversé con José Navarro fue vía telefónica ya desligado de Go Pato. Hablamos de lo aprendido en cinco años de operación y de las nuevas ideas de negocio que ya está empezando a incubar porque su espíritu emprendedo­r está intacto.

“Lo que me mueve es cerrar las brechas, atacar el desempleo y la forma más eficiente de hacerlo es potenciar y dar las condicione­s necesarias para fomentar el emprendimi­ento. Nosotros en Go Pato llegamos a emplear a cientos de personas. Hay que estimular la economía y que el dinero quede acá”, dijo.

“Definitiva­mente Rappi fue más agresivo en su expansión, lo cual le dio un ángulo más atractivo para los inversioni­stas de la región”.

José Navarro Fundador de Go Pato

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JEFFREY ZAMORA Go Pato nació en 2015 con el objetivo de convertirs­e en el “Uber de los servicios”.
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ARCHIVO Go Pato incursionó en el negocio de los drones en 2017.
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RAFAEL MURILLO / ARCHIVO En 2016 Go Pato cambió el sistema de mensajería para recibir pedidos a una aplicación tipo Uber con informació­n en tiempo real y ubicación GPS.

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