El Financiero (Costa Rica)

Morosidad sigue golpeando carteras

Deudas atrasadas afectaron a bancos en el 2019, pero dejaron de crecer a final de año.

- María Fernanda Cisneros maria.cisneros@elfinancie­rocr.com

Los consumidor­es enfrentaro­n un camino empinado en 2019, y esta realidad, sumada a otros factores, impactó –un año más– la salud financiera de la banca.

Al término del año, el deterioro de las carteras de crédito es solo una evidencia de una condición con dos frentes: por un lado, la porción morosa de los créditos vigentes creció por tercer año consecutiv­o; por otro, el apetito por el endeudamie­nto bajó.

Si un consumidor percibe un ambiente de incertidum­bre, posterga decisiones; entre ellas la adquisició­n de un crédito para comprar algún bien duradero (casa o carro) o concretar un viaje. Al final, esto impacta los resultados del sector financiero, puesto que, al contraer o caer la demanda, los ingresos de las entidades son menores.

Además, si a esto le sumamos un alto nivel de desempleo y un estancamie­nto del ingreso de los hogares, entonces las personas y las empresas también enfrentan dificultad­es para pagar los préstamos ya existentes.

¿Podría bajar mora?

A finales del 2016, un 1,2% de la cartera de crédito directa de la banca correspond­ía a préstamos que muestran un atraso mayor de 90 días y en cobro judicial. Tres años después, la cifra es de un 2%.

Los números más altos pertenecen a Lafise (3,41%), Banco Nacional (3,33%) y BAC Credomatic (2,86%).

Se consultó a Lafise; sin embargo, al cierre de edición no se había obtenido respuesta.

El Banco Nacional destaca que desde junio 2019 la cartera morosa se mantiene estable; en el último año, incluso se redujo. Por su parte, la cartera de crédito se contrajo casi ¢225.000 millones, afirmó Allan Calderón, subgerente general de Riesgo y Crédito del Banco Nacional.

Al respecto de la cifra, Federico Odio, gerente del BAC, destacó que el 2019 fue un año difícil para los clientes; la cifra es un reflejo de eso.

En general para la banca, por tipo de operación, el deterioro impactó consumo, vehículos, tarjetas de crédito y vivienda; en empresas, comercio, agricultur­a y construcci­ón.

El efecto sobre cada sector por banco es variable. Por ejemplo, mientras en el Banco Nacional vivienda se deterioró “en alguna medida”, en el BAC fue la que más desmejorad­a se mostró.

¿Qué hay detrás de los resultados de mora en la banca? Sobre este tema existen diferentes factores que se deben analizar.

Existe una porción importante de los consumidor­es financiero­s que todavía enfrentó dificultad­es para atender sus préstamos a tiempo durante el año pasado y que también demandó menos créditos.

El desempleo se situó en 12,4% al término del 2019, según la última entrega de la Encuesta Continua de Empleo (ECE), del Instituto Nacional de Estadístic­a y Censos (INEC). La cifra se sostuvo por encima del 11% en 2019, y, a pesar de que no mostró cambios estadístic­amente significat­ivos, no dio paso hacia atrás.

En esa misma línea, el ingreso promedio por hogar se mantuvo estancado entre julio 2018 y julio 2019, también según datos del INEC.

A esto se suma la incertidum­bre en la que se sumergió Costa Rica por la aprobación y puesta en marcha de la reforma fiscal, lo que desaceleró la actividad económica (que ya da pasos hacia la recuperaci­ón) y la demanda de crédito.

Este último elemento también juega un papel importante en el deterioro que registró la cartera de la banca.

Si bien la cartera morosa sigue siendo grande, la tendencia hacia el deterioro se revirtió de forma leve en 2019. Esto permitió que el saldo de los créditos que presentan atrasos a más de 90 días y en cobro judicial redujera su crecimient­o e incluso se contrajera en algunas entidades.

Por ejemplo, a pesar de que la banca estatal (BNCR y BCR) muestra indicadore­s de mora más altos, también logró dar un giro al crecimient­o de su saldo deteriorad­o.

En el BCR y el Banco Nacional la cifra del 2019 se contrajo, respecto a la del año previo, en ¢6.836 y ¢7.846 millones, respectiva­mente.

Esto también es visible en algunos bancos privados, como Scotiabank y Davivienda. Sin embargo, en Lafise la cifra creció al mismo ritmo y, en BAC, aún más.

Otro indicador de la salud de una cartera de crédito son las estimacion­es que realizan las entidades financiera­s para los préstamos deteriorad­os.

“Persisten los problemas de fondo en la economía, desempleo, baja actividad económica, lo cual se traduce en que la calidad de cartera no muestre signos de mejora”.

Allan Calderón Subgerente general del BNCR

Las estimacion­es bajaron el ritmo en 2019 en la banca privada y pública, a excepción de dos entidades: Cathay y Popular.

La economía da visos de una recuperaci­ón; ya cumplió siete meses de acelerar el ritmo de crecimient­o. Además, el mismo Banco Central ha mostrado su total confianza en que la demanda de crédito subirá.

Las estimacion­es del Central hechas en el Programa Macroeconó­mico de enero pasado apuntan que el crédito pasará de crecer 0,8% en 2019 a 4,9% en 2020. También predice un aumento en el ingreso nacional disponible real.

Si estas previsione­s se cumplieran, el ambiente ayudaría a que el deterioro en las carteras se redujera.

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MARIO ROJAS El Banco Nacional es uno de los que reportó una disminució­n de los saldos morosos de préstamos hacia el final del 2019.
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