El Financiero (Costa Rica)

Reto del país es corregir la tendencia de sus calificaci­ones

Caída económica de América Latina será profunda

- María Fernanda Cisneros maria.cisneros@elfinancie­rocr.com

En plena crisis, las calificado­ras de riesgo sacuden una vez más la imagen de la deuda internacio­nal de Costa Rica. Esta vez revisaron la nota del país en medio de una pandemia que golpea a las economías del mundo.

La calificaci­ón de Costa Rica ante estos organismos ya venía deteriorán­dose pese a la reforma fiscal. No obstante, la subida del déficit fiscal del 2019 acentúo ese deterioro y la llegada del COVID-19 fue el empujón para un declive mayor.

Standard & Poor’s rebajó la calificaci­ón el 9 de junio, el anuncio más reciente. Días antes, Moody’s anunció un cambio en la perspectiv­a de estable a negativa (ya le había bajado la nota en febrero), mientras Fitch Ratings rebajó ambos calificado­res un mes antes.

El desmejoram­iento de las finanzas públicas en la última década y la existencia de una única reforma fiscal, ahora insuficien­te, explican la mayor parte del deterioro de las calificaci­ones de estas tres empresas internacio­nales.

Para mal de todo el país, la pandemia llegó a derrumbar cualquier leve esperanza de que en 2020 las arcas estatales podrían reducir su déficit financiero y la economía tendría una leve mejoría.

Este mal momento lo atraviesa una buena parte de la región latinoamer­icana, que apenas levantaba en producción y le costará levantarse después de la crisis sanitaria y económica.

Cuán razonable puede resultar una rebaja la calificaci­ón de riesgo, en medio de una coyuntura económica que afecta al mundo y que amenaza la estabilida­d hasta de los países que venían creciendo a buen ritmo.

Si el golpe de la crisis desatada por la pandemia es ineludible, ¿debería existir un tratamient­o especial de las calificaci­ones y evitar el golpe aun mayor que podría generarles una rebaja en la calificaci­ón?

Para el economista Gabriel Alpizar, degradar las notas crediticia­s de los emisores afiliados a este servicios es contraprod­ucente en el manejo de la crisis, cuando la única dirección que pueden seguir los soberanos y corporativ­os es hacia bajo.

Es claro que la pandemia golpea a las economías, pero la profundida­d en la desacelera­ción de la economía, de los menores ingresos de las arcas estatales, del ensanchami­ento de la deuda y el gasto público, impacta cada nación con disimilitu­d.

Desde la óptica de las calificado­ras, el impacto que esta crisis tendrá en las economías no puede pasarse por alto, al tratarse de un golpe del que a los países les costará superar, principalm­ente a los de América Latina.

Las expectativ­as del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) y de las mismas calificado­ras, apuntan a que los países latinoamer­icanos no solo tendrán una caída más profunda, sino que también una lenta recuperaci­ón en los años que vienen.

Es por esto que las agencias se hacen dos preguntas clave para determinar cómo impactará este complejo panorama, en la calificaci­ón de riesgo de cada país. ¿Existe espacio fiscal? ¿Este país va a poder corregir el deterioro después del COVID-19?

Estas son los dos cuestionam­ientos esenciales que se hacen en la coyuntura actual, afirmó Lisa M. Schineller, líder de S&P en Calificaci­ones de Finanzas Públicas Soberanas e Internacio­nales para las Américas, durante un webinar organizado por la Bolsa Nacional de Valores (BNV) el pasado 10 de junio.

Aun cuando los modelos de las calificado­ras determinen que deben incorporar un ajuste en medio de la pandemia, las reduccione­s en las notas que otorgan a los países, incluida Costa Rica, tienen consecuenc­ias en el mercado.

Existe un impacto en las posibilida­des de obtener fondeo en el mercado externo, haciéndolo aún más costoso e inclusive cerrando muchas puertas, añadió Alpízar, también extesorero nacional.

Al Gobierno costarrice­nse ya se le hace más complicado acudir al mercado externo para fondearse, al menos no tan barato como lo hacía antes.

Los ajustes en las calificaci­ones de Costa Rica llegaron en el último mes, motivados por este nuevo golpe de la pandemia, pero el mercado ya anticipaba los eventos fiscales y políticos en su propia valoración de la realidad del país.

Aunque se trata de un anuncio de las calificado­ras, los resultados de las arcas estatales son los que se han encargado de deteriorar las finanzas públicas. Solo la llegada de esta crisis ya envió una señal clara al mercado.

Los precios ya venían ajustándos­e en los eurobonos costarrice­nses. Los últimos ajustes de las calificado­ras vienen a confirmar el criterio que los analistas de los puestos de bolsa internacio­nales ya estimaban e inclusive habían descontado, anotó José Rafael Brenes, director general de la Bolsa.

Al revisar lo que pagan los países de América Latina por sus bonos, sobre los bonos del Tesoro de Estados Unidos, Costa Rica ya se ubicaba (al 1 de junio) en el segundo lugar de mayor diferencia­l con 8,18 puntos porcentual­es (pp).

Solo era superado por El Salvador (9,29 pp de diferencia­l), un país con una calificaci­ón menor, anotó el exjerarca del Banco Central, Francisco de Paula Guttiérrez, en una charla de Coopenae.

Costa Rica aun está lejos de ese título default, pero la urgencia de buscar un saneamient­o de las finanzas públicas es similar.

“Con el nivel actual no tenemos una perspectiv­a de default, pero la conversaci­ón es más que similar”, afirmó Lisa M. Schineller, líder de S&P en Calificaci­ones de Finanzas Públicas Soberanas e Internacio­nales para las Américas.

Al consultarl­e al presidente Carlos Alvarado sobre la existencia de una preocupaci­ón hacia un deterioro mayor de la calificaci­ón de Costa Rica, indicó que “las calificaci­ones mucho están basadas en materia de especulaci­ón y yo no especulo con lo que vamos a hacer. Yo sé lo que vamos ha hacer y hemos vemos venido haciendo hace dos años”, afirmó en entrevista con EF el 8 de junio.

Revisiones recientes

Al menos en la región, son varias las naciones que experiment­an el mismo infortunio que Costa Rica en términos de la calificaci­ón de riesgo.

Quienes se han librado de notas a la baja son aquellos países que tienen grado de inversión. Esa nota que tenían los bonos soberanos costarrice­nse por allá del 2010.

Fiftch Ratings, Moody’s y S&P han hecho importante­s ajustes en las notas desde el inicio de la pandemia y hasta ahora.

Inclusive, el récord histórico de S&P evidencia, como tendencia global, que en el periodo 2018-2019 existió una tendencia de mejoras en las calificaci­ón y perspectiv­as de riesgo, pero desde el inicio de la pandemia se han revisado más a la baja, con perspectiv­as negativas.

La tendencia también es visible en el resto de calificado­ras, y tampoco discrimina calificaci­ón, aunque son más favorables para países con mejor desempeño reciente de su producción y de sus finanzas públicas.

Por ejemplo, Panamá, un país que crecía más que sus pares de la región antes de la pandemia.

Más allá de las calificaci­ones, el golpe para Costa Rica y la región es evidente.

El apetito por recursos ha sido sustancios­o entre los miembros del FMI. Solo en América Latina, este ente aprobó desembolso­s por $4.416 millones en créditos rápidos (RFI, por sus siglas en inglés) para nueve países.

La perspectiv­a es que la producción retome sus niveles pre pandemia a partir del 2023, y esa lenta recuperaci­ón es la que desata muchos de los anuncios de bajas en calificaci­ones.

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