El Financiero (Costa Rica)

En defensa de la soledad bien entendida

- Ramiro Casó ramiro.caso@incae.edu Investigad­or del Incae

En un artículo publicado en la revista The New Yorker en febrero del año pasado, el célebre neurólogo Oliver Sacks reflexiona­ndo sobre el impacto que la tecnología tiene en nuestras vida, decía:

“Aquellos atrapados en el mundo virtual no están nunca solos, nunca pueden concentrar­se y apreciar las cosas por sí mismos, en silencio. Han renunciado, en gran medida, a las ventajas y logros de la civilizaci­ón: la soledad y el ocio, la posibilida­d de ser uno mismo, verdaderam­ente absorbido, bien en la contemplac­ión de una obra de arte, una teoría científica, un atardecer o el rostro de la persona amada”

La reflexión de Sacks cobra relevancia en estos tiempos de pandemia, en los que la cuarentena y el trabajo desde casa nos han obligado aún más a pegarnos a nuestras pantallas.

Una consecuenc­ia de este cambio de “interfaz”, por llamarla de alguna manera, es el ajuste de expectativ­as en cuanto a qué disponible­s estamos todos. En efecto, se ha creado la idea de que todo puede hacerse o responders­e de inmediato y los límites creados por los horarios de trabajo han ido poco a poco desapareci­endo. Hagan una prueba: ¿cuántos de ustedes no sienten que en cuarentena trabajan más horas que antes?

No saber (o no poder) estar solos es un problema grave. De acuerdo a Cal Newport, autor del libro “Digital Minimalism”, la falta de la soledad tiene impactos negativos en la habilidad para resolver problemas complejos, en la capacidad de regular nuestras emociones, en la construcci­ón de valores morales y —paradójica­mente— en la salud de nuestras relaciones. Eso, sumado a un incremento en trastornos de ansiedad y del estado del ánimo, como la depresión.

La soledad, como puede verse, es una necesidad.

El problema es que en nuestro mundo actual la soledad tiene mala reputación. Asociamos soledad con aislamient­o social. Quizá sea un tema de lenguaje. En el idioma inglés, por ejemplo, “loneliness” y “solitude” son cosas distintas. El primero es negativo, el segundo no.

Estar solo, dice Newport, significa abrirnos un espacio para pensar, sin interrupci­ones, sin que ningún estímulo esté entrando en nuestra mente. Es descansar del ruido y permitirno­s reflexiona­r, profundiza­r.

En estos días de encierro y sobre-digitaliza­ción, sea cuidadoso en el uso de su tiempo y guarde en su calendario momentos de silencio y soledad.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica