Retorno presiona adaptación de oficinas
Empresas deben ajustar desde espacios de trabajo hasta zonas de tránsito.
Los edificios de oficinas y de espacios compartidos, o cowork, enfrentan un reto particular en la reactivación del trabajo presencial: están hechos para albergar grandes cantidades de personas y ahora deben hacerlo en nuevas condiciones, que prevengan o contengan el contagio de COVID-19.
Las modificaciones al entorno deben considerar a las personas que trabajan para el edificio principal y a quienes utilizan los espacios de oficina o de actividades comunes (aunque las reglas dentro de cada empresa serán independientes). Además, deben implicar a visitantes y proveedores.
Las medidas básicas del Ministerio de Salud para el uso de edificios son:
Todos los espacios que reúnan personas deben cumplir con un distanciamiento de 1,8 metros entre personas o funcionar al 50% de su capacidad.
Los espacios de trabajo individuales no deben ser compartidos, ni siquiera en turnos secuenciales, a menos que se aplique una rigurosa desinfección entre usuario y usuario.
No se deben compartir utensilios u objetos en el lugar de trabajo o de reunión. Salvo que hayan sido sujetos a un protocolo riguroso de desinfección entre usuario y usuario.
Comedores o lugares de alimentación de la institución deben mantener el aforo al 50%.
Alfredo Atmella, director comercial de Portafolio Inmobiliario, explicó que en sus desarrollos están adaptándose a las necesidades de las empresas de contar con espacios en proyectos con todas las medidas de seguridad e higiene, y espacios rotativos, para poder combinar el espacio físico con el teletrabajo.
“Algunas empresas van a crecer en metraje porque el rediseño de espacios para promover la seguridad de sus colaboradores se amplía. Por otro lado, otros que incrementarán el teletrabajo pueden quedarse igual o eventualmente disminuir un poco el metraje”, explicó.
El teletrabajo puede liberar áreas de trabajo o facilitar la aplicación de protocolos en ciertos horarios y días de la semana, depediendo del tipo de actividades que se desarrollen dentro del edificio. Además, facilita la distribución de espacios y horarios de comida en las áreas comunes. Para su implementación correcta se debe invertir en protocolos y equipos adecuados.
Álvaro Cortés, Office Tenant Representation Broker en Cushman & Wakefield | AB Advisory explicó que las modificaciones en los edificios deben definirse mediante un diagnóstico y la formulación de una estrategia.
Estas son las diez acciones que la firma considera claves para este tipo de espacios:
1
Decidir quién regresa a la oficina y quién puede trabajar desde casa (punto clave para bajar la densidad).
2
Controlar todos los puntos de entrada del edificio con los recursos necesarios para detener personas de riesgo desde el primer lugar de contacto.
3
Implementar políticas de visitantes, para moderar quiénes pueden ingresar y cuántas personas pueden permanecer en el inmueble al mismo tiempo. 4
Establecer protocolos para implementar controles periódicos del estado de salud de los colaboradores.
5
Determinar y comunicar el protocolo para el uso del elevador.
6
Disminuir la densidad de ocupantes del edificio (físicamente y mediante reorganización del trabajo).
7
Designar patrones de tráfico de las personas dentro del edificio (enrutamiento: definir en qué dirección se circula en cada sección del edificio para garantizar un tráfico seguro de personas). 8
Instalar divisiones de vidrio y escudos protectores cuando aplique.
9
Prohibir el uso compartido de espacios donde no se pueda mantener la distancia de 1,8 metros entre todas las personas. 10
Aprovechar la tecnología para disminuir el contacto físico entre personas o con superficies.
La implementación de las medidas debe responder a las necesidades específicas del espacio y sus usuarios, y siempre se deben dar después de un diagnóstico, que permita proyectar la magnitud y el costo de los cambios. Para algunos negocios, puede resultar más práctico cambiarse a un lugar ya acondicionado o a una oficina más pequeña y más fácil de adaptar.