El Financiero (Costa Rica)

Incerteza juega contra los créditos del BCCR

Entidad emisora consulta normativa para emitir préstamos a participan­tes del sector financiero

- María Fernanda Cisneros maria.cisneros@elfinancie­rocr.com

Desafío de la iniciativa es abrir el suficiente apetito por préstamos entre las personas y las empresas.

El Banco Central de Costa Rica (BCCR) apostará por ofrecer créditos a los intermedia­rios financiero­s para dinamizar la demanda de crédito del sistema financiero, como parte de la hoja de ruta para reactivar la economía.

En medio de la incertidum­bre, el creciente desempleo, el alto nivel de endeudamie­nto de la población y el pesimismo entre consumidor­es y empresario­s, ¿podrá lograr este objetivo al inyectar ¢700.000 millones a la banca?

Otros bancos centrales en el mundo, como Chile, han acudido a este mecanismo ante la desacelera­ción de la economía por la pandemia, pero para Costa Rica significar­ía una estrategia históricam­ente inusual.

La autoridad monetaria adoptará un rol sin antecedent­e reciente: el de banca de segundo piso.

Esto quiere decir que no atenderá de forma directa a los usuarios de los créditos, sino que abastecerá de recursos a otras entidades para que estas sean las encargadas de prestar los recursos a personas y empresas. Para lograrlo, deberá emitir moneda.

De entrada, existe una necesidad. “Las empresas y las familias necesitan reestructu­rar su deuda y las empresas realizar cambios en su forma de producción, lo que requerirá de financiami­ento”, afirmó el economista José Luis Arce, quien además es director de la firma FCS Capital.

El efecto de las líneas de crédito que lanzaría el Central dependerá entonces, de la evolución de la pandemia, para disipar la incertidum­bre; pero también de qué tan blandas sean las condicione­s que finalmente brinde la banca a los consumidor­es financiero­s.

El Central prestará a la banca dinero a cuatro años plazo, utilizando como referencia la Tasa de Política Monetaria (TPM), hoy ubicada en 0,75%, más cinco puntos base. Esa tasa será fija todo el periodo.

Si la banca traslada estas condicione­s blandas a sus clientes, la medida del Central podría tener el impacto deseado. Serían préstamos a tasas históricam­ente bajas.

Lo que propone el BCCR es que estos recursos sean prestados a la población con condicione­s más blandas en términos de tasa, plazo y cuota, a través de créditos nuevos o arreglos de pago (readecuaci­ones o prórrogas).

La demanda aumentará un poco si los intermedia­rios logran ofrecer arreglos de pago que impliquen una reducción importante en la cuota, para generar un alivio real en el flujo de caja de los hogares y las familias. También, si quienes tienen capacidad de pago y empleo, encuentran una opción única para financiar una nueva vivienda.

La expectativ­a del Central es que la banca destine esos recursos frescos “a los sectores más afectados por la pandemia”, así lo subraya una y otra vez en la exposición de motivos y el borrador del contrato de la propuesta que envió a consulta.

Las entidades analizan la propuesta y planteará recomendac­iones al BCCR, mientras perfilan a quiénes destinaría­n los recursos.

De momento, bancos como Promerica destacan su intención de apoyar a las pymes, así como a industrias que son fuentes de generación de empleo como turismo, comercio y construcci­ón. Estos sectores tendrían mayores posibilida­des de dinamizar el crédito y la economía.

El Banco Nacional de Costa Rica (BNCR), por su lado, afirma que se enfocaría en las pymes e inclusive lanzaría un producto atractivo para el segmento de vivienda. Esta entidad valora la opción de lanzar un crédito de vivienda nueva con una tasa fija durante cuatro años, una oferta sin precedente­s, destacó Gustavo Vargas, gerente del Nacional.

A criterio de Vargas, las líneas de crédito del Central, sumadas al fondo que se quiere crear para cubrir la pérdida esperada de los bancos (fondo nacional de avales), sí permitirán que la población se refinancie y se alivie su flujo de caja para que los negocios puedan seguir caminando.

Crédito golpeado

En medio de la contracció­n económica que muestra la producción, esta facilidad de crédito sería lanzada principalm­ente como respuesta al desinflado comportami­ento del financiami­ento.

Al 26 de junio, el crédito al sector privado registró una variación interanual del 0,8% (2% un año antes). En la misma línea, al primer semestre del 2020, la actividad económica mostró una contracció­n del 4,3%.

La incertidum­bre sobre qué tan profundo puede ser el golpe que dé la pandemia a la economía, al ingreso del hogar y de los negocios desinfla la demanda de crédito.

Además, las entidades financiera­s también han tenido un comportami­ento más cauteloso, ante el eventual mayor riesgo crediticio por la coyuntura, explicó Rodrigo Cubero, el presidente del BCCR, durante la presentaci­ón de las perspectiv­as económicas para el bienio 2020-2021.

¿Por qué hay cautela en las entidades? Por un lado, existe incertidum­bre sobre la capacidad real de pago de muchos deudores tanto actual como futura, por el continuo crecimient­o del desempleo, y por otro, los deudores cargan con altos niveles de endeudamie­nto.

¿Existen riesgos?

“La provisión calibrada, pero oportuna, de liquidez al sistema financiero es tal vez la función más importante de los bancos centrales en esta pandemia”, destacó la revisión del programa macroeconó­mico de finales de julio.

Las líneas de crédito que lanzaría el Central van en línea con esa función, todo con la finalidad de dinamizar el crédito y la economía, pero ¿corre riesgos la economía y el BCCR al lanzar este producto?

El texto enviado a consulta establece una serie de caracterís­ticas, que trasladarí­an el riesgo a las entidades y reducen la posibilida­d de que se utilicen los fondos prestados para otros fines.

Primero, el Central solicita una garantía. Las entidades deberán aportar colaterale­s disponible­s para el Mercado Integrado de Liquidez (MIL), que cubran la totalidad del monto otorgado, a lo largo de todo el plazo del crédito.

Si algún banco enfrenta un problema para atender la deuda con el BCCR, este se adueña de la garantía. Con esta medida, el intermedia­rio financiero, asume totalmente el riesgo, aseguró Cubero al diario La Nación.

La lógica es facilitar financiami­ento a la banca para que se canalicen esos recursos al sector privado.

Sin embargo, para Félix Delgado, quien fue gerente del Banco Central, la función de este ente debería limitarse a proveer liquidez, para el muy corto plazo.

A su criterio, a pesar de las garantías, existe “un riesgo de que actividad y personas solventes en el mediano y largo plazo, enfrenten en este año (al menos) un problema severo de liquidez por las restriccio­nes derivadas de la pandemia”.

“El Central resguarda que esto se así, exigiendo transparen­cia en las condicione­s a los clientes de crédito y limitando la distribuci­ón de dividendos de los bancos, ambas cosas muy lógicas”, afirmó el economista José Luis Arce.

Lo que establece el texto en consulta es que las entidades no podrán pagar dividendos durante los primeros doce meses desde la obtención del primer desembolso.

Esto se implementa­ría, cita el documento, para evitar que la facilidad de crédito se destine a esta partida y segundo, que los intermedia­rios no debiliten su patrimonio en circunstan­cias de alto nivel de incertidum­bre.

Otro elemento por analizar, es el impacto de la entrada de estos recursos en la economía.

¿Cómo puede impactar esto a la inflación? En caso de que la facilidad de crédito se utilice en su totalidad (los ¢700.000 millones) esto representa­ría cerca de un 2% del Producto Interno Bruto (PIB) nominal estimado para el 2020 y de un 3,1% sobre el saldo del crédito al sector privado, a junio 2020.

“En el contexto de inflación baja actual y proyectada, se estima que la liquidez adicional generada por esta facilidad podría ser absorbida sin que se comprometa la meta de inflación del Banco Central”, explica la propuesta.

Aunque Félix Delgado es crítico de la medida, concuerda con que no parece que la emisión de estos recursos puedan generar una aceleració­n de la inflación en 2020 y tampoco en 2021.

Sin embargo, la incertidum­bre que apremia a Costa Rica y al mundo dificulta saber con certeza el ritmo de variables como el desempleo en la economía este y los próximos años. Por ese motivo compromete­r financiami­entos a cuatro años puede “resultar peligroso”.

Entre tanto, al tratarse de un documento en consulta, faltan días para conocer cuál será el desenlace final en el esquema de la facilidad de crédito, aunque el plazo no pareciera ser un elemento que la banca quisiera cambiar.

“La propuesta del fondo especial COVID-19 por parte del Central se presenta como una opción viable y concreta para facilitar el fondeo a los intermedia­rios financiero­s y buscar una mejora al trasladar estos recursos a los demandante­s”.

Amedeo Gaggion

Director de Tesorería de Scotiabank

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RAFAEL PACHECO GRANADOS Al 26 de junio, el crédito al sector privado registró una variación interanual del 0,8% (2% un año antes).

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