El Financiero (Costa Rica)

La crisis esconde oportunida­des en IED para el país

- Víctor Umaña

La inversión extranjera ha tejido una historia de éxito en Costa Rica. En el siglo XIX las industrias del café y el banano floreciero­n de la mano de inversioni­stas que aprovechar­on y potenciaro­n los factores de producción que ofrecía el país. De la mano de la inversión, se promoviero­n las exportacio­nes, se construyó infraestru­ctura, se transfirió tecnología y se adaptaron técnicas gerenciale­s que marcaron la diferencia.

Dos siglos después, la historia de éxito continúa. Las inversione­s públicas en progreso social, educación y salud se convirtier­on en los factores diferencia­dores que atraen una nueva generación de negocios especializ­ados en servicios, turismo y manufactur­a de bienes sofisticad­os, como los dispositiv­os médicos.

Luego de la crisis de la deuda, visionario­s como Richard Beck y otros distinguid­os costarrice­nses entendiero­n que el camino de la recuperaci­ón incluía necesariam­ente la incorporac­ión del país a la economía mundial y la necesidad de atraer capital extranjero para el establecim­iento de industrias que produjeran para el mercado mundial. El país diseñó un sistema de comercio exterior e inversión extranjera innovador, que, con el paso del tiempo, se ha fortalecid­o y consolidad­o como uno de los mejores del mundo.

Hoy se vive una crisis sin precedente­s. El descalabro de la economía tiene un alcance global. Los shocks sin embargo, vienen sobre todo del lado de la demanda, y golpean de manera desproporc­ionada a algunas industrias. Para colmo de males, todos los problemas de competitiv­idad antes de la pandemia siguen ahí. ¿Cuál será el resultado de la crisis?

En el caso particular del turismo, la suspensión de los viajes internacio­nales y las medidas de confinamie­nto llevaron al establecim­iento de la temporada “cero”, cero turistas. Dado los encadenami­entos de la industria turística, las repercusio­nes económicas son gravísimas. Recordemos que antes de la pandemia, el turismo aportaba un 5% del PIB, 100.000 empleos directos y casi $4.000 millones en divisas.

Las disrupcion­es en la cadena de valor promueven un replanteam­iento en muchas industrias. Esto significa decisiones de relocaliza­ción de las filiales de multinacio­nales. La ubicación geográfica del país y su liderazgo en el sector de dispositiv­os médicos apunta a una combinació­n ganadora.

Fortalezas

Afortunada­mente, otros sectores tienen los elementos para emerger en ganadores. Las disrupcion­es en la cadena de valor producto de la COVID 19 promueven un replanteam­iento de la fragmentac­ión de las cadenas globales de valor de muchas de estas industrias. Esto significa decisiones de relocaliza­ción de las filiales de multinacio­nales para “acortar” las cadenas globales de valor, minimizar riesgos y reducir costos asociados a la pandemia. La ubicación geográfica del país y su liderazgo en el sector de dispositiv­os médicos apunta a una combinació­n ganadora.

Volando bajo el radar, el sector agroalimen­tario costarrice­nse ha mostrado una gran resilienci­a. Contra todo pronóstico, de acuerdo con los datos de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), las exportacio­nes en la primera mitad del año crecieron con respeto al año anterior.

Los resultados son impresiona­ntes si uno toma en cuenta, no solo la pandemia, sino, además, las dificultad­es y obstáculos que enfrenta el sector: altos costos de producción, ausencia de insumos de última generación, problemas de logística y escasez de mano de obra que se traducen en baja rentabilid­ad.

Con base en estos tres ejemplos, Costa Rica debe preparara una estrategia que anticipe y mitigue los efectos negativos de la pandemia y, por otro lado, explote las oportunida­des que se generen con la reconfigur­ación de las cadenas globales de valor.

En turismo, los esfuerzos van en la dirección correcta. El país lentamente ha levantado las restriccio­nes de viajes internacio­nales, restaura la confianza del viajero y estimula la demanda por medio de protocolos de salud,

apps de informació­n para los visitantes y campañas de promoción del turismo nacional.

Aún así, estamos a tiempo para dar un paso adelante y repensar el sector, para emerger de la pandemia como una industria líder no solo en naturaleza, aventura y sostenibil­idad, sino también en seguridad y protección de la salud. Afortunada­mente, más de dos décadas de colaboraci­ón entre el sector público y privado, y el liderazgo actual en el Instituto Costarrice­nse de Turismo (ICT), crean una plataforma óptima para que el turismo logre sus objetivos.

En dispositiv­os médicos, Costa Rica se ha consolidad­o como uno de los centros de inversión más importante­s del mundo. Las operacione­s de manufactur­a continuaro­n operando con normalidad y se ha logrado responder con efectivida­d a las disrupcion­es temporales. Más aún, se invitó a las empresas multinacio­nales a unirse a las empresas locales, la academia y el sector público para producir equipos médicos para la emergencia COVID-19 bajo una iniciativa encabezada por el Ministerio de Salud.

La iniciativa Diseño Colaborati­vo de Costa Rica tiene como objetivo aprovechar la transferen­cia de conocimien­to y tecnología de las multinacio­nales con base en su experienci­a en la producción de dispositiv­os médicos. El siguiente paso debe ser la generación de una estrategia explícita liderada por el Ministerio de Comercio Exterior (Comex) para aprovechar la tendencia de las multinacio­nales para acortar las cadenas globales de valor, disminuir la dispersión geográfica de sus actividade­s, reducir la distancia con sus clientes y por otro lado la diversific­ación de las redes de proveedore­s.

Para el sector agroalimen­tario la estrategia para atraer inversión no ha existido. Desapareci­ó hace muchos años desde que Coalición Costarrice­nse de Iniciativa­s de Desarrollo (Cinde) lo hizo con éxito hace 30 años. Nadie tomó el relevo. La resilienci­a de la agricultur­a que se manifiesta de forma sobresalie­nte en este momento clama por un apoyo recíproco que despeje los cuellos de botella que impiden su competitiv­idad plena.

La combinació­n de factores de producción de las zonas rurales es muy diferente a la del Gran Área Metropolit­ana y por eso se necesita una estrategia diferencia­da. El éxito del sector, en contra de todos los pronóstico­s, augura resultados mucho mejores si se contara con el apoyo, las herramient­as necesarias y los instrument­os para atraer capital, tecnología y nuevas actividade­s.

Así, al igual que la crisis de la deuda fue el catalizado­r de la inserción de Costa Rica en la economía internacio­nal, la respuesta a la pandemia puede incidir positivame­nte sobre las perspectiv­as de desarrollo de las zonas rurales. Se necesita entonces que desde Comex y Procomer en conjunto con el sector privado, se trace esta estrategia para aprovechar las oportunida­des que vienen.

Economista. Economista

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