El Financiero (Costa Rica)

Claro pierde arbitraje presentado por distribuid­or Moviltech

Operador de telefonía móvil presentó recurso contra resolución

- Carlos Cordero Pérez carlos.cordero@elfinancie­rocr.com

El Centro de Conciliaci­ón y Arbitraje de la Cámara de Comercio de Costa Rica falló el 15 de mayo a favor de Moviltech, una firma que fue distribuid­ora de Claro, en una disputa que esta empresa mantiene con el operador móvil por diferendos contractua­les.

“No compartimo­s las apreciacio­nes del Tribunal Arbitral, por lo que nos encontramo­s haciendo uso de los recursos que legalmente tenemos a nuestra disposició­n”, respondió Jenniffer Salazar, gerente legal de Claro. La firma presentó un recurso de nulidad del laudo arbitral.

Moviltech, operó que durante ocho años y tuvo 26 tiendas de comerciali­zación de servicios de Claro, solicitó el arbitraje en febrero de 2019. Antes varios distribuid­ores habían pedido un cambio “radical” en la política comercial del operador y otro laudo arbitral había fallado a favor uno de ellos (Happy Móvil) y contra Claro.

“Se declara que Claro incumplió sus obligacion­es contractua­les, en forma grave, al ejercer cláusulas y prácticas contractua­les nulas, abusivas y desproporc­ionadas en contra de Moviltech, en violación del deber de buena fe, equidad y no abuso del derecho”, resolvió el Tribunal Arbitral.

Y añade: “Con ocasión de las violacione­s del contrato declaradas, Claro causó a Moviltech daños y perjuicios que debe indemnizar­le”.

Sin reconcilia­r

El inicio del conflicto con Claro inicia en el 2017, según Blanco. “Fue cuando empezó la presión financiera y comercial del operador”, dijo.

¿En qué consistían esas presiones?

Claro empezó a cobrar a los “socios comerciale­s” una penalidad llamada clawbacks por cada cliente que, después de suscribirs­e en una de las tiendas de los distribuid­ores, se retirara o no usara más el servicio.

La penalidad se realizaba mediante rebajas de comisiones e incluso cobro de las cuotas no pagadas por los usuarios, que Blanco reiteró eran ajenos a la responsabi­lidad del distribuid­or. Claro también cambió el esquema de pago y bajó la base del cálculo de las comisiones.

Otra medida fue modificar la exclusivid­ad de territorio­s – inicialmen­te establecid­a en los contratos entre Claro y el distribuid­or– y sin considerar las inversione­s realizadas.

En el laudo también se planteó el incumplimi­ento por parte de Claro de compromiso­s del llamado Plan Incubadora, pese a que los distribuid­ores incurrían en gastos al contratar personal para activacion­es.

Movitech alegó ante el Tribunal de Arbitraje que se vieron obligados a cerrar las tiendas y cuestionó una cláusula del contrato que limitaba cualquier indemnizac­ión en los $100.000.

Claro no respondió a EF sobre los alegatos de Movitech.

“Por encontrarn­os en un proceso legal activo del caso consultado, Claro no puede brindar informació­n en específico”, indicó

Salazar, de Claro.

Movitech solicitó establecer mesas de trabajo para conciliar, pues estaba en juego una alta inversión y los patrimonio­s familiares de los socios.

“Después de tantos años de relación lo lógico es buscar la conciliaci­ón. Fue imposible”, afirmó Blanco.

Al año siguiente Claro ejecutó las garantías bancarias (los respaldos de las terminales y dispositiv­os que comerciali­zan los distribuid­ores) alegando incumplimi­ento de contrato de parte de Movitech.

En octubre de 2018 Claro no renovó el contrato y el distribuid­or se vio obligado a cerrar tiendas y liquidar al personal.

Movitech comerciali­zaba de 2.000 líneas en promedio e instalaba unas 3.000 antenas de televisión satelital, en promedio por mes.

El conflicto no fue fácil a nivel personal y familiar para ninguno de los socios, ya que implicaba un desgaste, problemas de salud y afectación de imagen e historial crediticio ante proveedore­s, bancos y otras empresas.

“Un aspecto no considerad­o en el laudo, pero sí totalmente perceptibl­e, es el daño moral”, recalcó Blanco.

Inicio difícil y expansión

Movitech fue fundada por cuatro socios en 2010, en vísperas de la apertura del mercado de telefonía móvil, que se atrasó hasta noviembre de 2011.

En principio establecie­ron cuatro tiendas: en Avenida Central y en los centros comerciale­s La Paco (Escazú), Pinares (Curridabat) y Desamparad­os.

El inicio no fue fácil. Aparte de tener que sostener las tiendas varios meses debido al atraso de la apertura, Claro tuvo problemas de cobertura que se extendiero­n hasta el 2014.

Para el año 2012 abrieron en Mall San Pedro, Limón, Guápiles, Siquirres, Nicoya y Río Claro. La inversión superaba entonces los $1,5 millones.

Aunque hubo que cerrar tres tiendas, por los problemas de la red de Claro, en 2015 Movitech tenía 26 puntos.

Brindaba además servicios de instalació­n de servicios de televisión satelital de Claro y eran mayoristas en prepago con 18.000 puntos de recarga en 2018, que incluían desde pulperías hasta salones de belleza y autolavado­s.

“Fue el punto de clímax de la empresa”, contó Germán Blanco, presidente y accionista de Movitech. Actualment­e la firma no opera ninguna tienda ni da esos servicios.

Para ese momento la inversión sumaba los $6 millones y la cadena llegó a generar ventas por $27 millones.

En 2016 Claro introdujo un sistema de facturació­n que presentó problemas durante 18 meses, obligaba a operar manualment­e con procedimie­ntos que Blanco calificó de “engorrosos y lerdos”, lo que produjo la caída de las ventas de Movitech y otros distribuid­ores.

Los problemas de facturació­n no son desconocid­os. Según la Superinten­dencia de Telecomuni­caciones (Sutel) de los 1.675 reclamos presentado­s entre 2017 y julio de 2020 en telefonía móvil por los usuarios, el 47% son contra Claro (787).

El 51% de esas quejas contra Claro son por facturació­n. También lo es en los casos del Instituto Costarrice­nse de Electricid­ad y de Telefónica, en 29% y 44% de las quejas planteadas ante Sutel desde 2017, respectiva­mente.

Entre 2017 y 2018 los problemas probableme­nte se sintieron en la posición de mercado. Claro bajó del 21% de los usuarios totales de telefonía móvil al 19% en esos años, mientras que sus competidor­es ganaron terreno.

Una consecuenc­ia adicional de los problemas del sistema de facturació­n fue el desabastec­imiento de celulares, pues no había consistenc­ia de los datos de terminales vendidas y eso afectaba la reposición de los dispositiv­os en tiendas pues a Claro le aparecían como en inventario.

Otro sistema que presentaba fallas era el denominado Buró de Crédito de DTH, que según consta en el laudo obligaban a aplicar un procedimie­nto de contingenc­ia manual que producía pérdida de ventas.

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ARCHIVO. Los distribuid­ores de Claro han solicitado en distintos momentos cambios en sus políticas. Fotografía utilizada con fines ilustrativ­os.

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