El Financiero (Costa Rica)

Gobierno desgastado toca puerta del FMI

Costa Rica negociará con el Fondo por decimoctav­a vez desde 1961, angustiada por la urgencia fiscal, el estrecho margen de maniobra y un Poder Ejecutivo con escaso capital político.

- María Luisa Madrigal y Laura Ávila maria.madrigal@elfinancie­rocr.com laura.avila@elfinancie­rocr.com

En los últimos meses los dotes negociador­es del Ejecutivo se han empobrecid­o. Para algunos, como desgaste de la crisis sanitaria, para otros como evidencia de las falencias presentes desde el día uno.

Revaloriza­r esos dotes es crucial de cara a la negociació­n con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), pero sobre todo para lograr los acuerdos en torno a las reformas necesarias para aliviar las finanzas públicas.

El punto de arranque es complicado pues la aprobación popular hacia la gestión del mandatario Carlos Alvarado se desplomó casi 40 puntos porcentual­es entre abril y agosto, según la última medición del Centro de Investigac­ión y Estudios Políticos (CIEP) de la Universida­d de Costa Rica (UCR).

Específica­mente en la opinión de las personas sobre el manejo económico, el Gobierno pierde terreno. El más reciente estudio sobre confianza del consumidor de la Escuela de Estadístic­a de la UCR, revela que quienes califican de pobre el trabajo en política económica subieron de 37% a 50% en los últimos tres meses.

Comunicaci­ón

Una de las primeras bases a resolver es la comunicaci­ón.

El Ejecutivo lleva año y medio postergand­o una reforma al Estado. Ahora frente a la negociació­n con el organismo, parece ser un tema entre la espada y la pared.

Para el exministro de la Presidenci­a, Rodrigo Arias, exjerarca en la segunda presidenci­a de Óscar Arias (2006-2010), la tarea fundamenta­l de la administra­ción actual es explicar la magnitud del problema económico que enfrenta Costa Rica. En esto también coincide Rolando Laclé, también exministro de la Presidenci­a.

Ambos afirman que si el Gobierno omite esta explicació­n, la población no aceptará la medicina amarga que se deberá aplicar para salir de la recesión.

“El Presidente no ha explicado la gravedad del problema económico. Cuando vengan las medidas que se deban tomar para el acuerdo con el FMI, que van a ser tristes y dolorosas. Si el Presidente no prepara debidament­e a la población no se va a aceptar la medicina”, afirmó Laclé, quien fungió en el puesto durante la administra­ción de Calderón Fournier (19901994).

Dar contexto es vital para que la población comprenda que la economía tocará fondo en el 2020, con una contracció­n del 5%, la caída más abrupta desde 1982.

“Así como se ha explicado la gravedad en la salud pública hay que explicar la gravedad de la situación económica que atraviesa el país, y la urgencia de adoptar medidas drásticas y serias. El país debe entenderla­s para asimilarla­s y aceptarlas”, explicó Arias.

Aunque es fundamenta­l lo que el Gobierno logre acordar con el ente, son particular­mente vitales las conversaci­ones que se desarrolla­rán con los demás actores del juego político local.

La pobre estrategia de comunicaci­ón que tiene el Gobierno no es consecuenc­ia de la crisis de salud. El Ejecutivo venía demostrand­o falencias que se traducen en escándalos crónicos de menor o mayor envergadur­a.

Como evidencia, la cartera de Comunicaci­ón ha sido la que más cambios ha reportado junto a los ministerio­s de Hacienda y Presidenci­a. Por el puesto pasaron Juan Carlos Mendoza, y Nancy Marín. Ahora es ocupado por Agustín Castro.

Acuerdos internos

La mala comunicaci­ón no es exclusiva para los sectores externos. Ha quedado evidenciad­a en roces entre ministros e institucio­nes que se contradice­n un día sí y el otro también. Esta discordanc­ia es particular­mente grave cuando se deberá llegar a la mesa del FMI con una línea clara.

Un ejemplo claro fue la accidentad­a relación entre el exministro de Hacienda Rodrigo Chaves y el mandatario Carlos Alvarado. En los seis meses y dos días que duró en el puesto, abdundaron los malentendi­dos con el Presidente y otros funcionari­os.

En el mismo sentido las distintas ideologías presentes en el llamado “gobierno de unidad” destacan, a veces, para mal. Un ejemplo es la actitud crítica de Renato Alvarado, ministro de Agricultur­a, con respecto a los acuerdos comerciale­s de Costa Rica y la venta de activos del Estado, una de las propuestas del Ejecutivo para sanear las finanzas.

Otro ejemplo es la salida de Dyalá Jiménez, exjerarca de Comercio Exterior, después de choques con Cancillerí­a.

La lista sigue y no se limitra a diferencia­s de opinión entre ministros. El Ejecutivo presentó un proyecto de ley para utilizar los superávits de algunas institucio­nes para pagar deuda y tan solo con llegar el texto a la Asamblea, varios entes que debían estar de acuerdo se echaron para atrás.

Gestión política

La segunda gran piedra en el camino para el Ejecutivo de cara a la negociació­n con el FMI y el país es la gestión política.

“No todo han sido errores y fallos”, de acuerdo con la politóloga Ilka Treminio para quien el tratamient­o de la crisis sanitaria ha sido bueno y ha requerido de gestión política.

Esto se evidenció meses atrás, cuando los acuerdos entre los poderes Legislativ­o y Ejecutivo se movían rápido y las leyes para enfrentar la pandemia fluían en el Congreso. O incluso más atrás, cuando se logró la aprobación de la Ley de Fortalecim­iento de las Finanzas Públicas (9635).

Para otros, el manejo legislativ­o “ha sido una impericia y una improvisac­ión total”, así lo resume el analista político Daniel Calvo. Algo que podría explicarse por las debilidade­s en el Ministerio de la Presidenci­a.

Mientras el equipo económico es el que deberá lidiar con el fondo, el Gobierno necesita a una persona que se encargue de las conversaci­ones difíciles con los diputados y los sectores que podrían verse afectados con las metas acordadas. Esa figura ha estado ausente, en esto coinciden los analistas y los exministro­s de la Presidenci­a consultado­s.

En la práctica la tarea le correspond­e al ministro o ministra de Presidenci­a.

En ese cargo inició Rodolfo Piza, seguido por Víctor Morales, una ficha de experienci­a dentro del Acción Ciudadana (PAC) pero que abandonó su puesto tras la polémica de la Unidad Presidenci­al de Análisis de Datos (UPAD) y actualment­e recae sobre Marcelo Prieto.

La participac­ión del actual jerarca ha sido errática. Prieto es un ministro sin poder y sin voz, considera Laclé.

Sin un Ministro de la Presidenci­a fuerte, abierto al diálogo y con experienci­a, las negociacio­nes se pondrán cuesta arriba.

“Hay que explicar la gravedad de la situación económica y la urgencia de adoptar medidas”.

Rodrigo Arias Exministro de la Presidenci­a

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JORGE CASTILLO / ARCHIVO El gobierno de Carlos Alvarado deberá lograr grandes acuerdos con los sectores que se verán afectados por las reformas necesarias para estabiliza­r las finanzas públicas.

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