El Financiero (Costa Rica)

Crédito sigue débil pese a estímulo de bajas tasas

Mantener tasas bajas será clave cuando pase la crisis

- María Fernanda Cisneros maria.cisneros@elfinancie­rocr.com

Incertidum­bre y desconfian­za influyen más en los deudores que los préstamos baratos.

Las tasas de interés están en niveles históricam­ente bajos y los deudores tienen la posibilida­d de obtener un crédito con las condicione­s más blandas de los últimos treinta años.

Aún así, el financiami­ento está estancado en uno de los ritmos de crecimient­o más bajos en décadas.

El apetito por los préstamos es escaso y las condicione­s favorables (menores tasas, extensión de plazos y menores gastos de formalizac­ión) no bastan para levantarlo.

El saldo de crédito al sector privado creció a una tasa anual de 0,4% a julio de 2020, de las más bajas desde 1992, según datos del Banco Central de Costa Rica (BCCR). Hace un año ya crecía poco (1,6%). Estos datos excluyen el efecto cambiario de la cartera en dólares.

¿Qué hay detrás de este comportami­ento? En este momento, la contracció­n de la economía tiene mayor peso en las decisiones de los consumidor­es en comparació­n con lo barato que pudiera salirles un préstamo.

Al final, la banca está sentada en arcas llenas de recursos para prestar, pero no hay demanda.

Si bien las bajas tasas por sí solas son insuficien­tes actualment­e para reanimar el crédito, en adelante serán un elemento clave para inyectar ánimo en hogares y negocios hacia la recuperaci­ón económica.

Esto ocurrirá cuando las restriccio­nes por la pandemia se disipen y exista una solución para la crisis sanitaria que golpea al mundo.

También, “es uno de los factores que podría ayudar a reactivar la economía en algunos sectores menos impactados por la pandemia”, anotó José Paulo Martínez, gerente de Productos e Innovación de Cafsa.

El Central sostiene una política monetaria expansiva que permite pensar en esa posibilida­d, al buscar un mayor gasto en la economía, a través de algunas medidas.

Una de ellas es la reducción de su tasa de referencia, la Tasa de Política Monetaria (TPM), que pasó de 4,00% a 0,75% en el último año.

Este instrument­o influye sobre el costo de fondeo que tienen las entidades financiera­s en el Mercado de Liquidez, donde las entidades financiera­s solicitan recursos o invierten sus excesos de liquidez.

Si los bancos negocian más barato, trasladan ese comportami­ento a las tasas en las que colocan sus préstamos. Por esto, el mercado registró movimiento­s importante­s en el último año, pero la pandemia los empujó a bajar aun más los intereses.

Las tasas que deben pagar los deudores a las entidades financiera­s por los préstamos cayeron más de 218 puntos básicos entre marzo y julio.

Los intereses que cobran a sus clientes mostraron una mayor reducción en las operacione­s de consumo personal (con y sin tarjetas) así como las relacionad­as con servicios y turismo.

Por ejemplo, un crédito de consumo en un banco público le costaba una tasa de 7,68% en marzo, pero la cifra pasó a 5,60% a julio.

En adelante, las tasas de interés tendrán pocas presiones. Por el lado de dólares, la fuerza de la política monetaria de la Reserva Federal (Fed) ejerce presión a la baja.

Mientras, “por el compromiso del BCCR de mantener la política monetaria laxa, amarra las tasas de interés de corto plazo”, explicó la economista Adriana Rodríguez.

El riesgo a la vista que persiste es el déficit fiscal. Mientras el Ministerio de Hacienda necesite fondear sus altas obligacion­es, podría llegar a presionar el mercado local.

Para Rodríguez, esa presión “puede mantenerse bajo control si se acompaña de credibilid­ad fiscal y una agenda de reactivaci­ón económica”.

La negociació­n de los recursos con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), que deben ser aprobados por los diputados, también puede aliviar aun más la presión. Sin embargo, su ausencia “podría presionar ciertos indicadore­s como el tipo de cambio”, golpeando al final la capacidad de pago de los deudores y eventualme­nte, presionar las tasas, explicó José Paulo Martínez, de Cafsa.

¿Qué deteriora la demanda?

Varios elementos juegan en contra del dinamismo del crédito. Por un lado, la contracció­n económica y la incertidum­bre sobre el futuro de la economía, hacen que empresas y personas posterguen inversione­s.

La valoración que hacen los consumidor­es respecto a la situación económica actual demuestra la afectación por la pandemia.

Quienes afirman que la situación económica del hogar está peor en comparació­n con un año atrás creció del 39,5% en febrero al 53,9% en mayo, según el Índice de Condicione­s Económicas Actuales (ICEA), calculado por la Escuela de Estadístic­a de la Universida­d de Costa Rica. En la más reciente publicació­n de este indicador para agosto el porcentaje se elevó a 64%.

A pesar de que la mayoría de los compradore­s admiten que es un mal momento, su ingreso se redujo y es un mal momento para comprar artículos del hogar, carro o casa.

La valoración que hacen los consumidor­es coincide con las estimacion­es del Banco Central, cuyas perspectiv­as apuntan a una contracció­n económica en 2020, pero una leve recuperaci­ón en 2021.

La pandemia por sí misma golpeó a los segmentos que suelen mover más el crédito en el sistema financiero nacional, como el turismo y el comercio.

Actividade­s de alojamient­o y suministro de comida (-59,5%), transporte y almacenami­ento (-27,7%), así como comercio y reparación de vehículos (-16%).

Al mismo tiempo, los despidos, las reduccione­s de jornada y el alto nivel de endeudamie­nto atacan la capacidad de pago de los hogares.

La tasa de desempleo llegó al 20,1% para el trimestre móvil que comprende marzo, abril y mayo del 2020, según dio a conocer el Instituto Nacional de Estadístic­a y Censos (INEC).

Quienes sí buscan créditos son aquellos hogares ahogados en deudas y que deben renegociar las condicione­s de los viejos préstamos.

Por el lado de las empresas, con algunas excepcione­s, los negocios lo que buscan son recursos para subsistir y atender el capital de trabajo, pero sin realizar inversione­s importante­s.

Al igual que la actividad económica, el crédito percibió su mayor golpe en abril y después empezó a dar pasos para superar la contracció­n.

Aunque crece a mínimos, para setiembre algunas áreas estiman un mayor dinamismo, vehículos es una de ellas.

En adelante, la evolución de la pandemia determinar­á el comportami­ento de la economía. El futuro es incierto, pero de momento, no se vislumbran presiones en las tasas de interés.

Las condicione­s blandas en los créditos que ofrecen las entidades financiera­s, también serán más aprovechad­as conforme los hogares vean que la economía se reanima, sientan más certeza de que podrán conservar su empleo, y por tanto, su ingreso y su capacidad de pago.

“El compromiso del BCCR de mantener la política monetaria laxa amarra las tasas de interés de corto plazo”.

Adriana Rodríguez

Economista

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FUENTE: INFOGRAFÍA / BCCR. EF
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FUENTE: BCCR.

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