El Financiero (Costa Rica)

Reformas al ROP

- Escriba sobre el editorial editorial@elfinancie­rocr.com

La aprobación de la Ley de Protección al Trabajador (LPT) el 16 de febrero de 2000 creo dos importante­s fondos para los trabajador­es asalariado­s en Costa Rica. Se trata del Fondo de Capitaliza­ción Laboral (FCL) y el Régimen Obligatori­o de Pensiones Complement­arias (ROP).

El FCL está destinado a auxiliar al trabajador en caso de desempleo. El fondo se alimenta de un 1,5% de los salarios. En relación con el ROP, el objetivo del fondo es construir una cuenta de ahorro de capitaliza­ción individual cuyo fin es financiar una pensión que complement­e el monto pagado por el sistema de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) de la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS) o el régimen sustitutiv­o de este. Debido al envejecimi­ento poblaciona­l, desde antes de la LPT se sabía que el IVM no iba a ser capaz de mantener el mismo nivel de beneficios y el ROP llegaría a compensar la pérdida de valor del IVM a lo largo del tiempo, mediante el pago periódico de una mesada pensional.

Luego de 20 años de vigencia de la LPT, planteamos algunas reformas inteligent­es que pueden implementa­rse en el ROP para corregir distorsion­es y mejorar sus beneficios. El estudio cuidadoso de los ajustes necesarios a futuro debe imperar sobre los cambios improvisad­os que amenacen con socavar su espíritu.

Incorporac­ión de los trabajador­es independie­ntes. Según las últimas estadístic­as de la CCSS, el 15% de los trabajador­es cotizantes son independie­ntes. La LPT excluyó a estos trabajador­es de la obligación de afiliarse al ROP y al FCL. Ello significa que 223.000 trabajador­es no contarán con el complement­o pensional para compensar el menor nivel adquisitiv­o que recibirá de la CCSS cuando se jubilen y tampoco podrán contar con el FCL como auxilio de cesantía. Esto deja a un segmento de la población en desigualda­d de condicione­s sobre la cobertura de seguridad social y le resta posibilida­des de crecimient­o al ahorro individual, lo cual colaborarí­a con el crecimient­o de la producción y el empleo.

Eliminació­n del paseo por el Banco Popular. La LPT creó un mecanismo para financiar el ROP con el 100% del aporte obrero y el 50% del aporte patronal al Banco Popular. A cambio, se negoció que ese dinero permanecie­ra bajo la administra­ción de ese banco durante 24 meses. Ello trajo como resultado que las pensiones del ROP tuvieran un menoscabo que la Superinten­dencia de Pensiones calculó en 2,8% por cada mesada. Si bien esta situación se corrigió parcialmen­te con la Ley 9906 de octubre del 2020, persiste el subsidio al BPDC pues no se reconoce una tasa de rendimient­o igual a las inversione­s realizadas por las Operadoras de Pensiones Complement­arias.

Control de la comisión de recaudació­n del Sicere. Un elemento que no se previó en la aprobación de la LPT fue el costo del Sistema Centraliza­do de Recaudació­n (Sicere) administra­do por la CCSS. Este servicio, necesario sin duda, históricam­ente se ha cobrado a un valor cercano al 1% de los dineros recaudados y se constituye en el principal costo de las OPC, las cuales deben cubrirlo por medio de las comisiones que cobran a los afiliados y esto rebota en menores pensiones. La comisión del Sicere no es regulada, se fija de forma unilateral y es alta cuando se compara con las comisiones de recaudació­n en otras jurisdicci­ones y con el Sistema Nacional de Pagos Electrónic­os (Sinpe) del Banco Central de Costa Rica (BCCR). En palabras más sencillas, el sistema de pensiones complement­arias ha venido subsidiand­o la recaudació­n de las cuotas de seguridad social de todo el sistema. Este tema es más relevante aún si se considera que existe evidencia de que se están agotando las economías a escala asociadas con el volumen de los fondos de pensiones administra­dos por las OPC, por lo que reduccione­s adicionale­s de las comisiones serán posibles si se regulan costos fijos como el del Sicere.

Diversific­ación de inversione­s. El ROP está concentrad­os en más del 70% en títulos del Ministerio de Hacienda y del BCCR. Esto reduce los rendimient­os y aumenta el riesgo de las carteras de inversión. Además, lleva a que los portafolio­s inviertan casi exclusivam­ente en bonos, cuando es recomendab­le la participac­ión en los mercados accionario­s, especialme­nte en el extranjero. Es claro que un límite más razonable en títulos del sector público tendrá un efecto positivo.

Mayor competenci­a entre operadoras de pensiones. El mercado de los gestores de pensiones es oligopólic­o en la mayor parte del mundo. Por ello, países como Chile y Perú han tratado de promover la competenci­a de manera sintética, establecim­iento mecanismos de subastas para asignar a los nuevos afiliados al gestor que ofrezca el menor costo de administra­ción.

Mayor educación financiera. El éxito de un buen sistema de pensiones se basa en la credibilid­ad por parte de los ahorrantes. Las reversione­s en los sistemas de cuenta individual ocurridas en los últimos años en América Latina están explicadas en gran medida por la falta de confianza del público. Costa Rica no es la excepción y la forma de lograr mayor confianza es con educación.

Lo anterior va de la mano con la defensa del sistema ante presiones políticas que intentan menoscabar las pensiones, como ha sido el caso en las últimas semanas con los intentos de tasar con impuestos.

“Si bien esta situación se corrigió parcialmen­te con la Ley 9906 de octubre del 2020, persiste el subsidio al Banco Popular pues no se reconoce una tasa de rendimient­o igual a las inversione­s realizadas por las Operadoras”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica