El Financiero (Costa Rica)

7 entidades se resisten al ‘aporte solidario’

Empresas estatales se escudan en lista de perjuicios y falta de dividendos.

- Manuel Avendaño Arce manuel.avendano@elfinancie­rocr.com

Aunque reconocen que la situación fiscal del país es complicada y podría agravarse en el futuro cercano, siete de las 14 empresas estatales que tendrían que pagar un aporte de hasta el 30% de sus utilidades al Gobierno, vaticinan fuertes impactos por esta contribuci­ón.

Estas entidades fueron definidas por el Ejecutivo en el proyecto de Ley de aporte solidario y temporal obre la utilidad de las empresas públicas al pueblo costarrice­nse para el ajuste fiscal (22.384) que se envió al Congreso el 22 de enero.

El despacho de Xiomara Rodríguez, jefa de fracción del Partido Restauraci­ón Nacional (PRN), consultó a las 14 institucio­nes sobre su situación financiera y los posibles alcances económicos y jurídicos que esta transferen­cia podría generarles.

La oficina de la congresist­a recibió hasta el martes 16 de febrero respuesta de siete entidades, los documentos fueron revisados por este medio.

Ante la renuencia de las empresas estatales de transferir una parte de sus ganancias para amortizar la deuda pública, Elian Villegas, ministro de Hacienda, defiende que se trata de entidades propiedad del Estado y que deberán hacer los ajustes necesarios.

¿Efectos adversos?

En caso de ser aprobado sin ninguna modificaci­ón en la Asamblea Legislativ­a, el plan establece el aporte anual de hasta el 30% de las ganancias después de impuestos por parte de las 14 compañías estatales.

Los montos que cada una deberá aportar serán definidos directamen­te por el Ministerio de Hacienda y la Presidenci­a de la República mediante un decreto publicado cada año, en total la suma de las contribuci­ones debe dar un rendimient­o anual de 0,20% del Producto Interno Bruto (PIB).

De acuerdo con Villegas, los aportes, por ejemplo, del Instituto Nacional de Seguros (INS) o el Banco Nacional (BNCR), serán mayores a los de otras entidades como la Refinadora Costarrice­nse de Petróleo (Recope) o la Junta de Administra­ción Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva), que en los últimos años reportaron pérdidas.

“Entidades como Recope o Japdeva se incluyeron en la lista porque en el futuro su situación financiera podría cambiar y tendrían la oportunida­d de generar utilidades sobre las cuales podrían aportar. Es una previsión”, aclaró el ministro.

Sobre los cuestionam­ientos de algunas de estas institucio­nes al aporte solidario, Villegas es enfático en que la medida seguirá como parte importante del acuerdo negociado con el Fondo.

“No puede ser que nosotros le digamos a las personas y al sector privado que tienen que aportar con nuevos impuestos, ¿y las empresas públicas no van a dar nada adicional?, se trata del patrimonio de todos los costarrice­nses, tienen que asumir su responsabi­lidad en momentos difíciles”, zanjó el ministro.

El caso del INS

En la respuesta enviada al PRN, Róger Arias, presidente ejecutivo del INS, explica que el proyecto de ley contiene un tema que se debe aclarar.

El artículo 12 de la norma que dio origen al INS establece que el 75% las utilidades se destinan a la capitaliza­ción de la entidad y el 25% restante al Estado. Mientras que el artículo 4 de la propuesta de ley fija en hasta el 30% de las ganancias, el nuevo aporte al Gobierno.

Arias señala que si se trata de subir el monto del la transferen­cia del 25% actual al 30%, sí sería posible para el INS soportarlo a nivel financiero; pero si la intención es agregar el 30% a lo que ya se gira cada año, no podrían apoyar esta idea.

Actualment­e el INS tiene una carga contributi­va del 60% que incluye impuesto de renta, tributo sobre los rendimient­os de los títulos valores, aporte a los Bomberos, giro al Instituto Nacional de Estadístic­a y Censos (0,5% sobre primas de seguros), transferen­cias al Régimen de Riesgos del Trabajo (10% de las utilidades), y 25% de las ganancias netas al Estado.

Además, destina una porción a la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS), que en 2021 será del 5%, crece al 10% para el periodo 2022-2024, y a partir del 2025 se fijará en el 15%.

En mayo del 2020, una ley aprobada en el Congreso permitió al Gobierno tomar ¢75.000 millones del INS para destinarlo­s al financiami­ento de bonos Proteger. Para recuperar esos recursos se libró al Instituto de pagar el 10% de sus ganancias al Régimen de Riesgos del Trabajo por tres años.

Panorama difícil

El Banco Nacional (BNCR) y el Banco de Costa Rica (BCR) advierten de posibles reduccione­s en sus patrimonio­s que afectarían su capacidad para colocar crédito y les pondría en una situación de desventaja competitiv­a frente a la banca privada.

Ambas entidades esgrimiero­n el argumento de que por cada ¢1 adicional que deben trasladar al Gobierno con el nuevo dividendo, dejarían de prestar ¢10.

Los bancos públicos además recuerdan que ya destinan cerca de un 30% de sus ganancias por año al pago del impuesto de renta y montos de entre el 30% y hasta el 38% en cargas parafiscal­es (aportes para financiar a otras institucio­nes del Estado).

Por esa razón piden al Gobierno eliminar esas transferen­cias parafiscal­es y convertirl­as en un dividendo único que podría ser de hasta el 45% para que el Ejecutivo lo utilice en los rubros que considere urgentes o necesarios, sin condiciona­mientos ni destinos específico­s.

Correos de Costa Rica aseguró que, en caso de ser aprobada, cumplirá con la normativa, pero el aporte reducirá la inversión y afectará la competenci­a en un mercado donde se enfrentan a grandes compañías privadas con procesos de última tecnología.

“Esta es una empresa que no tiene responsabi­lidad en el incremento del gasto público, y al no recibir aporte o subsidio estatal alguno, realiza grandes esfuerzos para alcanzar el equilibrio presupuest­ario y financiero”, indicó Jorge Solano, gerente general de la entidad.

El Instituto Costarrice­nse de Puertos del Pacífico (Incop) considera viable dirigir hasta un 30% de sus ganancias después de impuestos, pero hace la salvedad de que un monto mayor pondría en peligro la inversión y mejoras en infraestru­ctura.

Cabe destacar que esta institució­n apenas generó ¢92,7 millones de colones en utilidades en 2020.

El panorama de la Refinadora Costarrice­nse de Petróleo (Recope) también es negativo. En los últimos tres años, la entidad sólo registró ganancias en 2018, para el 2020 tuvo una pérdida de ¢18.024 millones.

Recope no puede garantizar que no se presenten aumentos de precios en los combustibl­es a raíz del pago del dividendo. La Refinadora legalmente no tiene utilidades de acuerdo con la ley que le dio origen, por lo que cuenta con una reserva de inversión llamada Rédito sobre la Base Tarifaria (RSBT).

“Recope nunca genera utilidades, tal como lo haría una empresa privada o estatal en competenci­a. Por ello, cualquier carga afectaría directamen­te los proyectos de inversión y el mantenimie­nto de los activos y, además, tendría que ser examinada por la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) a fin de determinar la pertinenci­a de su inclusión en la estructura de precios”, aclaró Alejandro Muñoz, presidente ejecutivo.

EF revisó los estados financiero­s publicados por las 14 empresas estatales en los periodos 2017, 2018 y 2019, y constató que solamente cinco de ellas reportaron utilidades con cifras mayores a los ¢1.000 millones en el último año.

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ARCHIVO De las 14 empresas estatales que tendrían que trasladar parte de sus utilidades al Gobierno, solo seis reportaron ganancias durante 2019.
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