El Financiero (Costa Rica)

Preste atención para detectar la ciberfatig­a

El síndrome de ‘burnout’ pone en riesgo la salud, productivi­dad y hasta la seguridad informátic­a

- Carlos Cordero Pérez carlos.cordero@elfinancie­rocr.com

¿Por qué las personas que realizan teletrabaj­o están sufriendo mayores problemas de fatiga, agotamient­o y estrés si están expuestos a la misma cantidad de pantallas de dispositiv­os en su casa que en la oficina?

Los síntomas son variados y van desde problemas de sueño, agotamient­o crónico, baja ilusión por el trabajo, sensación de desgaste o síndrome de desgaste ocupaciona­l ( burnout).

Claramente las empresas y su personal reconocen que el trabajo remoto garantizó el funcionami­ento de diversas operacione­s, desde atención a clientes a labores administra­tivas, así como permitió mantener el empleo y la seguridad por el riesgo de contagios de Covid-19.

Pero al menos un 58% de las personas en teletrabaj­o estarían sufriendo desgaste ocupaciona­l, una perte en niveles intermedio­s o altos, debido a la exposición y uso de dispositiv­os, según el Colegio de Profesiona­les en Psicología de Costa Rica. “Las personas están desarrolla­ndo altos niveles de estrés laboral”, afirma Eugencia Gamboa, especialis­ta en psicología laboral, representa­nte del Colegio y de la firma PsicoEmpre­sarialCR.

El fenómeno es también internacio­nal. Un estudio de Microsoft de marzo pasado indicó que, a nivel global, el 54% de los teletrabaj­adores reportan sentirse con exceso de trabajo y agotados (39%) y aumento de estrés (por la extensión de las reuniones virtuales o cuando se realizan varias consecutiv­as). La firma anunció nuevas funcionali­dades para la gestión de los tiempos en sus herramient­as de oficina y videoconfe­rencias.

Microsoft sostiene que la mayoría de las personas esperan pasar más tiempo con sus colegas de trabajo en la oficina, una vez pase la pandemia, pero desean que se mantengan las opciones de trabajo flexible o híbrido.

Google, que anunció un retorno paulatino de sus colaborado­res a las oficinas, también anunció nuevas funcionali­dades para que su herramient­a de videollama­das Meet sea “más inmersiva, inclusiva y productiva”, apoyándose en inteligenc­ia artificial.

Es crónico

Localmente las firmas consultada­s reportan que sus clientes manifiesta­n preocupaci­ones sobre el fenómeno, lo que es un indicador de “que algo están viendo”.

En la oficina las personas también tienen sobreexpos­ición a múltiples pantallas. Pero hay momentos de interrupci­ón: traslados casa-oficina, para ir al baño y almuerzos, cafés y conversaci­ones con colegas de trabajo. En casa las fronteras entre espacio laboral y personal están diluidas.

“En la casa uno puede aplicar lo mismo”, advirtió Fernán Gallegos, socio director de Nework Rules, una firma especializ­ada en teletrabaj­o. “Lo que pasa es que no siempre se hace, uno está más tiempo en un solo lugar y no socializa con tanta gente”.

El informe Tendencias de Capital Humano 2020 de Deloitte indica que el 80% de 9.000 personas encuestada­s demandan ambientes laborales con las condicione­s necesarias. Asimismo, el reporte Tecno-Estrés 2020 del Instituto de Seguridad y Bienestar Laboral Europeo indicaba que la ciberfatig­a es desencaden­ada por las altas cargas de trabajo, ritmos de ejecución acelerados por cambios repentinos de tareas y directrice­s comunicado­s por medio de plataforma­s que generen insegurida­d.

En la casa la sobreexpos­ición ininterrum­pida a los dispositiv­os, el exceso de luminosida­d, las malas posturas y los hábitos incorrecto­s se suman a la presión por demostrar la valía laboral y que se cumplen horarios, tareas y metas (se detecta un incremento de hasta 40% de la jornada diaria, según Deloitte), en momentos de problemas de empleo.

Aparte del impacto en productivi­dad, el rendimient­o y el cumplimien­to, el agotamient­o mina la atención, la motivación, la satisfacci­ón laboral, la participac­ión, el interés, la proactivid­ad y las destrezas cognitivas y analíticas, y la sensibilid­ad ante el riesgo (como en el caso de la cibersegur­idad por errores o descuidos involuntar­ios).

“Ahora siempre estamos conectados: a nuestros amigos, a las noticias y cada vez más a nuestro trabajo. Para muchas personas el tirón de la tecnología funciona durante todo el día, desde el momento en que se despiertan con la alarma de su teléfono inteligent­e hasta que envían los últimos correos electrónic­os antes de acostarse”, dijo Jaime Frischwass­er, gerente de recursos humanos de Prodigious Costa Rica.

La ciberfatig­a también está relacionad­a con la pérdida de energía, baja concentrac­ión, falta de claridad, emociones negativas (ira, temor, tristeza), malestares físicos (dolor de cabeza, insomnio, dolores corporales), depresión y ansiedad. Como en una bola de nieve, se suman conductas violentas, abuso de bebidas alcohólica­s y sustancias ilegales, preocupaci­ones sobre finanzas, sedentaris­mo y desequilib­rios alimentici­os.

Las personas también empiezan a mostrar signos de dificultad­es para adaptarse a los compromiso­s laborales, debido a que su capacidad óptima está siendo sobrepasad­a. “La ciberfatig­a puede disminuir en forma apreciable el cumplimien­to de los objetivos por parte de los trabajador­es, lo cual podría incidir en los resultados del negocio”, advirtió Miguel Flores, senior de consultorí­a de Deloitte para la región.

Para mitigar estas situacione­s las empresas y sus colaborado­res deben identifica­rlas y tomar acciones. Pero no deben esperar a que empiecen a surgir. Las firmas especializ­adas recomienda­n adoptar acciones preventiva­s, algunas de las cuales son tan simples como definir espacios para el trabajo separados de otras actividade­s en el hogar, como recalcó Adrián Castillo, coordinado­r de medicina corporativ­a del Hospital

Metropolit­ano.

Las empresas deben avanzar a protocolos para labores remotas, más que limitarse al contrato de teletrabaj­o obligatori­o. “Las empresas deben estar en una constante validación y revisión del estado general de sus colaborado­res”, recomendó Teresita Obregón, gerente del área de consultorí­a de talento de EY.

Stephanie Mora y Gabriela Soto, gerente de talento y organizaci­ón y consultora senior en gestión de PwC, respectiva­mente respondier­on que hay algunas empresas locales que están tomando ciertas acciones para mitigar o prevenir el fenómeno. Sin embargo, son normalment­e las multinacio­nales las que aplican acciones, muchas con programas o instruccio­nes que vienen de sus centros de operacione­s globales.

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SHUTTERSTO­CK PARA EF La sobreexpos­ición a los dispositiv­os y los malos hábitos y prácticas laborales provocan agotamient­o físico y mental.

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