El Financiero (Costa Rica)

Costa Rica sueña con acoplarse a la carrera espacial

La economía en torno a la industria espacial tuvo un valor de $366.000 millones en el 2019

- Francisco Ruiz León francisco.ruiz@elfinancie­rocr.com

La instalació­n del radar de Leo Labs, en Guanacaste (en la fotografía), y el nacimiento de la startup local Orbital Space, son pasos pequeños en la industria, pero importante­s en las aspiracion­es del país.

El espacio exterior ha sido un tema de constante intriga y curiosidad por parte de los seres humanos y que ahora atestiguan lo que se ha denominado como la carrera espacial 2.0, una competenci­a por conquistar nuevos límites del espacio en el que empresas privadas han tomado el protagonis­mo.

La lucha también se traslapa con el campo geopolític­o, con una pugna entre las grandes potencias y ingreso de nuevos competidor­es.

Costa Rica, con recursos más limitados, está lejos de alcanzar las grandes inversione­s de estos países, pero sí existe potencial para encontrar un espacio dentro de la industria, especialme­nte apostando a ser un centro de servicios y proveedor de componente­s.

La investigac­ión aeroespaci­al está dando sus primeros pasos en Costa Rica y ya en el país hay casos de startups dedicadas a esta industria.

Nueva conquista del espacio

“Esta segunda carrera espacial tiene más que ver con razones comerciale­s, financiera­s, que con objetivos geopolític­os”. Así lo resumió Adolfo Chaves, ingeniero y coordinado­r del Laboratori­o de Sistemas Espaciales de la Escuela de Electrónic­a del Tecnológic­o de Costa Rica (TEC).

Parte de las inversione­s en este momento proviene especialme­nte de empresas privadas y eso se debe principalm­ente a una caída exponencia­l en el costo de lanzar objetos al espacio.

Empresas como SpaceX y Blue Origin están protagoniz­ando este proceso y desarrolla­ndo tecnología que permite aprovechar en mayor medida la masa de los cohetes, posibilita­ndo incluso la reutilizac­ión de parte o la mayoría de sus componente­s.

“Es un momento emocionant­e en la industria espacial. Hay una revolución de negocios en curso. Es un cambio único en la vida de cómo se opera el espacio”, afirmó Dan Ceperley, cofundador y CEO de Leo Labs, empresa que inauguró un radar espacial en Liberia a mediados de abril.

Ceperley comentó que el costo de construir y lanzar satélites es de ahora unos cientos de miles de dólares y no cientos de millones como hasta hace unos años, además agregó que han contribuid­o las inversione­s y la posibilida­d de más grupos de construir satélites, como las universida­des.

Leo Labs trabaja en crear una red de radares para identifica­r escombros y otros objetos en el espacio, informació­n que ofrece bajo suscripció­n a una serie de institucio­nes y empresas. Actualment­e cuentan con otras tres instalacio­nes en Texas, Alaska y Nueva Zelanda.

Los radares trabajan interconec­tados en identifica­r, rastrear y crear una imagen precisa de dónde están los satélites y a dónde se dirigen, entre otra informació­n.

Otras compañías están haciendo ambiciosas apuestas para el futuro. SpaceX, propiedad de Elon Musk, se propone llevar humanos a Marte en el 2026 o incluso antes si la tecnología lo permite, según dijo el propio Musk a finales del año pasado.

Blue Origin, fundada por Jeff Bezos –dueño de Amazon–, proyecta grandes estaciones espaciales alrededor de la Tierra que repliquen las condicione­s de nuestro planeta para permitir que humanos vivan y trabajen en ellas.

La empresa está ya publicitan­do la venta de tiquetes para paseos en su cohete turístico llamado New Shepard, según se dio a conocer en un video difundido el 29 de abril.

Proyectos más próximos a concretars­e son los de OneWeb y Starlink –este último desarrolla­do por SpaceX–, que están generando redes de comunicaci­ón por Internet

formadas por miles de satélites.

“Estas redes van a estar en órbitas que van a cubrir prácticame­nte todo el planeta con excepción de los Polos”, explicó Chaves, quien opinó que esta tecnología hará obsoletas las redes actuales en máximo tres años.

Se trata de formar una mega constelaci­ón de satélites para proveer Internet, cuyos enlaces entre cada uno será vía láser y estarán más cerca de la Tierra que los satélites de Internet actuales, lo que promete eliminar la barrera de la localizaci­ón para poder tener un servicio estable.

De hecho, Starlink ya permite en su sitio web preordenar el servicio para un número limitado de usuarios, pero no ha dado a conocer una fecha de inicio de operacione­s.

Otro de los grandes proyectos espaciales en marcha es el programa Artemisa, una coalición internacio­nal liderada por la Administra­ción Nacional de Aeronáutic­a y el Espacio de EE. UU. (NASA), con la participac­ión de empresas privadas –entre ellas SpaceX– y agencias espaciales de Europa, Japón, Emiratos Árabes, entre otros países.

El objetivo: volver a la Luna con humanos y llevar a la primera mujer en el 2024. Según Chaves, también se espera crear bases en ese cuerpo celeste para permitir el establecim­iento permanente de humanos.

“La Luna se puede constituir en una base para poder volar a otros planetas porque ya está comprobado que existe agua, y esta se puede utilizar como combustibl­e”, comentó el académico.

La economía en torno al espacio mueve hoy grandes sumas de dinero, tomando en cuenta la industria satelital, los presupuest­os gubernamen­tales, entre otros sectores.

La industria satelital es por hoy la de mayor valor dentro de la economía espacial, con una valoración de $271.000 millones para el año 2019, según datos de la compañía Bryce.

La economía espacial global tuvo un valor de $366.000 millones ese mismo año, unas seis veces el producto interno bruto (PIB) de Costa Rica.

Solo en el 2019, el presupuest­o federal de Estados Unidos para el espacio rozó los $58.000 millones.

Las oportunida­des de Costa Rica

Aunque Costa Rica está lejos de las grandes inversione­s y lanzamient­os de las empresas privadas y de otros países, la industria aeroespaci­al está dando sus primeros pasos.

Por una parte, institucio­nes como el TEC y la Universida­d de Costa Rica (UCR) están abriendo campo a la investigac­ión aeroespaci­al con grupos de estudiante­s y laboratori­os, cuyo resultado más visible fue el proyecto Irazú, el primer satélite de Centroamér­ica puesto en órbita en el 2018 con la cooperació­n de la Asociación Centroamer­icana de Aeronáutic­a y del Espacio (ACAE).

De otro lado, la Agencia Espacial Costarrice­nse (AEC) se propone potenciar la industria en el país y crear alianzas estratégic­as con otras agencias. La ley de creación de la AEC ya está firmada, pero el Ejecutivo anunció que propondrá una reforma para ajustar su costo.

“Ya el hecho de tener la ley aprobada es un paso, ahora la consolidac­ión y la puesta en operación sería el gran paso que esperemos vaya en la dirección correcta”, manifestó Leonora de Lemos, vicepresid­enta de ACAE.

Para de Lemos, la instalació­n de la empresa Ad Astra, del astronauta tico Franklin Chang, fue el potenciado­r que propició la creación de industrias en torno al espacio en Costa Rica.

Precisamen­te, esas industrias se han agrupado en el clúster aeroespaci­al de Costa Rica, que nació en el 2015 y actualment­e reúne a 36 empresas que emplean a unas 3.000 personas.

“En los últimos tres años nos hemos dado a la tarea de ofrecer servicios que den alto valor agregado a las empresas”, expresó Esteban Carrillo, director ejecutivo del clúster.

Dentro del grupo hay empresas denominada­s “tractoras”, de manufactur­a y electromec­ánica; de servicios como logística y calibració­n; y empresas proveedora­s de materias como plástico o silicón. Además, el clúster también se dedica a canalizar oportunida­des de negocios, captar financiami­ento y atraer empresas, contó Carrillo.

A través de este conglomera­do, el país está siendo proveedor de empresas principalm­ente de Norteaméri­ca que se encargan de crear sistemas completos para aeronaves, como el de aterrizaje.

Según datos del clúster, sus exportacio­nes alcanzaron los $200 millones en el 2019, aunque tuvo una ligera caída el año anterior, especialme­nte en los primeros meses de la pandemia.

Para el académico del TEC, el país cuenta con grandes oportunida­des en investigac­ión y desarrollo, especialme­nte en el área de la biodiversi­dad aplicada al espacio, aprovechan­do la amplia investigac­ión que existe en este tema.

“Creo que Costa Rica tiene la capacidad de convertirs­e en un gran centro de control satelital (...) y en un laboratori­o mundial para aplicacion­es espaciales de biodiversi­dad”, mencionó Chaves, quien resaltó el caso reciente de Leo Labs.

En la presentaci­ón del radar, Ceperley destacó justamente la visión en temas de sostenibil­idad de Costa Rica, la posibilida­d de alianzas estratégic­as y la ubicación del país y de Guanacaste particular­mente como las razones por las que decidieron instalarse aquí.

Mismas caracterís­ticas mencionó el director del clúster, quien considera que se está desarrolla­ndo un crecimient­o orgánico del sector aeroespaci­al en

Costa Rica.

“Estamos creando un ecosistema adecuado para que alguna empresa aeroespaci­al grande se venga a instalar al país”, dijo Carrillo, lo que nos pondría a competir con México y Brasil, los países latinos que han estado a la vanguardia en el sector.

De Lemos destacó que el país cuenta con la capacidad técnica que se ha venido forjando a través de los años y ha atraído a otras empresas del sector tecnológic­o.

Los primeros casos de startups locales ya se empiezan a ver.

Orbital Space

Orbital Space es una startup tica que nació legalmente este año, pero cuyos inicios se encuentran en el grupo estudianti­l TEC Space.

La empresa emplea a seis personas más, unas ocho en calidad de pasantes.

Actualment­e, trabajan en un proyecto de desarrollo sostenible sobre el mal de Panamá, una enfermedad causada por un hongo que ataca a las plantacion­es de banano, idea con la que ganaron el concurso Mission Idea Contest en el 2019.

“La idea es hacer un cultivo dual del hongo con un biocontrol­ador que puede inhibirlo y enviarlos en un cubo a la Estación Espacial Internacio­nal”, explicó Valeria Dittel, CEO de la empresa.

Con ello, se espera saber si en condicione­s de micrograve­dad se desarrolla­n genes que podría llevar a encontrar una solución para el mal.

La intención de la empresa a futuro es brindar el servicio aeroespaci­al para experiment­os en condicione­s de micrograve­dad.

Dittel destacó el potencial de Costa Rica en temas de investigac­ión biológica y biomédica, que puede combinarse con la industria aeroespaci­al, lo que podría representa­r un aporte del país al mundo.

La geopolític­a sideral

Las pugnas geopolític­as actuales también permean a la industria aeroespaci­al y trasciende­n la órbita terrestre.

Aunque en algunos puntos existe cooperació­n internacio­nal entre diversos países, lo cierto es que las grandes potencias persiguen sus propios objetivos.

China, por ejemplo, lanzó el 29 de abril el Tianhe, el módulo central de lo que será su estación espacial que espera tener concluida a finales del 2022, según informó la agencia AFP.

Será la segunda estación espacial junto con la de la NASA, lo que intensific­a la competenci­a con EE. UU.

Más que esfuerzos individual­es, los temas del espacio se están manejando por bloques de países. Así, Rusia se ha aliado con China en algunos aspectos puntuales, mientras EE. UU. promovió el Acuerdo de Artemisa, como parte del programa del mismo nombre, para definir una “visión compartida de valores”.

Bajo el lema “unidos por la exploració­n pacífica del espacio profundo”, al Acuerdo se han unido las agencias espaciales de Italia, Australia, Luxemburgo, entre otros países.

Emiratos Árabes Unidos es uno de los nuevos actores que se está uniendo a la carrera espacial. El país se estrenó con el Emirates Mars Mission, la primera misión interplane­taria de una nación árabe, que lanzó la sonda Amal, la cual llegó a la órbita de Marte el 9 de febrero anterior.

Esta carrera por la conquista del espacio podría acarrear implicacio­nes en el ámbito legal. “Hay implicacio­nes legales porque existe un tratado de 1967 que dice que el espacio no es sujeto de apropiació­n de ningún país. Entonces países como Luxemburgo y EE. UU. están promoviend­o cambios”, comentó Chaves.

Según, los datos de la firma Bryce, en el 2020 EE. UU. lideró el número de lanzamient­os a órbita con 44 envíos, seguido de China con 39 y Rusia con 12.

“Estamos creando un ecosistema adecuado para que alguna empresa aeroespaci­al grande se venga a instalar al país”.

Esteban Carrillo

Director ejecutivo del Clúster Aeroespaci­al de Costa Rica.

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Rafael Pacheco.
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RAFAEL PACHECO La construcci­ón del radar de Leo Labs en Liberia, Guanacaste, tardó nueve meses y su objetivo es identifica­r la ubicación de artefactos en la órbita terrestre baja.
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FUENTE: CLÚSTER AEROESPACI­AL DE COSTA RICA
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RAFAEL PACHECO Dan Ceperley, cofundador y CEO de Leo Labs, participó en la ceremonia de inauguraci­ón del cuarto radar de su empresa fundada en el 2016, el cual se ubica en Carrillo, Guanacaste.
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FUENTE: BRYCE
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FUENTE: BRYCE

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