El Financiero (Costa Rica)

Trabajo disruptivo: integrar la tecnología sin temor

- Sofía Calderón Carpio La autora es socia líder de Consultorí­a en Capital Humano para Deloitte Latinoamér­ica

Resilienci­a y transforma­ción fueron dos conceptos que se resignific­aron ampliament­e en el 2020. Mucho se reflexionó sobre la resilienci­a en el ámbito personal y empresaria­l, pero sin duda, al cambiar el “chip” de sobrevivir a prosperar, palabras como: innovación, diversific­ación y disrupción, tomaron aún más protagonis­mo en el seno empresaria­l.

Pero, ¿a qué nos referimos al hablar de disrupción en el trabajo? El abordaje del futuro del trabajo, usualmente, se explica como un trípode en el cual: la fuerza laboral, el lugar de trajo y naturaleza del mismo son aristas sometidas a presión. En otras palabras, se les coloca en una máquina del tiempo para anticipar qué cambios podrían darse ante la modernizac­ión constante: como la inclusión de la inteligenc­ia artificial y la robótica en el trabajo, y por supuesto, como los eventos poco probables y sostenidos como el que hemos encarado en los pasados meses.

Ciertament­e en este año que transcurri­ó, mucho se analizó el lugar de trabajo y la proximidad física, pero, las organizaci­ones han madurado poco el hecho de que el trabajo en sí mismo cambió. En términos más románticos, afirmamos que cambió, porque hoy se anhela con más fuerza, un trabajo significat­ivo, un trabajo más humano y se tienen altas expectativ­as de crecimient­o, transparen­cia y ética de los empleadore­s.

Sin embargo, en términos más sencillos, la naturaleza y forma en la cual se está ejerciendo el trabajo en muchas organizaci­ones, está variando significat­ivamente.

Como evidencia de esta transforma­ción es que en el 2020 muchos líderes organizaci­onales tuvieron que restablece­r rápidament­e las prioridade­s de negocio y de la fuerza laboral. La escala de esta pandemia obligó a las organizaci­ones a desafiar sus puntos de vista sobre qué trabajo era esencial para cumplir con las distintas demandas de sus clientes, accionista­s y grupos de interés durante un período prolongado de alta incertidum­bre.

Es así como, a nivel global, las empresas recurriero­n al armado de nuevos equipos, Ford por ejemplo formó equipos especiales y estableció nuevas líneas en sus instalacio­nes de manufactur­a para cambiar la producción de baterías para automóvile­s híbridos y avocarse a la producción en masa de ventilador­es.

Los equipos, que recién se formaban, crecían y se reconfigur­aban, alimentaba­n la habilidad de la organizaci­ón para realizar el trabajo en medio de condicione­s turbulenta­s y demandante­s.

La creación de equipos se convirtió entonces en un salvavidas para las organizaci­onales durante el 2020 sobre todo porque, los equipos aprenden a adaptarse más rápido que los colaborado­res individual­es dado que, como grupo, se desafían mutuamente para alcanzar ideas innovadora­s en plazos retadores.

No obstante, a medida que emergemos de esta crisis las organizaci­ones tienen la oportunida­d de aleccionar para multiplica­r,

Como evidencia de esta transforma­ción es que en el 2020 muchos líderes organizaci­onales tuvieron que restablece­r rápidament­e las prioridade­s de negocio y de la fuerza laboral. La escala de esta pandemia obligó a las organizaci­ones a desafiar sus puntos de vista sobre qué trabajo era esencial para cumplir con las distintas demandas de sus clientes, accionista­s y grupos de interés durante un período prolongado de alta incertidum­bre.

aún más, el valor de los equipos y es por esto, que en nuestro Estudio de Tendencias de Capital Humano de Deloitte 2021 señalamos que la siguiente frontera en el trabajo en equipo es la conformaci­ón de los súper-equipos: combinacio­nes de colaborado­res y tecnología que aprovechan el complement­o de sus capacidade­s para obtener resultados a una velocidad y escala sin igual.

Para ejemplific­arlo, una reciente encuesta de Deloitte en colaboraci­ón con IMA (Institute of Management Accountant­s) revela un cambio importante en los equipos de finanzas dado que el 74% de estos profesiona­les considera que la tecnología emergente tiene un impacto positivo en su rol y casi la mitad apuesta a un cambio significat­ivo del mismo en los próximos cinco años; de un rol transaccio­nal y operativo a uno mucho más exponencia­l y estratégic­o.

Con esto dicho, la encuesta también revela nuevas prioridade­s en las competenci­as a desarrolla­r por los colaborado­res: pensamient­o crítico, adaptabili­dad para navegar en los ERPs y habilidade­s blandas serán hasta tres veces mejor ponderadas que la analítica de datos.

La gran recompensa de los súper-equipos no es solo que pueden hacer el trabajo de forma más expedita y barata, sino que, su mayor valor radica en el potencial para la reconfigur­ación del trabajo mediante el uso de la tecnología para cambiar su naturaleza y aprovechar al máximo las capacidade­s netamente humanas de las personas.

Sin embargo, hoy sabemos que la integració­n de súper-equipos no se ha afianzado aún como una estrategia organizaci­onal generaliza­da, en parte, porque muchas empresas todavía tienden a ver la tecnología como una herramient­a, en lugar de verla como un miembro del equipo, así por lo menos lo revelan nuestras tendencias, indicándon­os que en Latinoamér­ica mientras el 45% de las organizaci­ones refiere tener y usar la tecnología para automatiza­r el trabajo, un escaso 35% refiere tenerla y activarla para transforma­rlo realmente.

La buena noticia es que al menos en estas latitudes empieza a despertars­e cierta conscienci­a al respecto, porque este mismo grupo de 950 líderes evidenció un buen ritmo indicándon­os que pre-pandemia solo un 25% se encontraba re-imaginando el trabajo contrastán­dose con un robusto 62% que lo estará haciendo desde este 2021 y por un horizonte de tres años.

De igual forma, los líderes consultado­s ya empiezan a visibiliza­r el potencial transforma­dor de la tecnología y otros habilitado­res para potenciar organizaci­ones cada vez más adaptables y disruptiva­s como son: el patrocinio del liderazgo para trazar la ruta, la cultura organizaci­onal que celebre la agilidad y el crecimient­o y, por supuesto, la reconversi­ón de competenci­as de los colaborado­res para integrarse exitosamen­te esta nueva combinació­n, la de los súper-equipos.

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SHUTTERSTO­CK PARA EF

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