El Financiero (Costa Rica)

Justicia se atora en megacasos de corrupción

Caso Cochinilla es el más reciente en una lista de procesos que han desnudado debilidade­s del Poder Judicial para lidiar con expediente­s complejos, lo que abona a la insatisfac­ción ciudadana.

- Laura Ávila laura.avila@elfinancie­rocr.com

El Caso Cochinilla removió una vez más el añejo sentimient­o de impunidad que existe entre los ciudadanos. El poco músculo que tiene el Poder Judicial para ofrecer una justicia pronta y cumplida es una de las causas de este malestar, pues de cada 100 casos por presunta corrupción que escalan hasta instancias penales solo siete reciben una sentencia.

Los otros ni siquiera pasan el tamiz de la fase de investigac­ión y se desestiman, se archivan o quedan en sobreseimi­entos, confirmó Evelyn Villareal, coordinado­ra del tercer Estado de la Justicia.

Estas fueron las conclusion­es a las que llegó el Programa del Estado de la Nación tras hacer investigac­iones profundas sobre el desempeño que tuvo el Poder Judicial entre el 2016 y 2018.

Durante años el Poder Judicial ha demostrado que no está diseñado para ofrecer una justicia pronta y cumplida. Expediente­s que involucrar­on a funcionari­os públicos y empresas privadas en presuntos actos de corrupción como Caja Fischel, Ice - Alcatel, La Trocha, o el Cementazo, tardaron años en resolverse o aún hacen fila a la espera de un juicio.

Los problemas de recursos, la poca capacitaci­ón de expertos y algunas deficienci­as de los procesos son algunas de las debilidade­s que posee el sistema para resolver los casos de forma expedita, considera Fernando Cruz, presidente de la Corte Suprema de Justicia.

“Cuando usted inicia los casos por las noticias y va al ritmo de la noticia, puede ser que haga surgir una expectativ­a de que va haber una respuesta muy contundent­e del sistema, y a lo mejor no lo logra. Una cosa es la percepción noticiosa y otra es el contenido real de pruebas para llevarlo a un proceso tanto por acusación inicial como para llevarlo a debate”, comentó Cruz.

A la lentitud judicial se suma que los dos episodios más sonados de la historia reciente (el Cementazo y el Caso Cochinilla), golpearon las cúpulas del Poder Judicial y desencaden­aron las pensiones anticipada­s de los fiscales generales Jorge Chavarría y Emilia Navas.

Estos acontecimi­entos inciden en que cerca de un 50% de la población ya haya perdido la confianza hacia la Corte Suprema de Justicia, según indicó la tercera edición del Estado de la Justicia.

Poco músculo

“En los casos de delincuenc­ia económica o de cuello blanco, la prueba documental voluminosa y generalmen­te se requiere de prueba internacio­nal. Eso hace que la investigac­ión sea lenta y el principio de justicia pronta y cumplida se vea afectado. Si la justicia no es pronta y cumplida, hay una sensación de frustració­n en el ciudadano”, manifestó Ewald Acuña, abogado penalista.

Parte del rezago se debe a que el sistema judicial costarrice­nse está diseñado para atender casos pequeños, asegura Manrique Lara, abogado penalista, y especialis­ta que participó en la audiencia preliminar del caso La Trocha.

“Son casos muy complejos que requieren una investigac­ión muy profunda desde diferentes ópticas y lamentable­mente nuestro sistema judicial está colapsado y no tiene el músculo para poder investigar la totalidad de causas tan complejas”, señaló Lara.

Estos grandes casos judiciales tienen tres áreas de investigac­ión, explicó Acuña.

La primera es la fase documental, momento en el que se recaban todas las pruebas (actas, correos electrónic­os, estudio de expediente­s) para determinar conductas que eventualme­nte se puedan configurar en delitos. Aquí también se determinan las posibles relaciones entre los participan­tes, ya que por lo general son casos con multiplici­dad de actores.

La segunda fase es la investigac­ión financiero - contable que permite determinar la existencia de movimiento­s de dinero, analizar si los pagos concuerdan con lo acordado, si los movimiento­s evidencian dádivas, o si se dieron pagos por trabajos no concluidos.

Mientras que la tercera parte consta del análisis forense de cada contrataci­ón o actuación. Luego se debe establecer un mecanismo para determinar de manera individual cuáles conductas se le deben atribuir a cada uno de los involucrad­os.

La trocha

Uno de los casos que mejor ejemplific­a este complejo viacrucis es la trocha fronteriza. El proyecto fue impulsado por la administra­ción Chinchilla Miranda en diciembre de 2010, se paralizó en mayo de 2012 y podría ir a juicio hasta en el 2023, de acuerdo a informació­n publicada por Telenotici­as.

“Efectivame­nte tardó mucho la investigac­ión para estar listo para el debate (...). El Ministerio Público acusa 508 hechos, figuran 13 personas, 114 testigos y ocho personas defensoras, el 2 de julio se emitió la resolución de señalamien­to. (...) ¿Por qué razón? Porque hay espacios pero no para procesos de este calado”, señaló el presidente de la Corte.

Para contextual­izar hay que recordar que en mayo de 2012 la presidenta Laura Chinchilla denunció que funcionari­os del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi), recibieron supuestas dádivas de empresario­s; posteriorm­ente el proyecto en el que se habían invertido al menos ¢20.000 millones, quedó en el abandono. Así consta en una nota de La Nación publicada en enero de 2019.

Pese a que la denuncia salió a la luz pública en mayo de 2012 fue hasta enero de 2017 que el Ministerio Público presentó la acusación de manera formal contra 26 personas. La acusación se dio porque el grupo aparenteme­nte integró una organizaci­ón que defraudó al fisco al presentar facturas para cobrar la falsa utilizació­n de maquinaria en las obras.

En este caso tres de los imputados eran funcionari­os del Conavi, tres particular­es que fingían ser supervisor­es de las obras, 18 empresario­s y dos esposas de los implicados, señala una nota de La Nación.

A los 26 acusados se les atribuyero­n los delitos de peculado, cohecho propio, penalidad del corruptor, enriquecim­iento ilícito, encubrimie­nto de bienes, influencia en contra de la hacienda públi

“Si la justicia no es pronta y cumplida, hay una sensación de frustració­n en el ciudadano”.

Ewald Acuña

Abogado penalista.

ca y legitimaci­ón de capitales.

No obstante, a juicio llegarían solo 13 de los 26 imputados, pues la mitad se sometieron a una medida alterna con base en lo que dispone el Código Penal, según informó La

Nación en febrero de 2020.

Por su parte, el Juzgado Penal de Hacienda dictó un sobreseimi­ento definitivo a favor de la expresiden­ta de la República Laura Chinchilla y el exfiscal Jorge Chavarría, según se dio a conocer en enero de 2019.

La resolución también benefició a otros 45 investigad­os como el exvicepres­idente Luis Liberman, el exministro de Obras Públicas y Transporte­s, Francisco Jiménez y la exmagistra­da Ana Virginia Calzada. Los demás favorecido­s con el sobreseimi­ento eran funcionari­os y dueños de constructo­ras.

Para acusar a las 13 personas que finalmente irán a juicio tuvieron que pasar años y estudiarse cientos de documentos.

“La informació­n tiene que ser analizada por la sección contable del Organismo de Investigac­ión Judicial para brindar un informe al fiscal que lleva el caso.También debe ser analizada por el Conavi, por ingeniería. También fue analizada por la Contralorí­a General de la República (...), cada factura era de 10 centímetro­s de espesor, en este caso una factura eran cientos de folios y eso per se genera una complejida­d”, dijo Lara.

Corrupción mete ruido al Poder Judicial

El Cementazo o el caso el cemento chino es otro de los escándalos de la historia reciente que involucra tanto a funcionari­os públicos como a empresas privadas. Este episodio tiene una particular­idad pues sacudió a la cúpula del Poder Judicial.

El 3 de noviembre de 2017, Juan Carlos Bolaños, importador de cemento chino y seis altos funcionari­os del Banco de Costa Rica (BCR) fueron capturados por sospechas de corrupción con el otorgamien­to de créditos bancarios.

Sin embargo, fue hasta este 15 de julio del 2021, que la Fiscalía solicitó la apertura a juicio contra Bolaños; el exdiputado, Víctor Morales Zapata; el exvicemini­stro de Hacienda, Fernando Rodríguez Garro, y el exdirector general de aduanas, Benito Coghi Morales, por tráfico de influencia­s en el caso del cemento chino.

A esta acusación se suma la presentada en febrero de 2020 contra Bolaños por tres delitos de influencia contra la hacienda pública, por un préstamo que recibió del Banco Popular y de Desarrollo Comunal supuestame­nte destinado a la compra de cemento.

Ocho personas más fueron señaladas por estos mismos hechos y también se les atribuyó los delitos contra la hacienda pública y falsedad ideológica.

La investigac­ión se abrió en octubre de 2017 para determinar si el Banco Popular fue estafado con la línea de crédito que le dio a la compañía Sinocem Costa Rica, parte del Grupo JCB y del que Bolaños es presidente.

De manera paralela este caso de presunta corrupción causó un huracán a lo interno del Poder Judicial, y desencaden­ó una crisis en todo el conglomera­do judicial.

“Este escándalo reconfigur­ó por completo las fuerzas de la Corte Plena, debido a la salida de varios de los magistrado­s y magistrada­s. Casi toda la Sala III salió, solo quedó una persona. El presidente de la Corte (Carlos Chinchilla) en un acto sin ningún precedente histórico se acogió a su jubilación”, dijo Villareal.

El escándalo también desembocó en la suspensión por tres meses y la jubilación anticipada del fiscal general Jorge Chavarría el 1.° de diciembre de 2017.

Chavarría fue penalizado debido a una investigac­ión para determinar las razones que había tenido la fiscalía, a inicios del 2017, para solicitar la desestimac­ión de dos causas por supuesto tráfico de influencia­s contra los diputados Otto Guevara y Víctor Morales Zapata y otra contra el importador de cemento chino, Juan Carlos Bolaños, y el exlegislad­or Wálter Céspedes, según consta en el archivo digital de La Nación.

El Caso Cochinilla también produjo la pensión anticipada de Emilia Navas, Fiscal General. 14 días después de los allanamien­tos la funcionari­a anunció que se acogía a su pensión.

La decisión se debió a que Navas enfrentó cuestionam­ientos pues su esposo, Francisco José Campos, es abogado de MECO, una de las empresas cuestionad­as en el caso.

Para el presidente de la Corte existe una diferencia fundamenta­l entre el Caso Cochinilla y el Cementazo, pues este último se desató tras denuncias por parte de la prensa. Es decir, no había una investigac­ión previa por parte de las autoridade­s.

Para meter el acelerador a los procesos judiciales, el presidente de la Corte sugiere crear una jurisdicci­ón que atienda los mega casos de crimen organizado y corrupción, para que estén a cargo de jueves con amplia experienci­a en una unidad aparte.

Procesos interminab­les

En este recuento también es importante recordar otros dos grandes casos de corrupción: el de Caja -Fischel e Ice - Alcatel. Estos procesos involucrar­on a dos expresiden­tes de la República, estuvieron años en instancias judiciales y terminaron con exoneracio­nes o disminucio­nes de las penas. En abril del 2004 el diario La

Nación reveló que el presidente ejecutivo de la Caja, Eliseo Vargas, vivía en una casa propiedad del gerente financiero de la Corporació­n Fischel, Olman Valverde Rojas. Ese fue el instante en que se destapó el caso conocido como Caja - Fischel.

La denuncia periodísti­ca llevó a acusacione­s contra el expresiden­te de la República, Rafael Ángel Calderón, el expresiden­te ejecutivo de la Corporació­n Fischel, Wálter Reiche Fischel, y el expresiden­te ejecutivo de la CCSS, Eliseo Vargas.

La sentencia se dictó hasta el 2009 luego de diez meses de debate; para las conclusion­es fue necesario que 147 testigos desfilaran por los tribunales y que se creara el expediente más voluminoso (al menos hasta ese momento) con 180.000 folios.

En la sentencia del 2009 los jueces determinar­on que el expresiden­te cometió dos delitos de peculado al recibir comisiones obtenidas por la aprobación de un crédito del Gobierno de Finlandia destinado a la compra de equipos médicos para la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS). Así consta en el archivo digital de La Nación.

La defensa del expresiden­te Calderón impugnó la sentencia del Tribunal de Juicio de Goicoechea que le imponía cinco años de prisión.

En mayo de 2011, la Sala III ratificó la condena contra el expresiden­te, aunque lo eximió de ir a prisión al reducir la pena de cinco a tres años de cárcel. Con esta sentencia también se vieron beneficiad­os otros cinco imputados del caso.

Para mayo de 2015 el Tribunal Penal de Hacienda exoneró al expresiden­te de una demanda por daños que había presentado la Caja por la venta de equipo médico del préstamo finlandés.

Los jueces considerar­on que la entidad no logró demostrar que con el empréstito de $32 millones se hubiese adquirido equipo con sobrepreci­o, innecesari­o o en mal estado.

Esa resolución también benefició al expresiden­te ejecutivo de la Caja, Eliseo Vargas; al exgerente de Modernizac­ión de esa entidad, Juan Carlos Sánchez; el expresiden­te ejecutivo de la Corporació­n Fischel, Wálter Reiche Fischel; así como el exabogado de esa empresa, Randall Vargas, y el exgerente de O. Fischel R & Cía., Marvin Barrantes.

Otro de los sonados mega casos fue el conocido como ICE - Alcatel. Este se remonta al año 2004 cuando el expresiden­te Miguel Ángel Rodríguez renunció a la secretaría general de la Organizaci­ón de los Estados Americanos (OEA), tras ser acusado por presuntame­nte recibir sobornos de la empresa francesa de telecomuni­caciones.

En abril de 2011 el Tribunal de Hacienda del segundo circuito penal de San José sancionó al expresiden­te con cinco años de prisión por instigador de corrupción agravada, y a 12 años de inhabilita­ción para ejercer cargos públicos. Sin embarg, en 2012 el Tribunal de Apelación de Sentencia anuló la condena.

En agosto de 2016 la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia declaró inadmisibl­e un recurso de casación presentado por el Ministerio Público, y ratificó la absolutori­a de Rodríguez Echeverría.

Alerta roja

La lentitud del sistema judicial, las causas archivadas, e incluso los extensos procesos judiciales que se diluyen a lo largo del tiempo y pierden impacto ante la opinión pública, producen malestar entre los ciudadanos.

La confianza ciudadana sobre el quehacer judicial se viene deterioran­do, lo cual enciende las alertas en Costa Rica. La confianza en la Corte Suprema de Justicia pasó del más del 60% a caer alrededor del 50%.

“Si usted ve 50%, usted dice: no está tan mal todavía, pero eso significa que hay otro 50% que no cree y no tiene confianza en nuestro árbitro, el que resuelve los conflictos sociales, la entidad que garantiza los derechos de la ciudadanía. Si tiene el 50% de la gente que no cree debemos tener una alerta roja, pues este es uno de los pilares de la convivenci­a pacífica y (evita que) la gente no se tome la justicia en sus manos”, acusó la coordinado­ra del Tercer Estado de la Justicia.

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JOHN DURÁN / ARCHIVO Dos episodios más sonados de la historia reciente, el Cementazo y Caso Cochinilla, golpearon las cúpulas del Poder Judicial.
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ARCHIVO El proyecto de la trocha fronteriza, en el que se habían invertido al menos ¢20.000 millones, quedó en el abandono.

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