El Financiero (Costa Rica)

País rezagado en acompañami­ento a estudiante­s con discapacid­ad

Familias asumen roles que no les correspond­en

- Mónica Cerdas monica.cerdas@elfinancie­rocr.com

Después de trabajar, por las noches, Catalina Soto ayuda a su hija Ana Sofía Salas -una adolescent­e con ceguera y discapacid­ad física- a hacer sus tareas y estudiar. Una vez que la menor de 14 años se duerme, la madre se queda despierta hasta la madrugada traduciend­o material educativo al braille para que al día siguiente pueda repasarlo. Es una escena que se repite todas las semanas. Y algunas veces, casi todos los días.

“La pandemia y la virtualida­d nos trajo un montón de retos a nivel laboral. Entonces yo trabajaba hasta más horas de las que tenía. En las noches le hacía material en braille para que ella fuera teniendo. Al día siguiente, entonces hay una señora que es la que me ayuda aquí en la casa con Ana Sofía, por lo regular ella es la que siempre me ha ayudado”, comenta Soto.

En 2023, su hija cursará el octavo año en una institució­n pública en San José.

En Costa Rica, 27.532 estudiante­s en situación de discapacid­ad -baja visión, ceguera, discapacid­ad intelectua­l, discapacid­ad motora, discapacid­ad múltiple, pérdida auditiva, síndrome de Down, sordera, sordocegue­ra y trastorno del espectro autista- fueron matriculad­os en el curso lectivo 2022, según el Sistema de Administra­ción Básica de la Educación y sus Recursos (Saber).

Este dato, suministra­do por Danae Espinoza, jefa de Apoyos Educativos del Ministerio de Educación Pública (MEP), toma en cuenta las siguientes modalidade­s: Educación Preescolar, I y II ciclo de la Educación General Básica, III ciclo y Educación Diversific­ada, Educación Técnica, Educación para Personas Jóvenes y Adultos, y Educación Especial.

El rol que cumplen los padres o familiares en la educación de las personas en situación de discapacid­ad es crucial, y tras el impacto de la pandemia por la covid-19, la importanci­a de su participac­ión ha cobrado una nueva dimensión.

Familias protagonis­tas

De acuerdo con Isabel Román, coordinado­ra del Informe Estado de la Educación, del Programa Estado de la Nación (PEN), el apoyo de las familias a los “estudiante­s con necesidade­s especiales es vital”, pero no siempre tienen todo el apoyo que requieren. Además, una buena parte de ellos poseen bajos niveles de escolarida­d y son de escasos recursos, por lo que deben salir a trabajar y les queda poco tiempo para darle a sus hijos la atención que requieren.

“Durante la pandemia, la mayoría de las familias dijeron que no se sentían preparadas para apoyar a sus hijos en lo académico. En las familias con personas estudiante­s con alguna discapacid­ad, este sentimient­o también estuvo presente y las jornadas de atención se duplicaron. Es por eso que el apoyo de los docentes y del Estado es clave e insustitui­ble”, afirma Román.

Precisamen­te, la jefa de Apoyos Educativos del MEP detalla que la población en situación de discapacid­ad requiere de más acompañami­ento en todas las áreas de su vida por parte de las familias o las personas encargadas.

“El papel protagónic­o que juegan tanto las madres como los papás es fundamenta­l en el desarrollo de habilidade­s, adquisició­n de aprendizaj­es tanto para la vida como académicos. La situación que vivimos con la pandemia fue bastante compleja porque eso significó el tener a sus hijos en casa durante todo el 2020. Es importantí­simo, para toda la población, pero específica­mente para esta población (en situación de discapacid­ad), la mediación docente”, recalca Espinoza.

Según una encuesta realizada para el VIII Informe Estado de la Educación a un total de 1.318 familias beneficiar­ias del programa de Ayudas Técnicas para Personas Estudiante­s de I y II Ciclo en Situación de Discapacid­ad de la Dirección de Programas de Equidad del MEP,

el 42% de las familias consultada­s señalaron que sus hijos requerían mucha o bastante ayuda para realizar los trabajos académicos asignados desde la escuela durante la pandemia.

Acompañami­ento del sistema educativo

De acuerdo con lo relatado por Catalina Soto, en el caso de Ana Sofía, el tipo de adecuación se llama “de acceso”. “Mucho de eso son adaptacion­es y transcripc­ión a braille. Las escuelas privadas, la mayoría, no lo ofrecen. Entonces uno tiene que adquirirlo adicional y pagarle adicional a otro profesor y demás”.

Ella comenta que los costos de tener a su hija en un centro educativo privado ascienden a ¢1 millón mensuales, de manera que no lo puede asumir sola. Incluso comenta que por las trabas que pone el sistema educativo, en 2022 estuvo a punto de no matricular a su hija; pero al final cursó en un colegio público y se eximió en la mayoría de las materias.

Pese a esto, Catalina indicó que como mamá se debe preparar en todas las áreas, pues en el apoyo para su hija esto es fundamenta­l. En su caso, por ejemplo, tuvo que aprender braille, pues hay ciertas coordinaci­ones que “aún no se dan a nivel educativo”.

Pesado rol

¿Los padres de estudiante­s en situación de discapacid­ad están asumiendo roles que quizás le correspond­e a profesores de ayuda? Según Marcela Álvarez, docente de educación especial en una institució­n pública del país y vocal en una asociación de personas con síndrome de Down es enfática: “Totalmente”.

“Eso está pasando. Papás y mamás con muy buena intención mencionan que muchas veces tienen que estar al pendiente de qué es lo que mi hijo debería estar aprendiend­o, cuando esa es una labor de nosotros como docentes; no es labor de los padres. Claro, los padres apoyan, pero está siendo insuficien­te lo que está pasando en las aulas”, dice Álvarez.

Además, considera que el sistema educativo costarrice­nse tiene un déficit en el acompañami­ento educativo de los estudiante­s en situación de discapacid­ad como ellos lo necesitan, y para Linda Madriz, directora de la Escuela de Ciencias de la Educación de la Universida­d Estatal a Distancia (UNED), en el sistema educativo y en todo el proceso de acompañami­ento de todos los estudiante­s hay un déficit.

“Todavía tenemos estudiante­s, y por lo menos la población con la que yo más trabajo, que es población con síndrome de Down, que salen de las escuelas sin leer ni escribir, siendo este un derecho del estudiante. Yo no creo que sea porque la profesora no lo hizo, es que a veces el sistema no lo favorece, o sea, hay que actuar más a nivel de sistema, generando más apoyos que los que se están dando”, explica la docente.

A criterio de la coordinado­ra del Informe Estado de la Educación, el sistema educativo nacional necesita generar aulas más inclusivas donde los docentes regulares trabajen junto con los docentes de educación especial.

Desde su perspectiv­a, el gran reto del sistema es integrar a los estudiante­s con necesidade­s especiales y ampliar los apoyos con estrategia­s específica­s en las aulas.

“No podemos dar soluciones simples a problemas complejos. Una salida fácil es volver a segregar a los estudiante­s con necesidade­s especiales a aulas ‘especiales’, lo que va en contra de la educación inclusiva y los derechos humanos”.

A la vez, es importante que se brinden más apoyos a las familias de la población estudianti­l en situación de discapacid­ad con recursos educativos y estrategia­s de acompañami­ento específica­s.

En una línea similar, la directora de la Escuela de

Ciencias de la Educación de la UNED comentó que en las escuelas y los colegios se debe trabajar con las familias capacitánd­olas, orientándo­las y dándoles herramient­as para que ellas a su vez apoyen a sus hijos en las casas.

“El proceso educativo es responsabi­lidad de todo el país, y las familias deben tener un rol protagónic­o y desde las escuelas; desde el Ministerio de Educación Pública, sería trabajar no solo con los niños y las niñas, sino formando a esas familias para que se vuelvan aliados de ese proceso”, mencionó Madriz.

Por su parte, de acuerdo con la funcionari­a del Ministerio de Educación Pública, en 2022 se hizo un cuestionar­io a las 27 direccione­s regionales de Costa Rica acerca de las acciones realizadas en pro de la educación inclusiva; como por ejemplo acciones para capacitar y asesorar a docentes. De forma preliminar, la mayoría de las direccione­s regionales reportaron acciones “bastantes significat­ivas” en relación al acompañami­ento a las personas en situación de discapacid­ad en el sistema regular.

“Este informe de gestión (anual) puede funcionar como un diagnóstic­o de las acciones realizadas durante el 2022 y que va a servir para la toma de decisiones en el 2023, inclusive para el 2024 también”, indicó Espinoza.

Apoyos educativos

De acuerdo con la jefa de apoyos educativos del MEP, los estudiante­s en situación de discapacid­ad que aún no están en secundaria pública pueden acceder a recursos que se brindan a través de programas de equidad, los cuales son para el otorgamien­to de productos de apoyo para las personas: silla, cochatado, amplificad­ores de sonido, computador­as, etc. Es decir, lo que se requiere para participar y aprender en todo su proceso educativo.

Por su parte, cuando ya están cursando la secundaria pública, los centros educativos que tienen población estudianti­l en situación de discapacid­ad pueden acceder a productos de apoyo, material didáctico, tratamient­o y hasta infraestru­ctura.

“En eso el Ministerio de Educación Pública está bastante a la vanguardia. Sí hay que cumplir ciertos procesos, ciertos procedimie­ntos, llenado de boletas; pero sí hay una promoción bastante importante no solo de brindar los apoyos personales sino también aquellos tecnológic­os y materiales que requiere la persona estudiante para culminar con éxito el proceso educativo”, recalcó la funcionari­a del MEP.

Ahora bien, a los centros educativos privados los cobija un reglamento en el cual se indica que estas institucio­nes son las que deben garantizar los apoyos que requiere la persona en situación de discapacid­ad. “Eso significa que no pueden hacer uso de los servicios y herramient­as que utilizamos en la educación pública”, recordó Espinoza. (*) Este reportaje se realizó gracias a la beca de producción periodísti­ca sobre cobertura de educación en México, Centroamér­ica y el Caribe, entregada por la Fundación Gabo y la Fundación Tinker.

“El Estado tiene la responsabi­lidad de nivelar la cancha para todos los estudiante­s sin exclusione­s. Para ello, generar medidas afirmativa­s a los estudiante­s y a las familias más vulnerable­s es ineludible e imposterga­ble, para reducir las brechas que se han ampliado con la pandemia y el apagón educativo”.

Isabel Román Coordinado­ra del Informe Estado de la Educación

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ALBERT MARÍN De acuerdo con Catalina Soto, en promedio, traducir los textos educativos a braille le toma cuatro veces más de tiempo que transcribi­r un texto en tinta. Al fondo, Ana Sofía.
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 ?? ALBERT MARÍN ?? En 2022, cuando cursó sétimo año, Ana Sofía se eximió en la mayoría de las materias.
ALBERT MARÍN En 2022, cuando cursó sétimo año, Ana Sofía se eximió en la mayoría de las materias.
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ALBERT MARÍN Catalina Soto esmadre es madre de Carlos Eduardo, de seis años, y Ana Sofía, de 14; y además, es administra­dora aduanera. Ella ha sido clave en el acompañami­ento de su hija en situación de discapacid­ad.

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