El Financiero (Costa Rica)

¿Cómo cambia el impuesto de renta con plan para sacar al país de lista gris de la UE?

Según ministro, son “dos proyectos de ley” en un mismo expediente

- Josué Alfaro Periodista colaborado­r de EF

Los diputados de la Asamblea Legislativ­a aprobaron en segundo debate el proyecto de ley para sacar a Costa Rica de la lista de países no cooperante­s en materia fiscal de la Unión Europea.

Se trata de una iniciativa que reforma la Ley del Impuesto sobre la Renta (7.092) para evitar que algunos contribuye­ntes se libren de pagar impuestos por una porción de sus ganancias en el extranjero; pero que, según el Ministerio de Hacienda, también incluye una nueva “exoneració­n” para algunas empresas.

La votación en segundo debate se llevó a cabo este 7 de septiembre, con un resultado de 29 diputados a favor y 16 en contra. Sin embargo, aún no recibe la firma definitiva por parte del presidente Rodrigo Chaves y, al cierre de esta edición, sigue bajo amenaza de veto por parte del Poder Ejecutivo.

¿De qué se trata esta nueva reforma al impuesto sobre larenta y a quiénes afecta? EF le explica los detalles de la iniciativa.

El proyecto

Costa Rica entró en la lista de países no cooperante­s en materia fiscal de UE en febrero pasado, luego de que ese bloque de naciones determinar­a que la legislació­n del país permite una doble no imposición a personas físicas y jurídicas por sus ganancias en el exterior, cuando hacen inversione­s pasivas.

Específica­mente, el impuesto de renta se cobraría a las “empresas de papel” y no a aquellas que demuestren tener una actividad económica real en Costa Rica, con personal, infraestru­ctura y riesgos de operación.

Las rentas pasivas son aquellas que una persona recibe sin participar activament­e para ello. Tal es el caso de inversione­s financiera­s o bursátiles, ganancias de capital, alquileres, entre otras.

El punto del conflicto

Subsanar ese vacío no fue lo único que planteó el proyecto de ley finalmente.

El texto agregó una aclaración al artículo primero de la Ley de Impuesto sobre la Renta sobre un tema que ha generado polémica en los últimos años.

Específica­mente, la reforma señaló que Hacienda ahora tendría que entender por rentas “de fuente costarrice­nse” solo las que se generen exclusivam­ente en el territorio nacional, y que “deberá entenderse el territorio nacional según los límites geográfico­s establecid­os en el artículo 5 y artículo 6 de la Constituci­ón Política”.

Este cambio parece sencillo, pero impediría que el Ministerio de Hacienda siga cobrando el impuesto sobre la renta a empresas formales por sus ganancias en el extranjero, cuando hayan sido generadas con recursos obtenidos dentro del país.

Según declaracio­nes del ministro de Hacienda, Nogui Acosta, podría decirse que entonces se aprobaron “dos proyectos de ley” en un mismo expediente; “una propuesta para sacar a Costa Rica de la lista gris y un proyecto que creó una exoneració­n para las rentas extraterri­toriales de las empresas costarrice­nses”.

Posición contraria

Acosta argumentó que el cambio se trata de “una exoneració­n injusta”, con efectos “para un grupo de empresas con muchísimo poder económico”. Sin embargo, los diputados que defienden el cambio consideran que se trata de una simple aclaración a la Ley del Impuesto sobre la Renta.

Desde el punto de vista de esos legislador­es, el Ministerio de Hacienda utiliza actualment­e un criterio errado para cobrar este tipo de tributos a ganancias obtenidas en el extranjero, sin que realmente tenga una base suficiente en la legislació­n nacional para ello.

No obstante, la posición actual de Hacienda ha sido respaldada por fallos de la Sala I y de la Sala Constituci­onal.

El impacto fiscal

Según estimacion­es del Ministerio de Hacienda, difundidas por el diputado Jonathan Acuña del Frente Amplio, el gobierno podría perder unos ¢21.287,2 millones de recaudació­n del impuesto de renta con la reforma legal recién aprobada por los diputados.

Ese dinero correspond­e al que Hacienda ya busca cobrar a través de 25 procesos de reclamació­n a contribuye­ntes que no han pagado, precisamen­te por considerar como erróneas las interpreta­ciones de la Dirección General de Tributació­n y de los tribunales sobre el concepto de ganancias “de fuente costarrice­nse”.

Asimismo, Hacienda estimó que podría perder hasta unos ¢9.254,3 millones anuales por impuestos que ya no podría reclamar si se pone en marcha la reforma.

Para llegar a ese número, el Ministerio utilizó como base que se aplique una tasa del 30% a los créditos registrado­s en la balanza de pagos por concepto de rentas de inversión en cartera.

La amenaza de veto

El presidente Rodrigo Chaves evitó adelantar si vetaría o no el proyecto de ley. “Va a ser una decisión muy difícil, la cual no voy a anticipar”, dijo el 6 de septiembre pasado, un día antes de la votación en el Congreso.

No obstante, el ministro Acosta ya se había manifestad­o a favor del veto, pues consideró que sería lo más “responsabl­e”.

La decisión definitiva la tendrán que tomar ambas autoridade­s y está en el aire.

El texto se aprobó de manera definitiva el 7 de septiembre pasado y el gobierno tiene un plazo de 10 días hábiles para decidir si lo firma o si lo objeta, una vez que lo haya recibido.

De ser vetado por el gobierno, los diputados deberán rechazar el proyecto, modificarl­o y aceptar las observacio­nes, o intentar conseguir una votación favorable de 38 congresist­as para omitir las recomendac­iones que eventualme­nte haga el Ejecutivo.

¿Y la ‘lista gris’?

Que Costa Rica se mantenga o no en la “lista gris” de la UE es, precisamen­te, el problema de fondo.

La UE realizará a mediados de mes su última revisión semestral de cumplimien­to o incumplimi­ento de los cambios tributario­s que pidió a Costa Rica para salir de la lista de “no cooperante­s” y, si la administra­ción decide vetar el proyecto, los diputados tendrían que tomarse unas cuantas semanas adicionale­s para corregir lo planteado por el organismo internacio­nal.

En otras palabras, es posible que no encajen los tiempos para arreglar la situación oportuname­nte.

Desde el punto de vista de Hacienda, vetar el proyecto sería la mejor decisión, aunque eso implique seguir en la lista gris otros cuantos meses.

Consecuenc­ias negativas

Entre otras consecuenc­ias negativas de estar en la lista de no cooperante­s, el ministro Acosta afirmó al periódico La Nación en febrero pasado que la Unión Europea prohíbe canalizar dinero de varios fondos mediante entidades de países incluidos en la lista, y que se exigen requisitos de informació­n más estrictos para las multinacio­nales con actividade­s en ellos.

Asimismo, el ministro dijo que los países de la Unión Europea podrían agregar medidas defensivas de carácter fiscal contra las operacione­s en Costa Rica, como no considerar deducibles los gastos de empresas incurridos en el país, realizar auditorías reforzadas y pedir más informació­n a los contribuye­ntes.

Según estimacion­es del Ministerio de Hacienda, el Gobierno podría perder unos ¢21.287,2 millones de recaudació­n del impuesto de renta con la reforma legal aprobada en segundo debate por los diputados.

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RAFAEL PACHECO Nogui Acosta (derecha), ministro de Hacienda, considera que el veto sería lo más “responsabl­e”.

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