El Financiero (Costa Rica)

Tipo de cambio se mantuvo bajo durante época ‘seca’ de dólares

En noviembre arranca temporada de más oferta: ¿seguirá bajando?

- Luis Cardoce Oconitrill­o luis.cardoce@elfinancie­rocr.com

El 2023 probableme­nte vaya a ser conocido como uno de los años que mayor oferta de dólares ha tenido. Como consecuenc­ia, el tipo de cambio se ha mantenido en niveles bajos, en comparació­n con años anteriores. En setiembre, la divisa llegó a tasarse en su precio más bajo desde el 2015, alrededor de ¢533, ya muy lejos de los ¢700 que tocó en junio del 2022.

La abundancia de dólares se ha dado incluso en una “estación seca”, como la actual, en la que suele bajar la oferta de la moneda estadounid­ense, un factor que tiende a ayudar a que el tipo de cambio aumente.

Esas presiones al alza, típicas de estos meses, sin embargo, han sido opacadas por un mayor volumen de dólares que fluye y que ha introducid­o cambios en el ciclo de la divisa.

Estación no tan seca

En el mercado cambiario hay un fenómeno conocido como la estacional­idad. Las estacional­idades son periodos en los que el mercado de divisas tiende a comportars­e de una manera similar en cada año.

Estos comportami­entos no son categórico­s; es decir, no por estar dentro de una estación en particular el tipo de cambio va a subir o bajar como respuesta directa al mes en el que se encuentre. Sin embargo, sí pueden verse como un periodo en el que la tendencia de mayor o menor oferta de divisas tiene un impacto sobre la cotización del dólar.

Dichas estacional­idades responden a las caracterís­ticas de la economía costarrice­nse. Por ejemplo, en la época alta de turismo aumenta el flujo de divisas que traen los vacacionis­tas. Algo similar ocurre con la estacional­idad de las cosechas, como la del café, la cual le genera un ingreso importante de dólares al país. Estas dos temporadas coinciden en un par de meses, especialme­nte hacia finales y principios de año.

De forma simplifica­da, entre mayo y octubre suele haber una menor oferta de divisas, mientras que de noviembre a abril el dólar se mueve en mayores volúmenes.

Estos fenómenos se observan por medio de los superávits de divisas en las ventanilla­s de los intermedia­rios financiero­s; es decir, en el nivel en el que el público cambia más dólares por colones.

Sin embargo, este 2023, si bien ha mostrado disminucio­nes relativas en los superávits, congruente­s con los meses de la estación más “seca” en los que nos encontramo­s, los volúmenes de oferta han sido ampliament­e superiores a los de años previos.

Según cálculos hechos por el Banco Central de Costa Rica (BCCR), el superávit en ventanilla­s de agosto fue de $532 millones, superando en un 41% al que se observó en el mismo lapso del 2022 ($376 millones).

“Lo que estamos viendo en cuanto a ese cambio de la ciclicidad es que los volúmenes que se manejan, particular­mente en sobrantes del mercado de ventanilla­s, sí están superando en mucho el promedio que teníamos de previo, y ahora es muy común ver montos de $40, $50 y hasta $80 millones en un solo día”, dice Vidal Villalobos, asesor financiero de Prival.

Mayor abundancia

Ante este fenómeno, vale la pena preguntars­e: ¿vino esta abundancia para quedarse? Aunque no es algo fácil de responder, el análisis debería comenzar por las razones que han propiciado ese exceso de dólares, y separar las que son coyuntural­es de las que podrían volverse permanente­s.

En ese sentido, lo primero que habría que hacer es descartar el factor de las tasas de interés. El alto premio por ahorrar e invertir en colones que ha ayudado a mantener el colón fuerte no debería perpetuars­e, especialme­nte con la mejora inflaciona­ria que ha registrado el país durante este 2023, considera Rodrigo Cubero, expresiden­te del BCCR.

De hecho, aunque las tasas del Central siguen en terreno restrictiv­o, el premio de apostar por la moneda nacional ya ronda el cero.

El mismo descarte podría hacerse con la caída en el precio de las materias primas importadas, la cual ayudó a que la demanda de dólares no fuera tan alta y le restó fuerza a las presiones al alza en el tipo de cambio. Algunas de estas reversione­s ya son observable­s, como en el aumento del precio de los combustibl­es.

Por otro lado, la inversión extranjera sí podría mantenerse alta por los próximos años, perpetuand­o la mayor oferta de divisas. Esto se debe al éxito que ha tenido el país en la atracción de empresas transnacio­nales.

El crecimient­o de este tipo de negocios es fácilmente observable a través del Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE), el cual en julio pasado creció a una tasa alta del 18,6% interanual para este régimen.

Su efecto en el mercado cambiario tiene que ver con la cantidad de dólares que estas empresas traen al país, no solo por la inversión inicial, sino también por los pagos que periódicam­ente deben hacer a sus proveedore­s y empleados. En otras palabras, el país tiene un flujo constante de dólares, el cual aumenta en las quincenas y cierres de trimestres, y que viene de fuera y termina inevitable­mente por colonizars­e en mayor o menor medida.

“Esa es inversión extranjera que llegó para quedarse en el país y que se va a mantener muchísimo tiempo; no es una inversión especulati­va”, explica Villalobos.

La permanenci­a de estos flujos no significa que las estacional­idades vayan a desaparece­r; al menos no se puede decir a ciencia cierta, principalm­ente porque los flujos de temporada alta de turismo y cosechas seguirán influyendo en la oferta de dólares con la misma periodicid­ad.

No obstante, de mantenerse, en las temporadas bajas el dólar fluiría en mayores volúmenes, en relación con lo que estaba acostumbra­do el país anteriorme­nte.

¿Qué esperar en lo que resta del año?

Saber en qué nivel va a cerrar el tipo de cambio es una tarea poco realista, especialme­nte en un año tan impredecib­le. Sin embargo, preste atención a estos fenómenos que le comentaron Villalobos y Cubero a este medio, para determinar qué podría poner presión hacia el alza y hacia la baja en el precio del dólar.

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